Exposiciones
A la busqueda del Toisón de Oro
La Europa de los Príncipes

Felipe el Bueno, duque de Borgoña, fundó la Orden del Toisón de Oro en la ciudad de Brujas el año 1430 con ocasión de sus bodas con la princesa Isabel de Portugal. Brujas fué uno de los principales núcleos del gran comercio europeo. Está situada donde el rio Escalda se encuentra con el Mar del Norte, en Flandes, la porción septentrional de los antiguos Estados de Borgoña, formados por el ducado de Borgoña y el Franco Condado (parte de Francia, en la actualidad) y los antiguos Paises Bajos (el actual Benelux); es decir, en el núcleo del más rico y potente sistema europeo de ciudades mercantiles.

La muestra se centra en el que fué el periodo de mayor esplendor económico y creativo de los Estados de Borgoña. Fué también, ésta la época de mayor brillantez de la ciudad y del antiguo Reino de Valencia en todos los aspectos de la vida social. Valencia era, en la segunda mitad del siglo XV, no sólo la ciudad más grande y dinámica de todos los reinos ibericos, sino una urbe europea de primer orden por su tamaño y por una vitalidad muy presente en los extraordinarios edificios que albergó; muchos de los cuales todavian perviven.

La exposición muestra las estrechas relaciones que hubo entre los antiguos Estados de Borgoña y los territorios que componen la Corona de Aragón y, muy en particular, el Reino y la ciudad de Valencia. Alfonso V de Aragón, el Magnanimo, fallecido en 1458, fué el primer monarca europeo que se convirtió en caballero de la Orden. Concretamente lo hizo en el septimo capitulo de la misma, que tuvo lugar en la Catedral de Gante el año 1445. Fué representado por procuradores, y sus armas todavía cuelgan de manera muy preeminente en el presbiterio de la catedral gantesa.


También serian caballeros de la exxlusiva orden todos los soberanos de la Corona de Aragón que sucedierón al Magnanimo: Juan II y Fernando el Católico, así como Ferrante I, hijo natural de Alfonso V y rey de Nápoles al morir su padre.

La orden del Toisón de Oro reune en si la quintaesencia del otoño de la Edad Media; el espiritu caballeresco, lo que queda de lo extraordinario y maravilloso, el ideal de cruzada, la vida cortesana, el gusto exquisito; en suma ese final de una era en que la sensibilidad gótica da sus frutos últimos y mas exacerbados.

Además de todo ello, constituyó una confraternidad principesca integrada por nobles borgoñones, flamencos, valones, holandeses y alemanes y pensada para aglutinar en torno al duque de Borgoña un conjunto territorial que se extendia desde las bocas del Escalda y del Rin hasta los Alpes el Jura y casi tan disperso como la Corona de Aragón, la cual no sólo abarcaba los reinos de Aragón, Valencia y Mallorca y el principado de Cataluña sino tambien Sicilia, Cerdeña y Nápoles. Por otro lado, fué concebida como una gran alizanza internacional que creaba un cerco en torno a Francia y a Castilla, ya que comprendia a los Estados de Borgoña, el Imperio, la Corona de Aragón y los reinos de Nápoles, Portugal e Inglaterra. La unión dinastica que llevan a cabo los Reyes Católicos, altera favorablemente ese esquema, al integrar a la poderosa Castilla en la entente. Hay que buscar, por tanto, el origen de la politica matrimonial de los Reyes Católicos y de la geopolitica del Imperio Hispanico en la mencionada alianza entre Felipe el Bueno y Alfonso V el Magnanimo.

Es muy problable que el pintor Jan Van Eyck formase parte de la embajada flamenco-borgoñona que visitó Valencia en 1427 con una misión politica concreta; concertar el matrimonio entre Felipe el Bueno y una hemana del Magnanimo. Las bodas no tuvierón lugar, debido a que la princesa estaba ya comprometida con el principe Duarte, futuro rey de Portugal. Tras el infructuoso viaje a Valencia, la embajada se dirigió a Lisboa donde concertó una unión entre el duque Felipe e Isabel de Portugal, hermana de Duarte. Con ello, se reforzba la gran liga internacional.

La embajada de la que formó parte Van Eyck siguió unas rutas comerciales que ejemplifican las soberbias piezas de cerámica de Manises y Paterna conservadas en los museos flamencos y, sin duda, propició una radical renovación del panorama artistico valenciano. Los estrechos vinculos que mantenía Portugal con Flandes dierón lugar, en este reino, a una transformación bastante similar. Castilla recibiría los mismos aires renovadores; de resultas, en su caso, del activo comercio lanero con el mar del Norte. La fuerte impronta flamenca estará presente, de hecho, en toda Europa, con la excepción de la Italia central. El funcionamiento de la Europa de hoy comienza a tener un gran parecido con la Europa de las ciudades y los caminos de hace seis siglos que la exposicion pone de relieve, lo cual confiere a la misma una rara modernidad.

L'Almodí. Museu de la Ciutat
23 de marzo al 30 de junio de 2.007

Texto e Imagenes: Folleto de la Exposición