ÁVILA

ARENAS DE SAN PEDRO

Capilla de San Pedro de Alcántara siglo XVIII
Cuevas del Cerro del Aguilar a 10 km.
Iglesia parroquial
Palacio del infante don Luis de Borbón siglo XVIII

Castillo de la Triste Condesa Singular castillo situado en el centro de Arenas de San Pedro, tiene fábrica de mampostería granítica y planta cuadrada, con torres circulares en los ángulos y cuadradas en la mitad de tres de sus lienzos, estando el cuarto ocupado por la torre del homenaje. Esta cuenta con cuatro pisos y balcones superiores con matacanes en el centro de sus caras. Aunque concebido para la defensa, fue residencia señorial. Lo edificó el condestable Ruy López Dávalos, entre 1395 y 1423. Al caer en desgracia política pasa a manos de Álvaro de Luna, nuevo condestable, y lo hereda su mujer cuando éste es ajusticiado.

AREVALO fotos

Convento de San Francisco (ruinas) fundado en 1212 por San Francisco de Asís
Convento de Santa María La Real
Convento de las Montalvas (hoy Entidad bancaria)
Palacio de los Sedeño siglo XV con torre y esgrafiados decorativos en la fachada
Palacio de Ballesteros Ronquillo siglo XVI del que resta su renacentista fachada en piedra
Palacio de los Cárdenas siglo XVI (hoy Hotel)
La Casa de los Sexmos
Palacio de los Montalvo siglo XVII
Ermita de la Caminanta siglo XVI
Puente de Medina siglo XIV
Puente de los Barros siglo XII el más antiguo de la villa
Arco de Medina siglo XVIII
Arco de los Descalzos siglo XVIII del desaparecido Convento franciscano
Hospital de San Miguel siglo XVIII (hoy Residencia de ancianos)
Paneras reales siglo XVIII.

Historia (Fernando I un emperador en Arévalo) Fernando I es el tercer hijo de Juana de Castilla llamada la Loca y de Felipe de Habsburgo llamado el Hermoso. Nació el 10 de marzo de 1503 en Alcalá de Henares y llega a la localidad a los pocos meses, por deseo expreso de sus abuelos Isabel y Fernando, para apartar al niño de los problemas que enfrentaban a su madre y a su abuela.

En Arévalo residió en el Palacio Real, hoy desaparecido, hasta 1506, cuando deja Arévalo para encontrarse con su padre, que muere en septiembre de este año en Burgos. Después vive poco tiempo con su madre Juana y, finalmente, se queda con su abuelo, de la mano de quien recibe su formación como príncipe del Renacimiento, tal y como relatan documentos de la época.

En 1518 abandona la Península Ibérica, después de la llegada del nuevo rey Carlos I, el futuro emperador Carlos V.

Fernando sigue en los países austriacos a su otro abuelo, el emperador Maximiliano I; se convirtió en rey de Hungría y Bohemia, rey de romanos y, finalmente, en 1556 emperador del Sacro Romano Imperio, cuando abdicó Carlos V.

Muere en Viena en 1564 y sus restos están en la Catedral de Vito de Praga.

Texto: María Carmen Martín Alonso

Castillo Situado en las afueras del pueblo, es un castillo de piedra y ladrillo, cuyo origen se remonta al siglo XIV con reformas en el XV y XVI. El rey Pedro I el Cruel, encerró en él a su esposa Blanca de Borbón. Juan II y Enrique IV lo poseyeron, entregándoselo este último a don Álvaro de Zúñiga. Fue posteriormente prisión de estado. De planta pentagonal, tiene una magnifica torre del homenaje. Fue ampliamente restaurado en los años cincuenta y sirvió de silo. En la actualidad pertenece al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y en él se encuentra un Museo de cereales.

Su estratégico emplazamiento, en el vértice del espacio definido por los valles del río Adaja y del Arevalillo, resultaba fácilmente defendible. Era el lugar donde convergían los lienzos de la muralla que rodeaban la ciudad.

Parece obvio otorgar un origen más remoto al conjunto, ya que hubo de estar construido en los primeros tiempos de la existencia de Arévalo. Sin embargo, las partes más antiguas del castillo actual datarían del siglo XIV, habiéndose reedificado en el siglo XVI y restaurado integramente a mediados del siglo XX. Cuenta con una imponente Torre del Homenaje en cuyo seno, se halla embutida una torre militar que hubo de pertenecer al recinto amurallado precedente.

Iglesia de Santa María La Mayor Siglos XII-XIII. En la Plaza de la Villa. Para muchos, esta plaza es una de las más bellas entre las de estilo tradicional castellano. Sus casas porticadas, sustentadas por columnas de piedra o madera, muestran sus estructuras de entramado de viguería y relleno de ladrillo. El cierre de este conjunto, opuesto a la Iglesia de San Martín, lo conforma la Iglesia de Santa María con una protogótica cabecera románico-mudéjar decorada con arcadas de medio punto de ladrillo y su torre-campanario con arco de paso en su base, bajo el cual discurre la calle Santa María. La campana de esta torre era la que realizaba los cien toques que indicaban el cierre de las puertas de la muralla cuando llegaba la noche.

El interior de este templo sorprende por dos elementos: el restaurado artesonado de la tribuna y los frescos que ornamentan la cabecera. Entre estos últimos se distingue un gran pantocrátor (Cristo bendiciendo) central rodeado de los símbolos que representan a los Evangelistas. Cabe destacar por su carácter único, el friso de ladrillos decorado con rostros masculinos barbados cuyos significado no está del todo determinado. En los muros laterales, se localizan pinturas con escenas de la Natividad, la Adoración de los Reyes o el Anuncio a los pastores.

Iglesia de San Juan Bautista Al lado de ésta se encuentra el lienzo mejor conservado de la muralla a la cual está estructuralmente unida (se cree que la base de la torre pudiera ser un cubo de la propia defensa). Este campanario y la cabecera mudéjar decorada con arcadas ciegas, que permanece intacta al interior del templo al haber sido rodeada por otras dependencias, es lo que resta de la iglesia románico-mudéjar. En el siglo XVI se construye la portada de granito y en el siglo XVIII, las techumbres actuales sustituyendo a los artesonados previos.

