Introducción
Nombre: Ermita de San Baudelio de Berlanga
Población: Casillas de Berlanga (Soria). Comunidad Autónoma de Castilla-León
Estilo: Arquitectura mozárabe siglo XI
Declarado Monumento Histórico Nacional en 1917
Orígenes: sobre sus orígenes nada se sabe, la primera datación conocida reza del 1136,
"monasterio sancti Baudili quod circam berlanga situm est" en la
cual se hace referencia a un monasterio construido por mozárabes junto a una gruta puesta bajo
la advocación de San Baudelio, en tiempos visigodos. Hoy día la citada
gruta se halla en el
interior del templo, y
de los restos del monasterio que pudiera haberse ubicado en este lugar nada queda.
San Baudelio (San Baudilio o San Baudel) fue un santo-mártir del siglo IV oriundo de Nimes
(Francia).
Características
La ermita de San Baudelio presenta una notable armonía entre arquitectura y decoración
pictórica, si bien se estima que pueda haber una diferencia de ejecuciones próxima a los
100 años entre una y otra.
El edificio se encuentra construido sobre una terraza de caliza, a la boca de una cueva
que posiblemente sirvió para alojar a algún ermitaño al final de la antigüedad o Alta Edad
Media. Esta cueva está situada al lado de una fuente que aún mana agua.
La construcción es de sillarejo, con dos módulos de planta rectangular. El mayor que corresponde
a la parte principal, está cubierto a cuatro aguas, mientras el presbiterio, zona del altar
mayor, lo está a dos.
Es un edificio de planta cuadrada, prolongada en un ábside sobreelevado cuadrado cubierta con bóveda de cañón.
Este ábside tiene una ventana de herradura, que es la encargada de iluminar el altar mayor.
La separación entre la nave principal y el ábside se realiza por un
arco de herradura, de estilo califal , con dos escalones para subir al ábside.
La nave principal, esta cubierta por una bóveda esquifada, formada por ocho arcos sobrepasados
de piedra toba fraguada con yeso, que parten de una columna o pilar central, como si fuesen
hojas de palmera (de clara influencia islámica). Los nervios de esta palmera descansan sobre
ménsulas, unas en los ángulos y otras en los comedios de los muros, los cuales tienen mas de
un metro de espesor.
No hay que olvidar que la palmera es al árbol místico por excelencia, tanto en el mundo
cristiano como en el musulmán. Es el árbol de la vida que une lo terrenal con lo celestial.
Este tipo de solución de la bóveda es bastante original, ya que la nave principal ocupa un
espacio relativamente grande y con un solo pilar o columna, se resuelve la sujeción de la
misma, en una bóveda que por otra parte es de piedra. En esta ermita no interviene la madera
en ninguno de sus elementos.
A este tipo de solución en forma de palmera, se le ha querido ver influencias esotéricas,
templarias u ocultistas. No hay constancia de ello, lo que si que es cierto es que es una
solución muy original para le época y para Hispania. Y claramente de influencia oriental.
Mas fotos de la columna central
En el centro de la columna, en la parte superior, hay ocho óculos, con arcos de herradura que
dan a un
camarín o cámara secreta muy pequeña, en cuyo interior queda la cámara, cubierta con una
cupulilla formada por
ocho nervaduras entrecruzadas , reminiscentes de las
del mihrab de la Mezquita de Córdoba. La finalidad de esta cámara se ignora.
Tal vez pudiera servir para
guardar las reliquias de San Baudelio, las de algún anacoreta de la zona, o para guardar
tesoros. Incluso se ha apuntado la posibilidad de que fuera el lugar de retiro de algún ermitaño,
que viviría subido en lo alto de la columna, al estilo de Simón el estilita. La altura de esta
cámara es de 2,10 metros aproximadamente. Hay que decir que desde la base de la iglesia en los
pies de la palmera es muy difícil observar la existencia de ese hueco, en lo alto de la
columna.
