Exposiciones
Foujia entre Oriente y Occidente

Tsuguharu Foujita (Tokio 1886-Zurich 1968) es una de las figuras más importantes de la denominada Escuela de París, que ha marcado el arte del siglo XX con su personalidad a la vez oriental y de vanguardia, formando parte de los protagonistas que forjarón las transformaciones del arte moderno desde el parisino barrio de Montparnasse.

Dibujante y pintor de una rara finura y una sensibilidad exquisita, Foujita pintó con gracia y genio no sólo figuras femeninas, niños, gatos, sino también paisajes urbanos del viejo barrio parisino, de Bretaña y de la Costa Azul. El artista japones es, al mismo tiempo, un clásico enraizado meticulosamente en la figuración y el dibujo, un visionario ligado a la forma tradicional de representación que él transformó constatemente.

Foujita consigue con su talento excepcional enlazar la modernidad occidental con la tradición japonesa, traduciendo en sus obras el alma de su pais de adopción, Francia, sin olvidar nunca las raices profundas de su Japón natal. Representa la quintaesencia del refinamiento japones en los colores y en la linea, y de culto del clasicismo francés y latino.

En 1955 Foujita obtuvo la nacionalidad francesa y, cuatro años más tarde, él y su esposa Kimiyo se conviertierón al catolicismo. Escoge como nombre de bautismo Léonard, en homenaje a Da Vinci, y firma "Leonard Foujita" sus cuadros en los que dominan los temas religiosos.

Foujita residió y trabajó durante 35 años en la ciudad de la luz, concibió su vida como una novela permitiendose todas las experiencias en nombre de una libertad que París le reveló.

Etapas

Obras experimentales de los inicios

Cuando desembarca en París, Foujita descubre el cubismo y durante unos meses sigue los pasos de Picasso. Posteriormente, destruirá muchos de sus ensayos cubistas. Sin embargo subsisten raros dibujos, acuarelas y óleos que demuestran hasta que punto Foujita cambia radicalmente de estilo en el momento en que entra en el núcleo de la vanguardia parisina.

Los primeros exitos

Finalmente, Foujita concibe su estilo a medio camino entre Oriente y Occidente. Del arte japonés conserva el sentido de la linea trazada a pincel mojada en tinta china, los colores en fondos lisos que pone al servicio de una representación occidental del retrato, y las representaciones de flores o animales presentes en su entorno parisino. Incluso crea moda adoptando un estilo moderno y le gusta imaginar actitudes en que se mezclan los comportamientos orientales y los franceses.

Foujita, un corazón en Francia y una mirada siempre japonesa

Aunque ama profundamente sentirse francés, Foujita no olvida su pais de origen y sus aspectos culturales con los cuales beneficia a los editores parisinos que le encargan ilustraciones de temas japoneses. Los japoneses residentes en París son sus amigos, especialmente la famosa escritora Kiku Yamata, que él prefiere representar en quimono, pintandola sobre seda. Su maestria con el pincel es excepcional cuando dibuja con tinta china temas japoneses.

Fondos blancos, el resultado de la investigación

Foujita configura su técnica pictórica mediante un fondo blanco sobre el que puede pintar igual de bien con trazos de tinta china a base de agua y colores de pintura al óleo. A esos dos ingredientes añade a veces papel de oro. Conservará hasta el fin de sus dias esta técnica caracteristica que constituye la clave de su éxito.

Las modelos de Montparnasse

Según Foujita, pasarón por su taller 3.000 modelos. Es, en efecto, infatigable al estudiar el cuerpo humano, y todos los dias invita a varias modelos para tomar apuntes de las poses más variadas. Dedica todo el año 1928 a los atletas en movimiento. De entre las mujeres, su preferida es Kiki, junto con su esposa Youki, pero cuenta también con Aicha, cuya bonita piel tostada fascina tanto a Kisling como a Foujita.

Gran actividad como grabador

Foujita tiene una prensa en su taller y paralelamente a la pintura hace carrrera como grabador. Algunas tiradas tienen un número de ejemplares muy bajo, lo que confiere a los grabados un carácter de rareza y de preciosidad. Los aguafuertes, las litografias y el grabado le apasionan. Su trazo fino y delicado se presta bien para esa forma de expresión en que, del negro al blanco, utiliza todas las gamas del gris para plasmar temas cotidianos y románticos relacionados con los estudios que realiza en cada momento. Se cuentan más de cien temas de grabados hechos por Foujita en los años veinte.

Viajes con Madeleine

Huyendo de París con Madeleine, Foujita descrubre el continente sudamericano, donde aprovecha para incrementar sus exposiciones. Por ese motivo realiza series de grandes dibujos y de retratos de Madeleine que tuvierón gran exito en Brasil, Argentina, Bolivia, Perú, México y Japón, adonde regreso en 1934. Durante el viaje, los colores más vivos se hacen un hueco en la paleta del artista, impresionado por las tonalidades sudamericanas.

El breve retorno a Francia antes de la guerra

Un año antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial, Foujita vuelve a París con su última esposa japonesa, Kimiyo, y reprende la actividad de pintor gracias a su amiga Jeanne Bernard, que tiene la galería en la calle Jacques-Callot y por quien él retoma los pinceles. Sin embargo, se ve obligado a dejar París y volver a Japón precipitadamente en mayo de 1940.

Reportero en Asia

Nombrado oficialmente jefe de pintores de la guerra, Foujita debe doblegarse a la disciplina impuesta por el ejercito imperial e ilustrar lo que le encargan. Lo hace obligado y por la fuerza, puesto que tiene el corazón en París; si bien, en consideración a la memoria de su padre, general del ejercito, no puede desertar. Le envian a Indochina, de donde se lleva acuarelas y paisajes de Hué.

Niños, gatos, mujeres y paisajes, o la dulzura del retorno definitivo a Francia

De vuelta a Montparnasse en febrero de 1950, intentará olvidar la larga etapa japonesa que le ha alejado de su patria adoptiva, Francia. Los temas de sus cuadros se vuelven "infantiles" y de apariencia suave, aunque las deformaciones de los rostros y de las expresiones dejan traslucir sufrimientos de un hombre herido por los horrores de la guerra y que busca desesperadamente el sosiego en su arte.

Foujita místico, seguido del bautismo y de la paz

Tras su infancia, en la que gusta observar los objetos de culto y las imagenes de una iglesia próxima a su casa, Foujita se siente atraido por la religión cristiana. Desde 1918, realiza dibujos, acuarelas y grabados de tema religioso en un estilo gótico o florentino que él modifica con su visión oriental de los cuerpos y de los gestos de las manos. Tras su regreso a París en 1950, su interés hacia la iglesia católica aumenta y su fé le induce a la conversión y a bautizarse, con el nombre de Léonard, en 1959; el mismo día recibe la confirmación, la comunión, y se casa con Kimiyo.

Sus pinturas místicas, sobre fondo de oro, aparecen como iconos preciosos y puros. En 1960 ilustra el libro del Apocalipsis según San Juan y su último gran trabajo, en 1966 será para la capilla de Notre Dame de la Paix en Reims.

Texto e imagenes: Folleto de la Exposición. Centro Cultural Bancaja. Valencia