Su interior alberga un destacado patrimonio artístico sobresaliendo el retablo de la Asunción del siglo XVI de estilo castellano-flamenco de la denominada escuela de Ávila, la escultura románica en mármol de San Zacarías (mediados del siglo XII), un Cristo gótico y los retablos procedentes de la Iglesia de San Nicolás de clara inspiración jesuítica.

Iglesia de Santo Domingo de Silos Situada en la plaza del Arrabal. Desde el Medievo, esta plaza ha sido el centro comercial de la localidad. Aún hoy, bajo sus soportales, los morañegos realizan transacciones de todo tipo especialmente el martes día de mercado semanal. Cerrando uno de sus flancos, se sitúa la iglesia de Santo Domingo que cuenta con una cabecera mudéjar del siglo XII decorada con arcadas de ladrillo. El resto de su apariencia externa es posterior ya que su fachada principal data del año 1572 y la torre es del siglo XVIII aunque la base de ésta sea previa con pinturas murales fechadas en 1520. Por detrás de la plaza se localiza un mirador sobre el río Adaja desde el que se divisa toda la ribera fluvial.

De su interior, dividido en tres naves separadas por arcadas de piedra, sobresalen las tallas exentas de la patrona de Arévalo y su Tierra, la Virgen de las Angustias, obra atribuida a Pedro de Salamanca y la de San Francisco de Asís del taller de Gregorio Fernández. La reja que delimita la cabecera es una estupenda obra de forja plateresca.

Iglesia de San Nicolás y Colegio de Jesuitas Este conjunto arquitectónico se comenzó a construir a partir de 1593 y consta de un inmueble en el que se impartían las clases y residían los estudiantes, y la iglesia que presenta un deteriorado estado. Con la expulsión de los jesuitas, el patrimonio existente en su interior se trasladó a otros lugares, la iglesia pasó a ser parroquia y el Colegio fue teniendo los más diversos usos.

Iglesia de San Martín Siglo XII. Esta iglesia está dominada por sus torres, denominadas gemelas pero que, en realidad, son diferentes en cuanto a aspecto y cronología. La de los ajedreces es la más antigua y aparece decorada en su parte superior, entre otros motivos, por tableros en ladrillo de este juego. La "nueva" (datada en torno al año 1200) presenta un desarrollo liso sólo interrumpido por el cuerpo de campanas y el friso superior con de arcadas de medio punto.

El único atrio en piedra existente en la localidad se encuentra en esta iglesia, con columnas que rematan en capiteles decorados en el más puro estilo románico pero cuyos motivos, debido a la erosión, son difícilmente identificables. El interior del templo no se corresponde con su imagen exterior ya que sufrió diversas reformas la más significativa de las cuales, en época barroca, le dotó de unas magnificas bóvedas y cúpula.

Enfrente de este templo se sitúa la antigua Alhóndiga (siglo XVI) donde se almacenaba el grano que garantizaba el suministro a la ciudad.

Iglesia de San Miguel Extraña planta de cabecera recta la de esta iglesia que además aparece decorada al exterior con arcadas y círculos de forma un tanto anárquica. Como el resto de los arevalenses, su primera etapa constructiva resulta poco clara, pero en el siglo XIII ya estaría edificada. Las reformas posteriores han modificado sustancialmente su imagen originaria. Su interior está exento de mobiliario si exceptuamos el estupendo Retablo Mayor, con tablas pintadas por Marcos Pinilla en 1507 insertadas en una estructura del siglo XVIII. Se conserva alguna de las pechinas del antiguo artesonado que cubría la iglesia y han aparecido pinturas murales en varios de sus paramentos.

Iglesia de El Salvador La judería se extendía hasta las inmediaciones de este templo cristiano. Como en el resto de las iglesias de Arévalo, su fundación se fecha en el siglo XII aunque, en la actualidad, de esos momentos tan sólo restaría la torre y la capilla románica situada bajo ella. El resto de la edificación es del siglo XVI. Su interior se encuentra dividido en tres naves por grandes arcadas sustentadas sobre columnas de piedra y sus cubiertas son bóvedas y una cúpula barroca. Distribuidos por toda la iglesia se encuentran los pasos procesionales utilizados en la Semana Santa de la localidad, algunos de ellos verdaderas joyas de la imaginería. Además destaca el retablo de la Capilla de los Dávila realizado en gran parte por Juan de Juni hacia 1573 y que por fallecimiento del artista, es finalizado por su hijo Issac de Juni.

Ermita de La Lugareja Siglo XII. Está considerada como uno de los monumentos cumbre del románico mudéjar castellano. Se localiza a corta distancia de la población, en la carretera que se dirige a Noharre.

Esta ermita corresponde realmente a la cabecera de la Iglesia del Convento de Santa María de Gómez Román, monasterio cisterciense asentado allí desde el siglo XII. Su triple ábside aparece decorado con series de arcadas ciegas dobles a partir de un zócalo de mampostería. En la parte superior del crucero se sitúa un cimborrio y una cúpula como cubierta interior, solución arquitectónica poco habitual que, a su vez, cuenta con series de siete arcadas ornamentales en cada uno de sus flancos al exterior.

El encalado del interior hace que los motivos decorativos en ladrillo resalten aún más, creando un bello contraste. El Retablo Mayor es barroco.

Convento de la Santísima Trinidad (restos) Siglos XIII-XVIII. En el moró, entre otros célebres religiosos, fray Juan Gil, el trinitario que liberó a gran número de cautivos en Argel entre los que estaba el célebre escritor Miguel de Cervantes.

Arco del Alcocer Este monumental arco es la única puerta de la muralla que se conserva y es donde se ubica la Oficina de Turismo. Por el mismo se accede a la plaza que debe su nombre al hecho de que allí se localizaba el Palacio Real.

