Catedrales de España
Catedral de Cuenca


Tiene un aire nórdico en su gótico mas antiguo

Introducción

Nombre: Catedral de santa María y de san Julián
Ubicación: Cuenca. Comunidad autónoma de Castilla-La Mancha
Gentilicio: conquenses
Estilo: gótico-normando
La ciudad se sitúa junto a las hoces de los ríos Júcar y Huécar
Patrón de la ciudad: san Julián
Cuenca está declarada Patrimonio de la Humanidad
La catedral es Monumento Nacional desde el 23 de agosto de 1902

Historia

Aunque parece ser que los orígenes de la ciudad son romanos, serán los musulmanes quienes construyan una fortaleza a la que llamaron Conca. Será el 21 de septiembre de 1177 (día de san Mateo), cuando el rey de Castilla Alfonso VIII después de nueve meses de asedio conquiste la ciudad para las armas cristianas y se constituya como sede episcopal en el año 1183 por bula del papa Lucio III. La constitución de la sede conquense se formalizó por la fusión de las antiguas sedes visigodas de Segóbriga, Valeria y Ercávica.

Eñ señor rey don Alfonso, fizo y ordenó que la mezquita que los moros avían, mandó a los obispos que la consagraran ... e puso por la suya mano de la Virgen María que a par de si traíba, e pasó e trasladó los obispados de Valeria y Arcas e puso la silla en la su ciudad de Cuenca.

La esposa de Alfonso VIII, es Leonor de Aquitania y Plantagenet, hija del rey de Inglaterra, hermana de Ricardo Corazón de León y además condesa de Gascuña. Con ella vienen caballeros normandos que serán los que ejercerán su influencia sobre la fábrica de la catedral, de ahí su aire nórdico que anteriormente hemos citado y que es lo que mayormente llama la atención, alejado del típico gótico de la Castilla medieval. En el momento de comenzarse a construir la catedral, el estilo imperante en los reinos cristianos era todavía el románico, por lo que no nos debe extrañar que fueran los extranjeros de la corte del rey Alfonso VIII quienes introdujeran los aires góticos en nuestra catedral, ya que este era el nuevo orden imperante en la Europa allende los Pirineos.

Características

La catedral fue consagrada por san Julián (* Burgos 1128 † Cuenca 20-01-1208 / obispo entre 1198 y 1208), segundo obispo de la diócesis cuando la misma todavía se encontraba en construcción. La catedral fue comenzada por canteros galos hacia finales del siglo XII continuando las obras durante todo el siglo XIII. Con toda seguridad se construyó sobre la antigua mezquita musulmana de la ciudad. Se considera como la primera catedral gótica realizada en Castilla, siendo consagrada definitivamente bajo la advocación de Santa María en el año 1208 por el obispo García († 1226 / obispo entre 1208 y 1225).

A grandes rasgos la construcción de la catedral se llevó a acabo en tres fases: una primera etapa, entre 1190 y 1220 donde se levanta la cabecera y la nave crucero, una segunda fase en el segundo cuarto del siglo XIII en que se levantan las naves hacia los pies, y una tercera fase en la segunda mitad del siglo XV cuando se modifica la cabecera con la supresión de los ábsides y se construye la doble girola con sus capillas absidiales.

La planta inicial de la catedral estaba formada por tres naves; a la altura del crucero se transformaba en cinco naves y continuaba formando cinco ábsides, siguiendo las trazas del un todavía románico imperante. En el siglo XV los cinco ábsides fueron sustituidos por una doble girola para aprovechar el desarrollo de las cinco naves que disponía la catedral. Su nueva planta quedará formada por una planta de cruz latina, tres naves que se convertirán en cinco, doble girola y un profundo presbiterio. El crucero está cubierto por una gran bóveda central de influencia anglonormanda. Las capillas de las naves laterales fueron construidas en su mayor parte en el siglo XVI en estilo gótico.

Exterior y fachada principal La primera fachada que tuvo la catedral fue realizada a finales del siglo XIII en estilo gótico. En 19 de mayo de 1432 un rayo que cayó sobre la catedral, provocó un incendio y la destrucción de las tres torres de la catedral: la torre del Ángel, la torre del Gallo y la torre de la Saeta, estas dos últimas gemelas que flanqueaban la fachada. Además se produjeron daños importantes en la fachada. A consecuencia de los daños sufridos, su exterior se vería sujeto a una constante sucesión de reparaciones y modificaciones durante los siglos XVI y XVII. De esta fachada no ha llegado ningún documento gráfico de interés que permita su conocimiento.

El estado de la fachada llegó a un extremo tal que en 1719 el cabildo de la catedral decide construir una nueva fachada, se encarga al maestro de obras valenciano Juan Pérez la construcción de la nueva fachada. En 1722 la fachada está finalizada, pero ni al cabildo ni al maestro de obras de la catedral le parecen adecuada y además tenía problemas de cimentación que hacia peligrar su estabilidad.

Así en 1723 el maestro mayor de obras de la catedral, Luis de Artega se encarga de reconstruir y modificar nuevamente la fachada, dándole un aspecto barroco. Las obras se alargaron hasta finales de 1725 en que se dio por finalizada De esta fachada si han llegado documentos gráficos que nos permiten conocer su aspecto.


