Cosas de la historia
Las cuentas del Gran Capitán

Hay dos personajes históricos por los que siento especial predilección, uno de ellos es Rodrigo Díaz de Vivar, llamado El Cid Campeador y el otro es Gonzalo Fernández de Córdoba llamado El Gran Capitán.

La expresión las cuentas del Gran Capitán se utiliza cuando se quiere dar a entender lo exorbitante de las partidas de unas cuentas hechas arbitrariamente y sin la correspondiente justificación.

Nuestro personaje lleva el sobrenombre de Gran Capitan no por merecimientos de guerra, que los tiene y todos; sino porque así se lo pusieron los franceses que al no tener un cargo similar en su ejercito y por lo tanto en su lengua, lo apodaron con ese nombre que es lo más parecido que tenían en francés.

Gonzalo Fernández de Córdoba, nació en Montilla (Córdoba) en 1 de septiembre de 1453 y falleció en Granada en 2 de diciembre de 1515. Sus restos y los de su segunda esposa fueron inhumados en el crucero frente al Altar Mayor del monasterio de san Jerónimo de Granada. Participó en la guerra de Granada con los Reyes Católicos, y en 1495 fue enviado por Fernando el Católico a Italia para luchar contra los franceses que le disputaban el trono del reino de Nápoles y Sicilia. Durante todo el tiempo que permaneció en Italia, Gonzalo Fernández batió a todos sus enemigos, uno tras otro, obteniendo victorias en Seminarata, Ceriñola (1503) y Garellano (1504). LLevó a cabo un buen gobierno en las zonas bajo su mando y sus hombres lo idolatraban. El rey Fernando le nombró duque de Santangelo y duque de Terranova.

La fidelidad a los Reyes Católicos era total, se cuenta que en una ocasión un enviado de los turcos, fue a hacerle una proposición para luchar junto con ellos, y este se negó aduciendo su calidad de cristiano y la fidelidad a sus monarcas.

No fue el Gran Capitán el creador de los famosos tercios españoles, pero indudablemente fue el iniciador de ellos, reformó las unidades de combate y articuló los diversos elementos como eran la infantería, la caballería y la artillería. Sobre todo introdujo un factor de gran relevancia, y es que al contrario de lo que había sido habitual hasta entonces, creo un ejercito profesional, puesto en pie de guerra los 365 días del año y a sueldo de la Corona.

Como todos los grandes hombres, el Gran Capitán tenía sus enemigos en la corte del rey Fernando, y estos convencieron al rey de que Gonzalo Fernández había dilapidado el dinero. El rey que era pero que muy tacaño, le pidió elaborase los gastos de la guerra en Italia.

Estas famosas cuentas se sabe casi con total seguridad que no son ciertas, pero como tal han pasado a la historia. Del Gran Capitán se conocen otras cuentas, hoy guardadas en el castillo de Simancas (Archivo Nacional) que nada tienen que ver con las que se consignan a continuación.

Las cuentas decían:

• 200.736 ducados y 9 reales, en frailes, monjas y pobres para que rogasen a Dios por la prosperidad de las armas españolas.
• 100 millones en picos, palas y azadones, para enterrar los muertos del adversario.
• 100.000 ducados en guantes perfumados, para preservar a las tropas del mal olor de los cadáveres de los enemigos tendidos en el campo de batalla.
• 170.000 ducados en poner y renovar campanas destruidas con el uso continuo de repicar todos los dias por nuevas victorias conseguidas sobre el enemigo.
• Y 100 millones por mi paciencia en escuchar ayer que el rey pedía cuentas al que le ha regalado un reino.