Palacio del General de Río siglo XVI. En su interior se conserva la denominada "Marrana Cárdena", una escultura céltica en piedra de la que existe una réplica en la plaza de El Salvador.

Palacio del Conde de Valdeláguila Siglo XVI. Cuenta con una bonita torre coronada por una galería. Hoy es un restaurante.

Palacio de los Altamirano y Casa de las Milicias Siglo XVI. La fuerte presencia, durante la Edad Media, de minorías religiosas como eran los hebreos y los musulmanes dejó su huella en la ciudad. El urbanismo es la influencia más evidente en zonas como el entorno de la calle Larga y de la calle Mayor de la Morería, conformado por callejuelas intrincadas. Después de la expulsión de dichas comunidades en el siglo XV, estas áreas quedan desocupadas y algunos nobles construyen allí sus casas solariegas que patentizan su poderío. Entre ellas destacan el Palacio de los Altamirano (en restauración) donde habitaron los abuelos del conquistador Hernán Cortés y que cuenta con un vano en esquina al estilo extremeño, el de los Ossorio o la Casa de las Milicias Concejiles, todas ellas datables en torno al siglo XVI.

Palacio de los Ossorio Siglo XVI. Se trata de un gran caserón en ladrillo con portada de sillería de granito.

ÁVILA fotos

A orillas del río Adaja
Gentilicio: abulenses
Ermita de San Segundo
Iglesia de San Andrés
Iglesia de San Juan siglo XVI (lugar de bautismo de Santa Teresa)
Iglesia de Santa Teresa de Jesús barroca siglo XVIII
La Catedral siglo XIII
Los cuatro postes
Museo Provincial en la casa de los Deanes siglo XVI
Palacio de Valderrabanos siglo XV (hoy hotel)

Las murallas Presenta un perímetro de 2.516 metros, un grosor medio de 3 metros, una altura de 12 metros, nueve puertas y tiene 88 torreones o cubos. En muchos tramos del recinto se reutilizan bloques de piedra labrados en época romana procedentes de las necrópolis, de construcciones civiles o incluso de la vieja muralla romana o de la visigótica.

No se conoce con precisión la cronología del levantamiento de las murallas. Aunque existiera una modesta cerca ya desde el primer momento de la conquista, la actual muralla es obra de la segunda mitad del siglo XII, tal y como atestiguan su morfología y diversos documentos.

• Jardín de San Vicente. Es aquí donde los lienzos alcanzan mayor altura (15 metros), ya que en esta parte los paños que unen los cubos fueron reelevados hasta alcanzar la misma altura de éstos. Esta operación constructiva debió realizarse en el siglo XIV ya que idénticas soluciones están documentadas en otras murallas castellanas, como consecuencia de los numerosos enfrentamientos bélicos de la época, debidos a la debilidad del poder de la Corona. Desde el jardín de San Vicente se puede percibir en estos lienzos, mejor que en ningún otro lugar, cómo se alternó el empleo de sillares procedentes de anteriores construcciones e incluso de piezas funerarias romanas (hechos de granito gris) con la mampostería medieval (granito rosado). Dado que aquí la distancia entre los cubos es mayor de lo habitual, se construyeron también matacanes en el centro de los lienzos para reforzar la protección. A pesar de estas y otras reformas la muralla de Ávila siguió conservando el carácter eminentemente pasivo de sus defensas, dada su concepción poliorcética arcaica. Resulta curiosa la curva que en este punto traza la cerca. No se ha hallado una explicación satisfactoria para este asunto si bien se propone la hipótesis de que, donde hoy se emplaza el jardín de San Vicente, se encontraba la necrópolis romana.

• Puerta de San Vicente. Similar a la del Alcázar; también conserva vestigios y testimonios de sus anteriores artilugios defensivos. Recientes excavaciones han hecho aparecer, en torno al cubo sur, a unos tres metros debajo del suelo actual, la anterior puerta de la muralla romana junto con cinco hiladas de sillares, además de muchos fragmentos cerámicos de los siglos I a V d.c.

Parcialmente embutido en el costado interior de la torre, ha aparecido un berraco, perfectamente conservado de dimensiones considerables: 1,7 metros de largo por 1 de alto. Posee detalles de gran calidad artística: mandíbulas, lomos, cuartos traseros, pezuñas .... Lo más impresionante es que se conserva "in situ" ya que está tallado en la gran roca sobre la que se elevaría la torre medieval. Teniendo en cuenta que su datación oscila entre el siglo I ac. y el I dc. y que las pezuñas del zoomorfo se encuentran al mismo nivel que la puerta de la muralla romana, podríamos concluir que este hallazgo nos remite a una convivencia entre la cultura indígena y la romana. No está descartada la posibilidad de que enfrente de él, a la otra parte de la puerta, se halle otro berraco flanqueando la entrada al poblado indígena-romano.

• Puerta del Alcázar Se trata del elemento más solemne del conjunto defensivo. Presenta dos inmensas torres unidas en su parte superior por un espectacular puente, único entre las murallas europeas y cuya función primordial fue la de reforzar la protección de la puerta. A sus costados sobresalen dos mensulones, que servían de apoyo para un cadalso de madera desmontable o como pieza del puente levadizo. Hubo además otros complementos defensivos hoy desaparecidos, como el foso o cava y la barbacana, barrera de poca altura que servía para impedir que las máquinas de guerra rodantes se pudieran acercar a los muros y para dificultar las labores de zapa de los sitiadores.

Esta puerta ha sido restaurada en numerosas ocasiones. La restauración de 1907, obra de Repullés, dotó al conjunto de unas almenas que nunca tuvo y que imitan a las de la Puerta de San Vicente.

En la mentalidad colectiva medieval las puertas simbolizan franqueza, alianza entre quienes vienen de fuera y quienes viven dentro. También significan peligro y vulnerabilidad, por ser el contacto con el mundo exterior: (sic)"Onde las puertas delachiudad avían de fincar, facían ende más detenencia, e bendecian e oraban más que en los otros lugares, diziendo exorcismos contra los enemigos del linaje humanal".

