Atarazanas (Drassanes de València)
Plaza de Juan Antonio Benlliure s/n

El nombre atarazanas proviene del árabe ad-dár a-sina'a que por corrupción acabaría en dár-as-sána que se puede traducir como taller de fabricación. Básicamente unas atarazanas es el edificio donde se construyen barcos tanto militares como comerciales. Hoy en día lo podríamos asimilar a unos astilleros. El 11 de noviembre de 1949 fueron declaradas "Monumento Histórico-Artístico Nacional".

No existe constancia que en época musulmana existieran atarazanas en Valencia. Si que hay alguna referencia documental que nos habla que el rey Jaime I el Conquistador después de conquistar la ciudad de Valencia en 1238, ordenó la construcción de algún tipo de almacén que reuniera estas características, pero debían de ser, de modestas dimensiones y además tal vez incluso situadas en el interior de la ciudad. No hay que olvidar que en tiempos del rey conquistador, la fachada marítima era zona pantanosa y no disponía de población permanente.

No será hasta su hijo y sucesor Pedro el Grande cuando Valencia empiece a disponer de un edificio medianamente digno de recibir el nombre de atarazanas. Históricamente encontramos que el rey de Aragón Pedro III el Grande (rey entre 1276 y 1285) concede en 1284 licencia a los cónsules de la ciudad para edificar en Vilanova del Grao un local o barraca con el fin de construir y reparar los barcos que la Corona de Aragón precisara en su lucha por afianzar el trono de Sicilia entonces en disputa. Además debía de servir de lugar para guardar los útiles y aparejos de las embarcaciones.

El continuo crecimiento y tráfico marítimo de Valencia hizo necesaria la construcción de un lugar estable donde se pudieran construir y reparar las diversas embarcaciones, pudiendo servir también de almacén de material naval. Para ello el consell de la ciutat acordó el 27 de agosto de 1338 la construcción de unas nuevas atarazanas, dándose por terminadas en 1391, nuestras actuales atarazanas. El paso del tiempo obligaría a una continua ampliación y adaptación de las instalaciones a la realidad del momento tanto en el plano bélico como comercial. La atarazanas además de servir para la construcción de embarcaciones, se utilizaban para guardar aparejos, armamento y útiles relacionados con la actividad naval.

Las atarazanas, se adscriben al estilo gótico civil, constan de cinco amplias naves paralelas, de 13,20 metros de ancho por 49,50 metros de largo; ocho tramos con techumbre de madera y cubiertas a doble vertiente sobre arcos diafragma apuntados. Su fábrica es de ladrillo, pero dentro de su funcionalidad presentan un gran porte monumental. Cada nave está dividida en 7 tramos con 7 arcos de diafragma apoyados en pilares de mampostería, lo que da un total de 35 tramos con 30 arcos de diafragma, a lo que hay que sumar el porche. Ocupa una superficie rectangular de 3.500 m2, y cabe destacar que la quinta nave es un poco mayor que las cuatro restantes.

La construcción del porche actual se decidió en 1409, comenzando las obras al año siguiente el cantero Francesc de Tona, aunque el que ahora vemos es una reconstrucción moderna realizada en el siglo XX. Este porche que mira a "Levante" frente al mar, es la fachada principal del edificio y por ella salían las embarcaciones a enfrentarse con su destino. Hay autores que afirman que el porche original nunca llegó a realizase.

Todo el perímetro de las atarazanas se encontraba rodeado por una muralla, y a su interior se accedía por tres puertas, una de ellas situada en la plaza donde se encuentra la actual iglesia de Santa María del Mar. En el interior del recinto además de las naves, se encontraban patios y talleres auxiliares para el tratamiento de la madera y los materiales necesarios en la construcción, de estos patios y talleres no queda ya rastro alguno.

Entre los maestros canteros que de un modo u otro han intervenido en las obras del edificio destacan Pere Compte y Miquel Joan Porcar. Seguramente estos maestros canteros se encargarían de la importante remodelación del edificio en el siglo XV y serían quienes dotarían al edificio de su actual configuración. Entre los elementos originales que restan destacan las canalones de piedra caliza (gárgolas) que servían para recoger el agua de lluvia, los cuales conservan cada uno de ellos el escudo de la ciudad.

A partir del siglo XVI la importancia de las atarazanas decrece y su destino es pintoresco. En sus cercanías se construye un baluarte (el del Grao), lo que hace que su importancia decrezca aún más. El uso de esta construcción ha sido diverso, tanto como la caracterización de su propietario. Así las atarazanas de Valencia han servido desde la construcción y reparación de barcos antes comentada, pasando por a ser almacén de sal, de trigo, estancia del rey Francisco I de Francia (prisionero), almacén de maquinaria y talleres de reparación de los más diversos artículos. En 1507 fueron acondicionadas como residencia de la entonces todavía reina Germana de Foix en su visita a Valencia. En 1677 fueron utilizadas como almacén de trigo, en 1707 depósito de provisiones, en 1715 almacén de sal, finalmente en 1840 troceada y vendida a particulares.

Respecto a la titularidad de sus propietarios, comenzó siendo municipal como hemos dicho, para pasar a ser propiedad del rey con la guerra de sucesión, al cabo de la cual volvió a poder de la ciudad hasta el año 1802 en que pasaron al Estado, por motivos de deudas a la hacienda real. No sería hasta 1840 cuando esta las vende a particulares. Las distintas naves fueron divididas interiormente y alquiladas por separadas para distintos menesteres. Así resulta curioso que la segunda nave pudiera ser utilizada como cine en 1915 con el nombre de cine Alhambra.

En los años ochenta del siglo XX la titularidad vuelve a recaer en la ciudad, pues el ayuntamiento comienza la compra de las distintas naves. En diciembre de 1979 se compran las tres primeras naves, en julio de 1980 la cuarta nave y en 1982 la quinta y última nave. Una vez adquirida la totalidad del conjunto, el Ayuntamiento comienza la rehabilitación integral y total del edificio. Los trabajos de restauración se realizaron entre 1979 y 1993 de la mano del arquitecto valenciano Manuel Portaceli Roig, y en la actualidad son utilizadas como sala municipal de exposiciones temporales con el nombre de Museu de les Drassanes desde 1994.

Como curiosidad cabe destacar que durante los años 1980 a 1982 sirvieron como alojamiento provisional a las "Rocas del Corpus", mientras tanto se hacían obras de reforma en la conocida como Casa de las Rocas que es donde habitualmente son guardadas.

Las Atarazanas en el recuerdo