Castillos templarios
Castillo de Gardeny - Lérida


El conjunto monumental de Gardeny constituye uno de los testimonios más destacados de la arquitectura templaria levantada en Cataluña durante la segunda mitad del siglo XII. Aunque entre los siglos XVII y XVIII se realizarían profundas modificaciones que acabarían alterando la antigua fisonomía del conjunto medieval, actualmente aún se conservan numerosos testimonios del recinto soberano. Un espacio delimitado por un perímetro de murallas y flanqueado por torres, en el interior del cual se distribuirían los diferentes edificios articulados alrededor del patio central.

Entre estos edificios destacan, por un lado, la torre-habitación, una construcción sólida de dos plantas que reuniría varias dependencias: espacios de almacén, de residencia o la torre del homenaje. Y por otro lado, la iglesia románica de Santa María de Gardeny, edificio singular de gran devoción en su momento. Durante la segunda mitad del siglo XII, la Orden del Temple levantó un complejo conventual en el estratégico cerro de Gardeny. La elevación, probablemente desde la época romana, ya fue utilizada frecuentemente como campamento militar.

Durante los siglos XVII y XVIII, el antiguo recinto medieval fue ampliado y transformado en un nuevo fortín militar, el diseño del cual respondería a las nuevas necesidades defensivas que supuso la introducción de la artillería: murallas flanqueadas por baluartes rodeadas de espacios, fosos y muros de contención. La imagen actual de este conjunto monumental corresponde a los restos de la que fue una importante fortaleza.

La casa templaria de Gardeny Siglos XII-XIV. Con la conquista de la ciudad de Lleida, en el año 1149, los templarios recibieron varios bienes, como compensación por la ayuda prestada durante el asedio, entre los cuales se incluía el cerro de Gardeny. La primera referencia a la Encomienda de Gardeny datará de 1156 y, como primer comendador, aparece fray Pere de Cartellà, personaje que habría participado activamente en el asalto de la ciudad. Gracias a las numerosas aportaciones realizadas, gran parte de la pequeña nobleza, la casa de Gardeny llegó a articular un extenso patrimonio.

Para administrar los diferentes sectores que se habían constituido, pronto surgió la necesidad de crear nuevos cargos e instituir nuevas encomiendas como las de Corbins o Barbens. Fruto de este crecimiento, hacia el siglo XIII, la casa de Gardeny se convertiría en uno de los principales centros decisorios templarios de la Corona de Aragón.

Texto: Turisme de Lleida