• Torreón del Alcázar o Torre del Homenaje. Esta torre es lo que queda del Alcázar de la ciudad que, construido pocos después de acabada la cerca, fue demolido hacia 1927-1930 para levantar en su lugar el Banco de España. El Alcázar fue la sede del poder real en la ciudad. Allí vivía el alcaide quien por concesión de la Corona, amplió su jurisdicción militar al ábside de la Catedral.

Al demolerse el alcázar parte del solar resultante se convirtió en plaza y jardín, en el que se sitúa un berraco celta procedente del cercano castro de las Cogotas. La datación aproximada de este zoomorfo se remonta a los siglos IV o V ac. La parte más alta de esta torre fue restaurada en 1907 por Repullés con criterios excesivamente historicistas. Es probable que este torreón, junto con el de la Esquina, dispusiera en el siglo XIV de chapiteles emplomados, como era habitual en las fortalezas de la época. De esta forma ambas torres serían más altas de lo que hoy son y aquella esbeltez daría satisfacción a los representantes del poder real.

Hacia 1530, cerca de aquí, se levantaba la Alhóndiga, un edificio concejil con funciones de depósito de granos para garantizar la sementera y como reserva alimenticia de emergencia. Fue demolida en 1876 y varios de los interesantes bajorrelieves e inscripciones que adornaban su fachada están distribuidos por los jardines que rodean la muralla.

• Torre de la Esquina o del Baluarte. Formaba parte como la anterior del viejo alcázar. Era el lugar desde el que habitualmente se observaba cualquier movimiento que eventuales enemigos realizaban en el valle Amblés.

Algo más allá se extienden los barrios de las Vacas, de Santiago y de San Nicolás, lugares ocupados en la Baja Edad Media por la pujante morería. Superando los modernos bloques de viviendas se halla el VAlle Amblés, cruzado por el Adaja y su excepcional Soro. Las construcciones dispersas por el fondo del valle no impiden que observemos el Santuario de Sonsoles a media ladera y, recortada contra el horizonte, la Serrota una de las estribaciones septentrionales del Sistema Central. En Sonsoles hay una iglesia gótica, construida a finales del siglo XV. En un camerino de azulejos se expone la venerada imagen de la Virgen.

En la base de este cubo, a unos 5 metros de altura y mirando hacia el sur, se conserva una estela funeraria con una inscripción fechada hacia el año 96-97 de nuestra era. Como las necrópolis romanas sólo surgían en los núcleos de carácter urbano, cabe considerar que este documento en piedra es algo así como la partida de nacimiento de Ávila como ciudad.

Basílica de San Vicente Según la leyenda, al morir en el siglo XII San Pedro del Barco varios lugares de la provincia se disputaban el honor de ser sepultura del santo. La solución fue cargar el cadáver sobre una vieja mula con los ojos vendados y que ésta se dirigiera donde quisiera. Al llegar la mula a la iglesia de San Vicente su huella quedó grabada en una piedra y al instante, cayó fulminada; fue enterrada frente al templo, junto al cubo que lleva su nombre. Desde lo alto de este cubo se disfruta de una perspectiva inédita de San Vicente, el templo de los mártires Vicente, Sabina y Cristeta, muertos violentamente en tiempos de Diocleciano (siglo IV). La cabecera de este templo se inicia a finales del siglo XI con influencias de San Isidoro de León, Fromista y Santiago de Compostela. En la segunda mitad del XII se completan las naves y una excepcional colección escultórica. No obstante, la pieza de más valor del conjunto es el mausoleo realizado para acoger los cuerpos de los mártires (sus restos descansan en la Catedral de Burgos). Sus relieves relatan el martirio de los tres hermanos y el episodio de una serpiente que quería ahogar al judío que ayudaba a los torturadores así como la posterior conversión de este. La organización del relato en variadas escenas semeja nuestras viñetas, de forma que se ha dicho que aquí hay que buscar el germen del cómic del siglo XX.

Iglesia de San Pedro Como si la barrera material que protege la ciudad fuera insuficiente, Ávila dispone de un segundo anillo protector en torno a ella; son las numerosas iglesias románicas que se sitúan enfrente de cada una de las puertas de la muralla.

La de San Pedro es de estilo románico, comenzó a construirse en el primer tercio del siglo XII, a la vez que San Vicente y San Andrés. Iniciada por el ábside, como todos los templos de su época, sus obras se alargaron durante todo el siglo y llegaron hasta el siglo XIII. Puede decirse, por tanto, que su construcción fue coetánea a la de la muralla.

Es iglesia formalmente muy influida por la basílica de San Vicente. Las cubiertas de las naves, a medida que crecían en altura, se vieron afectadas por las innovaciones aportadas por el gótico. El gran rosetón cisterciense que hay sobre la puerta oeste es de pleno siglo XIII aunque ha sufrido una innoble restauración. La fachada norte posee una puerta muy trabajada, en la que las arquivoltas se adornan con geometrismos y rosetas, similares a las de la Catedral. El interior alberga valiosos retablos en sus capillas, imágenes y pinturas, entre las que sobresale una Anunciación del XV, del maestro de Riofrío, o una tabla con una escena de la Virgen, de Juan de Borgoña.

Iglesia de Santiago Con una torre octogonal, a su alrededor se acurrucan las casas del arrabal del mismo nombre. La iglesia actual es del siglo XVI pero conserva elementos de una románica anterior que tuvo gran importancia en el Ávila medieval; según la tradición allí se enterraron algunos de los adalides más importantes de la ciudad, como Nalvillos, el que casó con Aja Galiana, o como Gómez Ximeno, vencedor en 25 batallas contra la morisma. Era la sede de la poderosa Orden de Santiago (todavía se conserva la tribuna desde la que oían misa los caballeros de la Orden que se hallaban en prisión) por lo que abundan las conchas en todo el edificio. A pesa de estar dedicada a Santiago Matamoros, era la iglesia que señoreaba la morería. Efectivamente, en este soleado barrio se fueron asentando a lo largo de la Baja Edad Media los mudéjares abulenses, quienes compartieron vecindad con los campesinos que se trasladaban a vivir a la ciudad y cultivaban las huertas cercanas.