A los pies de la nave se encuentra una tribuna, espectacular e íntima a la vez. Se accede a
ella desde el exterior, por una puerta al efecto, o desde el interior por una escalera de
peldaños de piedra encastrados en la pared. Está apoyada sobre 18 columnillas con arcos de herradura
y bóvedas escarzanas al interior. En lugar de capiteles tiene ábacos cúbicos y las basas son
toscas, el conjunto esta dividido
en cinco naves y tres tramos. El más próximo a la columna sólo consta de un elemento modular de
los que se compone el conjunto y que en la tribuna origina una capilla con una ventana ajustada
en eje con la puerta, también con arco de herradura. Todo el conjunto está construido y
distribuido según el sistema de proporción del número áureo. Todo él, aparentemente, es
fechable en torno a mediados del siglo XI. Esta tribuna tiene cierta similitud con una mezquita
de cinco naves.
La parte baja de esta tribuna da acceso a
una gruta natural que es el punto de origen de la ermita.
A la parte superior de la tribuna se accede por una escalera adosada al muro, y en la cual
destaca una pequeña capilla de planta cuadrada y de bóveda de medio cañón, posible espacio
para la comunidad
monástica. A la parte superior de la tribuna como hemos dicho también es posible acceder
desde el exterior por una puerta al efecto.
Más fotos de la Tribuna
La portada de acceso esta formada por un arco de herradura, de doble arquivolta, situada
en el muro lateral noreste.
En el exterior del ábside se encuentra una necrópolis rupestre que ofrece más de una veintena
de tumbas antropomorfas, toscamente talladas y en algún caso asociadas a modo de panteón. Están
orientadas de este a oeste, cubiertas con lajas, y los muertos eran colocados en posición
decúbito supino (la espalda contra el suelo). Están fechadas entre los siglos XI y XII.
Pinturas murales
Las pinturas se encuentran cubriendo toda la parte situada desde la clave de la puerta de acceso
hasta la bóveda, excepto en la zona de la escalera interior que accede a la tribuna, en que
arranca desde el suelo y sigue el ascenso de la escalera hacia ella.
Las pinturas murales que cubrían la totalidad de las paredes de la ermita están datadas, a
finales del siglo XII o principios siglo XIII.
Para ver la totalidad de sus pinturas y su disposición original es imprescindible consultar
el libro de Manuel Gómez Moreno titulado "Iglesias mozárabes" publicado en 1919.
Uno de los aspectos más destacables es su decoración pictórica, pues es una de las muestras más
antiguas de pintura románica. Apenas quedan unos restos de pintura al temple, ya que los originales
fueron arrancadas y fijados en lienzos y exportados en 1926 a distintos museos de Estados Unidos.
(Museo de Arte de Cincinnati, Museo de los Claustros de Nueva York, Museo de Bellas Artes
de Boston y Museo de Arte de Indianapolis).
Algunas también se encuentran en el Museo del Prado, concretamente seis escenas.
La temática pictórica van desde escenas de caza, bélicas, profanas y formas geométricas, con
un claro influjo oriental inspiradas en cerámica y marfiles de la época califal cordobesa.
De las pinturas que salieron fuera tenemos:
El Dromedario, La curación del ciego y La
resurrección de Lázaro,
La Tentación de Cristo, Las tres Marías ante el sepulcro, La Santa Cena,
Las bodas de Caná, Entrada a Jerusalén y el Halconero.
En 1957 el gobierno español canjeó algunas de estas pinturas por el ábside de la iglesia
románica de San Martín del pueblo segoviano de Fuentidueña, que hoy se conserva en el
Metropolitam Museum de Nueva York, las pinturas así adquiridas fueron depositadas en el
Museo del Prado.
Entre las que se encuentran en España tenemos: La caza del ciervo, La cacería de liebres, El
guerrero, El elefante,
El oso y El cazador.
En 1965 se llevaron a termino las obras de restauración de las pinturas que todavía quedaban
en la iglesia y que no habían sido arrancadas.
Hay dos fases pictóricas, pero de la primera sólo quedan escasos restos: una especie de esbozo
de figura humana en el trasdós del arco de acceso al presbiterio, una Cruz de consagración
pintada debajo de un jinete en el lado del evangelio en el cuerpo principal, y otra, una
figura masculina en la columna. El resto corresponde a la pintura concebida para el edificio
y ejecutada en torno a mediados del siglo XII.
