El Juicio de Paris - Rubens

1,99 x 3,79 mts.
Óleo sobre lienzo
El juicio de Paris (hacia 1639)
Pedro Pablo Rubens (1577-1640)
Pintura Flamenca (s. XVII)

Es éste uno de los abundantes temas mitológicos que Rubens pintó para el rey Felipe IV y también una de sus últimas pinturas, realizada un año antes de su muerte cuando ya padecía muy dolorosamente la enfermedad de gota.

El tema que se relata en el cuadro es el del Juicio de Paris, aquel joven que tuvo que decidir cuál de tres diosas: Juno, Minerva y Venus, era la más bella. Según la mitología, la diosa de la Discordia había exigido a Júpiter que diera una manzana de la que le hizo entrega -desde luego "la de la discordia"- a la más bella de las diosas. Júpiter entendió lo peligroso de la tarea y envió con la manzana a su mensajero, su hijo el dios Mercurio, para que buscara un mortal que hiciera la elección: recayó en un hijo del rey de Troya llamado Paris.

Aquí Mercurio aparece entregándole la manzana y mostrándole a las tres finalistas. Se les puede reconocer por los símbolos que les acompañan: la de la izquierda es Minerva y tiene en el suelo lechuza, casco y escudo; la de la derecha es Juno y le acompaña su pavo real; y la del centro es Venus a cuya pierna se aprieta un amorcillo.

La ganadora fue Venus, y por eso aparece sobre ella otro amorcillo con la corona de la victoria. Como diosa de la belleza y del amor, pudo premiar la elección de Paris otorgándole el amor de la más bella mujer del mundo. Ésta era Helena y estaba casada con el rey griego Menelao; su rapto por Paris motivó según la mitología el comienzo de la guerra de Troya, cuando el esposo y otros reyes de la parte griega del continente quisieron rescatarla.

Una vez más, Rubens utilizó como modelo femenino a su segunda esposa Elena Fourment, mucho más joven que él y de un tipo físico carnoso y rosado que se fue poniendo de moda gracias a las pinturas de esta última época del pintor.

Este cuadro, junto con otros de las Colecciones Reales en los que existían desnudos, estuvo guardado, desde el reinado de Carlos III que los consideraba pecaminosos, en unas salas secretas de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. De allí vinieron al Museo que creó su nieto Fernando VII en 1819.