Los mudéjares (musulmanes que vivían en territorio gobernado por cristianos) eran laboriosos y pacíficos. Se dedicaban a actividades de la construcción (alarifes, carpinteros ...) y al pequeño comercio.

El ábside de la Catedral La actual Catedral se comenzó entre 1160 y 1180, cuando la muralla llevaba varias décadas construyéndose. El ábside o cabecera de la Catedral, conocido por los abulenses como cimorro, está unido a la muralla formando uno de los elementos más fuertes de todo el conjunto defensivo. La parte externa del ábside, la que da a la calle de San Segundo, es un forro añadido a finales del siglo XIV que ocultó los absidiolos y reforzó el carácter militar del templo. El ábside posee tres barreras sucesivamente más altas de almenas, la más externa de las cuales forma un matacán corrido dotado de gigantescas almenas y de una galería por la que los soldados hacían la ronda.

Según la tradición, los abulenses hicieron asomar desde estas almenas al hijo de doña Urraca (el futuro Alfonso VII) para que desde abajo lo viera Alfonso el Batallador, su padastro, ya que no se fiaban de sus intenciones. El rey aragonés, ofendido por la desconfianza, ejecutó a 60 rehenes dando origen a la leyenda de las Hervencias.

El carácter defensivo de la Catedral no se limita a la cabecera; las almenas están presentes en numerosos puntos del edificio. No se trata de un mero recurso estético sino que, al ser un lugar relativamente vulnerable, se exigían defensas reforzadas. ver planta

Palacio Episcopal El actual palacio episcopal fue con anterioridad la casa de los señores de Navamorcuende y Villatoro, es decir, una de las dos ramas en que se dividió el linaje más influyente de la ciudad, los Dávila. Este palacio pasó en el siglo XVII a los jesuitas y, al ser expulsados de España en el siglo XVIII, al obispado. Es el único punto del recinto amurallado donde ha desaparecido el adarve, pues vaciaron el muro y recrecieron el lienzo.

El Episcopio Ya hemos visto cómo desde el primer momento de la repoblación los centros del poder urbano procuraron asociarse a las murallas. Al representante del poder real (el alcaide y su alcázar) y al Cabildo catedralicio habría que añadir el obispo. Conviene recordar que la institución episcopal tenía una gran autonomía respecto al Cabildo ya que los miembros de éste -los canónigos- representaban al alto clero local generalmente emparentado con los miembros de la nobleza urbana. En cambio el obispo era el representante del papa y también quien defendía la política eclesiástica de la Corona en la ciudad.

El palacio episcopal ocupaba y defendía varios lienzos del tramo de levante de los muros. Está documentada su existencia desde 1191 y del viejo palacio ha llegado hasta nosotros el llamado episcopio, un venerable inmueble recientemente restaurado que debía cumplir funciones de salón de recepciones del obispo. Se trata del inmueble civil más antiguo con que cuenta la ciudad. Aquí, según la tradición, fue acogido el Rey Niño que aparece en el escudo de la ciudad. De este palacio también subsisten la portada que daba entrada al conjunto palaciego (frente a la puerta norte de la Catedral) y una ventana esquinada de gusto renacentista frente al torreón del palacio de los Velada.

Palacio de los Dávila El palacio de los Dávila de Villafranca y las Navas, es el palacio nobiliar más antiguo de la ciudad, con algunas partes del siglo XIII y otras posteriores. Posee diversas fachadas y patios, todos ellos de gran valor. Al acabar la Edad Media se relajó el carácter militar de la muralla y los dueños de este palacio abrieron en ella, sin ninguna autorización, sendos portillos mirando al valle Amblés. En 1507 la reina Juana La Loca, en una de las visitas realizadas a Ávila, ordenó que tales portillos fueran cegados. Sin embargo, en un gesto de revancha y de soberbia, el nieto del señor de Villafranca ordenaría en 1542 abrir en la fachada norte de su palacio una ventana renacentista con una inscripción que dice: Donde una puerta se cierra otra se abre. Además construiría, encima de la puerta del Rastro, un hermoso mirador desde el que según la leyenda una dama se comunicaba con su amado mediante un juego de espejos.

Casa de las Carnicerías En este lugar se encontraba el Postigo del Obispo, pequeña puerta abierta en la muralla que comunicaba la Catedral con el barrio extramuros donde vivían gran parte de los clérigos. Eran tan frecuente los alborotos entre el Cabildo y clerecía y el Concejo que en el siglo XVI éste cerró la puerta a cal y canto en 1518. Pero el dinamismo y crecimiento de la ciudad en aquella centuria aconsejaron abrir a finales del siglo una nueva y más amplia puerta (la actual) para permitir el transito de grandes carros.

Por otra parte, aprovechando los entrecubos, el Concejo levantó en este lugar las Nuevas Carnicerías en 1591 en sustitución del viejo y poco higiénico rastro. El edificio probablemente fuera obra, lo mismo que la cercana capilla de San Segundo y que la iglesia de San José, de Francisco de Mora, el discípulo predilecto de Juan de Herrera y arquitecto de los reyes de la época. Su estilo se basa en la herencia del autor del Escorial, si bien comienza a alejarse algo de la desnudez grandiosa del maestro.

Casa de la Misericordia Conocida como Casa del Caballo, por el relieve de San Martín a caballo partiendo su capa con un pobre, es obra pía fundada a mediados del siglo XVI por el clérigo acomodado, el racionero Manso.

Palacio de los Sofraga La nobleza local gustó de adosar sus mansiones al interior de los muros, en la parte alta de la ciudad, a fin de asociar su familia a un elemento tan cargado de simbolismo y prestigio como las murallas. Los poderosos debían vivir dentro y en la parte alta del recinto; los menos afortunados se asentaban extramuros y en las zonas húmedas y poco soleadas. En consecuencia, en esta zona alta de la ciudad abundan los palacios y mansiones señoriales. Distinguirse del pueblo llano y de quienes debían su posición al propio esfuerzo fue una obsesión de los nobles abulenses.