Están o estaban realizadas al temple y con pocos colores, sobre un ligero enlucido de yeso
y son obra de tres artistas locales:
Al Maestro de Maderuelo o Primer Maestro de Casillas se le deben todos los temas decorativos de
arquerías y bóvedas, las grandes escenas bíblicas y las pinturas del ábside.
Al Maestro de San Baudelio, se le deben las escenas cinegéticas de la zona baja, que són las
pinturas más originales.
Y al tercer Maestro de San Baudelio, más modesto, las pinturas del interior del coro o
tribuna.
Este conjunto está distribuido de manera que puede leerse de dos maneras, lo cual lo convierte
en un verdadero acróstico visual y didáctico. Leyéndolo en planos horizontales ha de empezarse
por la parte superior. En primer plano por el techo: entre los gajos debieron estar pintados
ocho arcángeles, de los cuales quedan escasos restos, que sostienen el trono de Dios. El
camarín central figura la Jerusalén celestial. Desde abajo, aunque con cierta dificultad,
pueden apreciarse restos de murallas fortificadas, y por las nervaduras corren alusiones a la
vida y la muerte eternas.
El siguiente ciclo se aprecia ya en la parte alta de las paredes, en la zona en que se
convierten en techo: se refiere a la infancia de Cristo, como símbolo de la vida nueva que
se ofrece (Nuevo Testamento). El siguiente registro se refiere, por otra parte, al sacrificio
de Cristo y su Pasión. Finalmente, en el inferior, se pueden leer símbolos, "sinos" en terminología
bajo medieval, de la enseñanza que se deriva de leer lo anteriormente expresado como un
conjunto vertical, desde el camarín hasta la base. Lo interesante es que la mayor parte de los
símbolos-resumen no derivan de repertorios cristiano románicos sino de repertorios musulmanes
orientales.
Tómese como ejemplo dos gajos continuos: el situado sobre la puerta, empieza por unos galgos
huyendo atemorizados de Jerusalén, como avisando, presagiando una tragedia. El siguiente cuadro
para abajo nos habla de un episodio de la infancia de Cristo: la huida a Egipto por la persecución
ordenada por Herodes contra los niños menores de dos años. En el siguiente plano, su
contrapartida de la entrada en Jerusalén como Rey y como preámbulo de su Pasión. Al fin, se ve
la caza del ciervo, símbolo de la inocencia.
El siguiente gajo que da a la misma pared, empieza por una puerta abierta en la muralla, símbolo
de la muerte, seguido de la Anunciación, misión divina que implica su sacrificio, pues viene a
salvar lo que se ha perdido. La Santa Cena es el siguiente cuadro, que es el preámbulo de la
selección de la víctima del sacrificio y finalmente se ve la cacería de la liebre, símbolo del
triunfo de la muerte, también del cazador cazado. Aquí se infiere por elipsis la segunda parte
de la escena, en la cual la liebre cazaría al cazador. Este "gajo" está orientado al norte
geográfico que es el lado de la muerte. Valgan estos ejemplos para explicar otros símbolos como
la Osa Menor, cerca de la puerta, que significa la Estella Polar (en el morro de la constelación)
para indicar que orienta en la noche como la fe en la vida, etc...
Las pinturas de la bóveda representan toda una Cristología, y están realizadas de tal manera
que puedan ser observadas y legibles desde el piso,
representan el Evangelio empezando en la bóveda y dispuestas en
tres zonas, mas una Adoración de los Magos y unos ángeles alanceando al dragón en la pequeña
capilla de la tribuna. Su estilo es seudobizantino. Son interesantes unas figuras tomadas al
natural de los guardianes armados del sepulcro. En la zona inferior el asunto son cacerías
expuestas con naturalismo sincero, junto con soldados, animales, telas de Oriente y un camello.