El grupo de los caballeros-guerreros no sólo ocuparía los mejores lugares de la ciudad sino que monopolizaría el poder político en el Concejo y los emplearía en su propio beneficio. La idea entonces aceptada del privilegio social llevaría durante el Renacimiento a alguno de estos nobles a convertir en un coqueto mirador el tramo del adarve que correspondía a su palacio.

En este grupo podemos incluir el Palacio de los Sofraga, el de Bracamonte y el de los Águila.

Monasterio-Convento de Santo Tomás Monasterio de dos plantas y tres claustros que alberga un interesante Museo de Arte Oriental, fue construido en el siglo XV (como fray Tomás de Torquemada como primer prior), funcionó más tarde como centro universitario, sufrió el saqueo de tropas francesas en la Guerra de la Independencia y fue desamortizado en 1844. La iglesia es de planta de cruz latina, de una sola nave y ocho capillas laterales, cubiertas por bóvedas de crucería. Bajo el altar mayor descansan los restos del único hijo varón de los Reyes Católicos, el prematuramente fallecido príncipe don Juan, en un sepulcro de alabastro labrado por Domenico Fancelli. También es destacable el Retablo Mayor, obra de Berruguete, y un coro de setenta y tres sillas de nogal.

Monasterio de la Encarnación Iniciado en 1479 por doña Beatriz de Higuera, fue el convento que eligió Santa Teresa para ingresar como novicia en la Orden del Carmelo en 1535; en él permaneció 27 años y de él partió para llevar a cabo la reforma carmelita. San Juan de la Cruz vivió en él desde 1572 hasta 1577, siendo capellán y confesor de las monjas.

Construido sobre un antiguo osario judío, su iglesia, modificada en los comienzos del siglo XVIII, conserva los primitivos coros, alto y bajo, comulgatorio, confesionario de San Juan de la Cruz practicado en el muro y la celda de Santa Teresa en la capilla de la Transverberación. Cuenta en su interior con un museo dedicado a Santa Teresa.

Posee un gran claustro renacentista de dos pisos, la iglesia con portada palaciega tiene ornamentación barroca y fue reformada en el siglo XVIII.

Monasterio de San José Fue la primera fundación de Santa Teresa, con la ayuda de su hermana, su cuñado y el obispo de Ávila. El monasterio se componía de una serie de casas y una pequeña iglesia que se agrupan creando un espacio arquitectónico diferente al del resto de los conventos de la ciudad. Se conservan algunas dependencias como la cocina, el refectorio, la ceda la Santa y el claustro. La iglesia actual, de Francisco de Mora, iniciada en 1610, es de estilo herreriano y excelente sillería. Se encuentran en ellos los sepulcros orantes en alabastro de los Señores de Guillamas y el Obispo de Mendoza. Con este monasterio se inaugura el estilo de los templos de la orden, de triple pórtico sobre el que avanza el coro, una sola nave y capillas a los lados.

Real Monasterio de Santa Ana Antiguo monasterio de monjas benedictinas y en la actualidad sede de la Delegación Territorial de la Junta de Castilla y León en Ávila, fue fundado en 1331 y en él se alojó durante algunas temporadas quien más tarde sería coronada como Isabel la Católica, así como los reyes Felipe II y Felipe III. En la segunda mitad del siglo XVI las religiosas decidieron renovar el monasterio y la iglesia, por lo que poco quedó de la fábrica primitiva. Mantiene un bellísimo claustro formado por tres pisos de arquerías (desde uno de cuyos lados se aprecia la espadaña de la iglesia), una notable sala capitular y un templo de sillería de granito y piedra arenisca de una sola nave, convertido en auditorio.

Convento de la Magdalena Habitado por monjas de clausura, el de las Concepcionistas o de la Magdalena incorpora un antiguo templo románico cuya portada norte puede todavía observarse. Antes fue uno de los numerosos y pequeños hospitales de la ciudad. En los siglos XVI y XVII su patio central se utilizaba como Teatro de la ciudad. Los beneficios de la recaudación eran destinados al mantenimiento del hospital.

Convento de Nuestra Señora de Gracia Habitado por monjas de clausura. Monasterio levantado a principios del siglo XVI sobre el solar de la mezquita de la Solana, siendo mozuela Santa Teresa pasó año y medio en un riguroso régimen educativo reservado a las hijas de la nobleza local. Mas tarde, en 1564 San Juan de la Cruz intervino en ese convento para exorcizar durante ocho meses a una monja que, se decía, estaba poseída por el demonio. La capilla del monasterio conserva un retablo renacentista sufragado por don Pedro Dávila, contador real y regidor de la ciudad, en memoria de sus padres judeo-conversos cuyos sepulcros están colocados a ambos lados del altar mayor. Toda la obra de carpintería de la iglesia fue diseñada y realizada por dos moriscos locales.

Mercado Grande Desde el siglo XIII está documentada la existencia de los mercados Grande y Chico. Ambas plazas contaban con soportales con el objeto de facilitar las actividades comerciales. En 1518, en el Grande, se sustituyeron los pilares de madera por otros de piedra. Estas plazas tenían como principal razón de ser el realizar en ellas el mercado semanal donde se intercambiaban productos de primera necesidad a la vez que se vendían mercancías venidas de lejos. Durante muchos años los reyes concedieron a Ávila el privilegio de tener mercado franco. Desde la Baja Edad Media en estas plazas, y en el coso de San Vicente, se celebraban las corridas de toros, para lo cual se montaban unas talanqueras de madera y se alquilaban los balcones de las casas particulares. También se organizaron en ellas festejos y celebraciones extraordinarias, tales como la recepción ofrecida al emperador Carlos V en 1534 (Mercado Grande) o la decapitación en 1591 del noble don Diego de Bracamonte acusado de distribuir en la ciudad unos panfletos anónimos contra la política fiscal de Felipe II (Mercado Chico).

A finales del siglo XV se instalaban frente a la iglesia de San Pedro los tablados donde, bajo la presidencia de Torquemada, la Inquisición celebraba su Autos de Fé contra los judeo-conversos.

Paseo de Rastro Debe su nombre al matadero municipal o rastro que existió hasta finales del siglo XVI en la actual Plaza del Rastro, que se halla intramuros al finalizar este paseo. A mediados del siglo XIX se realizó el presente muro de contención y la verja.

Desde este punto, se avistan las montañas por las que siempre venían los moros. Las murallas en la Edad Media significaban el limite entre el espacio salvaje y el espacio humanizado. El primero era percibido como un espacio caótico y peligroso que contrastaba con la seguridad y el orden que proporcionaba la cerca.

En el campo vivían las personas que ocupaban los lugares más bajos de la escala del privilegio, los campesinos. Sin embargo ellos y su trabajo mantenían la ciudad y a sus habitantes. La preeminencia de la ciudad sobre la tierra, llegaba hasta el punto de que sobre los campesinos recaía el 80% de cualquier gasto en infraestructuras urbanas, incluido "el reparo de los muros", es decir el arreglo de la muralla. No es extraño que los rústicos al acercarse a la ciudad pensaran que detrás de las murallas lo que había era un espacio de poder y de dominación.

Calle de San Segundo Conservó hasta 1982 casas adosadas a la muralla. Al ser un lugar llano, esta era una de las zonas donde la muralla podía ser vulnerable. Por ello se levantó, probablemente en los siglos XIV o XV, otra barrera paralela y más baja llamada barbacana que, como obra más moderna, ya disponía de troneras para armas de fuego.

Los expertos han discutido mucho acerca de la personalidad de los autores de estas murallas. Las Crónicas dicen que la dirección inicial corrió a cargo de dos maestros de geometría, el romano Casandro y el francés Florín de Pituenga; sin embargo el estilo de la construcción sugiere mejor alguien de mentalidad constructiva árabe más que europea. Aunque las murallas de Ávila son mucho menos homogéneas de lo que se suele decir, hay determinadas técnicas poliorcéticas (la poliocértica es el arte de construir castillos y murallas) y formas constructivas que apuntan a una afinidad morfológica con las murallas toledanas u otras del ámbito andalusí.

En los lienzos de todo el tramo Este se hallan reutilizadas numerosas piezas procedentes de la necrópolis romana: urnas cinerarias, capas, estelas con inscripciones y dibujos etc. Además hay varios berracos perfectamente visibles embutidos en los muros.

Mirador del Norte La repoblación de la ciudad corrió a cargo de un noble francés, Raimundo de Borgoña que llegó a Castilla al calor de la lucha de frontera contra el Islam. Durante el reinado de Alfonso VI numerosos francos encontraron en Castilla un lugar donde echar raíces. Esto explica por qué se encuentra aquí la iglesia de San Martín, la de la torre mudéjar de ladrillo, santo francés muy popular en la Edad Media.

Más a la derecha se encuentra la iglesia de San Andrés, coetánea de San Vicente y de San Pedro. Sus capiteles son dignos de admiración. Aún hay otra pequeña iglesia románica, Santa María de la Cabeza; contemplándola en su simplicidad parecería que el tiempo se ha vuelto inmóvil.

Este arrabal del norte, con sus modestísimas casas y sus huertas que han llegado hasta anteayer, es el mejor contrapunto al orgulloso barrio señorial que está a nuestras espaldas; al final de la cuesta en calles húmedas y abiertas a los vientos del norte, vivieron laboriosos molineros, rejeros, hortelanos ... Durante siglos fue el barrio más pobre de la ciudad.

BONILLA DE LA SIERRA

En la lista de los pueblos mas bonitos de España
Bonilla de la Sierra = "La Bona Villa"
Torre del Castillo-Palacio
Iglesia de San Martín siglo XV
Restos murallas medievales
Rollo señorial

BURGOHONDO

Abadía de Santa María Antiguo convento de la Orden de San Agustín, de construcción granítica en estilo románico, erigido en el siglo XII por miembros de la Orden de San Juan de Jerusalén, la abadía de Burgohondo es la cuna de todos los pueblos del Valle del Alberche. Su iglesia que se alza junto a los restos del claustro del siglo XVI, consta de tres naves separadas por arcos semicirculares apoyados en columnas de granito y exhibe una fuerte torre. En el ábside redondo el viajero puede apreciar verdugadas, de ladrillo y signos mudéjares, presentes también en las pinturas aparecidas tras el retablo del altar mayor. El elemento de más valor es su orla, llena de delicadas figuras.

CEBREROS

Castillo
Iglesia parroquial renacentista

EL BARCO DE ÁVILA fotos

Iglesia de la Asunción gótica
Iglesia de San Pedro de el Barco
Puente siglo XIV

Castillo de Valdecorneja Toma el nombre del señorío de Valdecorneja y fue propiedad de la Casa de Alba. Ocupó una situación privilegiada dentro del feudo y su importancia estratégica ha marcado la historia de sus muros con avatares memorables, tanto en épocas de vaivenes fronterizos como en sucesos de trascendencia sucesoria, siendo prácticamente desmantelado durante la Guerra de la Independencia para construir con sus sillares viviendas de uso particular. Durante el siglo XIX fue cementerio de la villa y, hoy en día, se ha recuperado en parte para usos culturales. Tiene planta cuadrada con cubos circulares en las esquinas.

EL TIEMBLO

Monasterio de los Jerónimos o del Cerro de Guisando A poco más de un kilómetro de los famosos Toros de Guisando, se alza el monasterio abulense de los jerónimos, edificado a finales del siglo XIV y reconstruido y ampliado en el XVI en estilo renacentista. Por él pasaron reyes como Juan I y Felipe II (pensó levantar allí el monasterio que después hizo en El Escorial), santos como Teresa de Jesús y nobles como Fernando Álvarez de Toledo, duque de Alba. Subastado según la Ley de Desamortización de Mendizábal, fue adquirido en 1844 por Mariano Goya, nieto del famoso pintor, por 430.000 reales. En el siglo XX, a finales de la década de 1970, el monasterio sufrió un grave incendio al que sólo sobrevivió un hermoso claustro renacentista.