El ábside acoge la figura del cordero, el pantocrátor y otras escenas religiosas. En el
cuerpo central se distinguen tres series: en la zona superior se representan escenas del
ciclo de la Natividad (La Adoración de los Reyes Magos y La Huida a Egipto), en la zona
central desarrolla temas de la vida pública de Jesús (Curación del ciego, Resurrección de
Lázaro); y de la pasión de Jesús (Oración en el huerto y crucifixión). La parte inferior que
enlaza con la decoración del frente de la tribuna y la del pequeño oratorio, está ocupada
por escenas profanas y de cacería, con claro simbolismo religioso.
Dentro del complejo de pinturas murales de San Baudelio, hay que citar escenas y personajes que
aparecen representados: escenas de cacerías, perros rampantes, bóvidos afrontados, águilas
con alas explayadas, un Ibis, Abel y Caín, un luneto semicircular (que pudo acoger al cordero
místico) del que irradia una cruz griega y sobre el que se proyectan dos ángeles, la paloma del
Espíritu Santo etc.
En la capilla del ábside, enmarcada en un
arco absidial califal, nos descubre toda una
maravillosa iconografía de
San Nicolás y
San Baudelio, así como la representación de la paloma
en la clave de la ventana abocinada.
En el oratorio del coro quedan pinturas que representan la Adoración de los Magos. Uno de los
tres reyes aparece en la bóveda junto a un ángel. El intradós en herradura muestra medallones
de águilas, y la bóveda de cañón culmina con el Dextera Domini flanqueado por el arcángel
San Miguel y otro ángel que da muerte al dragón.
Distribuidas por lugares estratégicos de los muros, se encuentran una serie de cruces paté rojas
propias de los templarios.
El cazador obra del Maestro de Berlanga, hacia el 1150, se trata
de un fresco de 290 x 134 cm. y que se encuentra depositado en el Museo del Prado.
Es una de las piezas más antiguas, fue traída como ya se ha mencionado en 1957.
Se trata de un cazador a caballo que persigue a unas presas. Tanto el tema como la estructura
compositiva de la escena apunta claramente la influencia islámica de la realización. La razón
es clara: en pleno románico, que es la época correspondiente al siglo XII, la presencia islámica
en la península ibérica es muy fuerte. El reino hispano-musulmán se mantuvo ininterrumpidamente
desde el siglo VIII hasta fines del siglo XV. A lo largo de este tiempo la convivencia y la
influencia mutua fueron los factores culturales predominantes. Los artistas musulmanes trabajaron
con frecuencia para los territorios cristianos, es especial aquellos que mantenían sus viviendas
en las regiones que progresivamente los musulmanes perdían frente a los castellanos. Esta población
se denominó mudéjar, y mantuvo el derecho a sus ritos y costumbres hasta los Reyes Católicos. Este
fresco es una muestra de la interactividad entre un estilo y otro. Los motivos que presenta
son de clara raíz persa, con una organización geométrica, simétrica excepto en el jinete
perseguidor. El fondo rojo hace que las figuras de los animales y el cazador destaquen en su
amarillo, suavizado por el paso del tiempo.
La tentación de Cristo Combina tres episodios de la tentación de
Cristo. En la izquierda, el diablo se atreve a tentar a Cristo con que convierta las piedras
en pan, en el centro Satán desafía a Cristo a que se lance al precipicio desde lo alto del templo,
en la derecha un ángel habla con el demonio que refiere la tentación pasada de Cristo,
que después de rechazar adorar al diablo, es ministrado por ángeles.
Pintura hacia 1125, fresco transferido a lona, 213,4 cm.x299,7 cm. Colección de Cloisters USA.
El camello o El dromedario fresco transferido a lona, 165,1 cm.
x 340,3 cm. Se encuentra en Nueva York en el Museo "The Cloisters" (Los Claustros).
Asociado este animal con el poder aristocrático, era un animal que estaba muy representado en
el arte musulmán, y era muy admirado por los habitantes del mundo cristiano. Tal vez y aun
cuando la zona de esta ermita ya estaba en manos cristianos, se quiso pintar este animal para
crear una sensación de lujo como ocurría en el mundo musulmán. Esta figura estaba situada en
el lado norte de la tribuna aneja a la columna central.
Ficha técnica
Fecha de realización página: 22 de septiembre 2003
Fecha última modificación: 22 de Junio de 2004
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