MADRIGAL DE LAS ALTAS TORRES fotos

Convento de los Agustinos (donde falleció Fray Luis de León) en estilo herreriano
Iglesia de Santa María del Castillo una de las más antiguas del románico-mudéjar
Puerta de Arevalo
Puerta de Medina
Puerta de Peñaranda
Puerta mudéjar de Cantalapiedra
Palacio de los Pocostales

Historia Madrigal se define por un riquísimo conjunto monumental que se conserva en buen estado y que refleja el devenir histórico de la villa y de sus gentes. El nombre de esta villa está intimamente ligado a la historia de España. Sus murallas, de origen islámico y fábrica mudéjar, nos hablan de un largo proceso de la Reconquista, pero también de la convivencia entre las tres culturas: cristianos, judíos y musulmanes. La conquista y colonización de America están igualmente unidos a Madrigal por el protagonismo de los madrigaleños en este proceso, especialmente la reina Isabel la Católica. Otros ilustres nacidos en la villa fueron el teólogo humanista Alonso de Madrigal "el Tostado" (1400-1455), el obispo indigenista Vasco de Quiroga (1470-1565), y el cardenal y estadista Gaspar de Quiroga (1512-1595).

Las murallas de Madrigal se encuentran entre las mejor conservadas de toda España. Su perímetro que se creía totalmente circular, se conserva en su mayor parte a pesar de su antigüedad. Aunque es posible que hubiera indicios de ocupación anterior, estas murallas de origen islámico se reforman en el siglo XIII ampliando sus elementos defensivos con adarves, almenas, puertas y fosos.

Iglesia de San Nicolás de Bari Siglo XII. Románico-mudéjar y muy reformada en los siglos XVI y XVII. Tiene un gran desarrollo en altura y volúmenes, aunque es conocida ante todo por conservar la pila donde recibió el bautismo Isabel la Católica. Su torre la más alta de toda la provincia, alcanza los 75 metros de altura.

Monasterio de Nuestra Señora de Gracia - Palacio de Juan II Lugar de nacimiento de Isabel la Católica, fue palacio de Juan II. En la actualidad es convento de agustinas, orden en la que profesaron varias hijas bastardas de Fernando el Católico, Carlos I o Juan de Austria. Además del convento, una parte del antiguo palacio fue posteriormente el Hospital de la Concepción del siglo XV. El edificio se comenzó a construir en el siglo XV, manteniéndose salones renacentistas, la escalera regia y la sala de cortes con artesonado mudéjar del siglo XV. También se puede ver el claustro, la Capilla Real, El salón de embajadores, El Panteón de Bastardas e Infantas y la alcoba en que nació Isabel. El claustro es de estilo gótico tardío. Se conservan además documentos, objetos y mobiliario.

Real Hospital de la Purísima Concepción fundado en el siglo XV (1431) en estilo mudéjar y reformado posteriormente, en cuya capilla se alberga al "Cristo de las Injurias", patrono de la villa.

Palacio de Justicia con una magnifica fachada plateresca, fue en origen la residencia del médico personal de Isabel la Católica.

MIRONCILLO

Castillo de Aunqueospese Los primeros indicios de la existencia de un bastión defensivo en el lugar se remontan al siglo XI, cuando el avance de la Reconquista obliga a los señores de los reinos cristianos a establecer líneas de defensa con fortificaciones comunicadas visualmente. Así nace unos de los castillos roqueros mas hermosos de la región, cuya traza se asienta definitivamente en el siglo XIV, tomando características del sólido estilo gótico imperante. El nombre por el que es conocido se pierde en explicaciones, legendarias que hablan de amores palaciegos y prohibiciones paternas, aunque a ciencia cierta, se desconoce el origen.

MOMBELTRÁN

Castillo Este castillo está rodeado de un paisaje de singular belleza, en la sierra de Gredos. En 1461 fue donado por el rey Enrique IV a su favorito don Beltrán de la Cueva, antepasado del actual propietario y poseedor también del Castillo de Cuellar. Consta de dos recintos de forma cuadrada con cubos circulares en las esquinas. Conserva en su interior restos de columnas, muros y escaleras.

NAVAS DEL MARQUES fotos

Iglesia parroquial

Castillo Palacio de Magalia Construido en el siglo XVI, fue obra de don Pedro Dávila y Zúñiga, señor de las Navas. Es de estilo renacentista y está asentado sobre rocas de granito. Completamente restaurado, en él se pueden apreciar interesantes recursos arquitectónicos y ornamentales, algunos de magnifica belleza.

PIEDRAHITA

Convento de las Carmelitas Descalzas siglo XVII
Iglesia de la Asunción gótica siglo XV
Palacio de los Duque de Alba neoclásica siglo XVIII

RIVILLA DE BARAJAS

Castillo de Castronuevo Castillo de aspecto militar y austero que contiene numerosas troneras, sótanos, abovedados y foso. De su nombre deducimos el pasado defensivo de su enclave, cuya traza responde a reformas del siglo XV. Está constituido por dos recintos rectangulares de argamasa de ladrillo, cal y canto. Tiene cuatro torres en sus esquinas y conserva restos de un palacio renacentista con salas abovedadas, galerías de arcos, columnas y escaleras. Su estructura y aspecto están condicionados por la artillería: carece de torre del homenaje, sus muros son recios y se encuentra dentro de un foso que dificultaba el ataque.

SOLOSANCHO

Castillo de Villaviciosa Erigido en los siglos XV y XVI, es una fortaleza residencial de caprichosa arquitectura, de discretas proporciones y sujeta a diferentes etapas constructivas. Se pueden apreciar las huellas del foso y el puente de entrada al acceder al patio de armas por un gran arco de medio punto situado entre dos torres. En la llamada Torre de Damas subsiste un artístico ventanal sobre el que pende un escudo que representa un león rampante sobre un águila. Otros escudos de las diversas generaciones lucen también en los muros. Hoy alberga un hostal.