  Fotos detalle de la fachada  

Diferencia portada barroca siglo XVIII y actual

En 13 de abril de 1902, la torre del Giraldo o torre de las campanas se desplomó sobre su base mientras repicaban las campanas. La parte alta de la fachada principal, algunas capillas laterales y el arco de Jamete fueron las partes más afectadas por el hundimiento. Después de este accidente que llevó a declarar la catedral Monumento Nacional, comenzó en 1904 una serie de obras de afianzamiento de fachadas y muros. En 28 de septiembre de 1910 se colocó la primera piedra de la que será la actual fachada. La presente y nueva fachada catedralicia fue realizada en estilo neogótico por Vicente Lampérez Romea (* Madrid 1863 † Madrid 1923). Su aspecto actual confirma sin ningún genero de duda que la fachada quedó inconclusa. En la parte mas alta encontramos una imagen de san Julián que curiosamente es la única escultura que existe en toda la fachada.

Interior y capillas Interesante es la solución arquitectónica dada para la transmisión de fuerzas de las bóvedas a los arbotantes con elementos construidos tras los pilares. Gran originalidad tienen las bóvedas sexpartitas del transepto, que son rectangulares en vez de cuadradas como suele ser habitual en otras iglesias.

En planta podemos observar perfectamente como desde la entrada hasta el transepto, la catedral está formada por tres naves de seis tramos y a partir de aquí se transforma en cinco naves que antiguamente acababan en cinco ábsides y que fueron destruidos a finales del siglo XV para construir la doble girola, aprovechando las cinco naves en que terminaba la cabecera.


El templo se cubre con bóvedas de crucería que arrancan de un haz de pequeñas columnas que abrazan a los pilares. La nave central se separa de las laterales por medio de grandes arcos apuntados que se apoyan en pilares de distinto grosor. Este tipo de bóvedas coinciden con el gótico primitivo del norte de Francia. En este templo las naves tienen nombres propios: la nave lateral sur o de la epístola se llama de san Cristóbal, la nave lateral norte o del evangelio se llama de La Piedad y la nave central se denomina de los Reyes.

El triforio es un paso o galería-mirador sobre la nave central que discurre por la parte alta de las naves laterales. El triforio de Cuenca es distinto al de las demás catedrales góticas españolas, es muy estrecho y por eso en ocasiones se le llama falso triforio. El claristorio o ventanales altos que iluminan el interior se abren sobre esta galería o pasillo, la decoración es profusa, pues los arcos apuntados enmarcan arcos lobulados muy decorados. El triforio tiene añadida una barandilla de piedra calada que se hizo en el siglo XV. El triforio es tan original como hermoso, al tener en los vanos que miran al interior estatuas de ángeles a modo de maineles y un óculo superior que ahorra el piso del claristorio como fuente de iluminación, aunque restando altura. Los ángeles llevan entre sus manos una figura como representación de una virtud o un misterio religioso (libro, crucifijo, incensario etc.), y a los pies una figura aprisionada que quiere representar la contraposición de la virtud que lleva el ángel entre sus manos. Son pequeñas cabecillas de aspecto humano pero con caracteres burlones, caricaturescos o cabezas de personajes del clero o tipos peculiares. Son en total doce ángeles, seis por lado, falta uno que se ha perdido con el paso del tiempo y un segundo queda oculto por la presencia del órgano. El triforio crea una estructura única en España que sirve de transmisión de fuerzas desde las bóvedas hacia los arbotantes exteriores.

El cimborrio o torre del Ángel se eleva hasta los 40 metros de altura, se construyó en el siglo XV sobre el crucero para dar luz al interior a modo de linterna y con forma cuadrada. En el interior el segundo cuerpo se hace octogonal. Se cubre la torre con un tejado a cuatro aguas. Toma su nombre ya que en lo más alto del tejado se disponía la escultura de un ángel hoy perdida.

La girola fue construida entre mediados y finales del siglo XV, para ello hubieron de destruirse los ábsides en los que terminaban las naves laterales. La doble girola es obra de Hanequin de Bruselas († Toledo 1494) y su hermano Egas Cueman († 1495). Las capillas situadas en este deambulatorio son de la misma época (siglo XV). Las obras de la girola serían terminadas definitivamente por Cristóbal Flórez, uno de cuyos hijos el cantero Antonio Flórez trabajaría en otras obras de la catedral.

Capilla de la Virgen del Pilar Capilla de los Apóstoles Capilla de san Antolín Capilla del Obispo Coro
Capilla mayor Capilla de san Martín Sepulcros de los Montemayor Altar de san Fabián y san Sebastián Altar de Nuestra Señora del Alba
Altar de san José Calvario Capilla vieja de san Julián Capilla del arcipreste Barba Capilla de Nuestra Señora del Sagrario
Antesacristía Sacristía mayor Antesala capitular Sala capitular Capilla de santa Elena
Capilla Honda Capilla de Juan del Pozo Capilla nueva de san Julián Capilla de los Peso Capilla de la Virgen del Socorro
Altar de la Quinta Angustia Capilla de la Asunción Capilla de Santiago Capilla de Covarrubias Capilla de santa Bárbara
Capilla de los Caballeros Capilla de los Muñoz Arco de Jamete Claustro Capilla del Espíritu Santo
Capilla de santa Catalina Altar de la Virgen de las Nieves Capilla de san Bartolomé Capilla de san Mateo y san Lorenzo Sepulcro de Gómez Bayo
Trascoro Vida de san Julián

Entrando por la puerta principal y cogiendo la nave de nuestra derecha (nave de la epístola) encontramos las siguientes capillas:

Capilla de la Virgen del Pilar Última de las capillas construidas en la catedral. Fundada en 1769 por el canónigo Diego de Luiando Zárate y Murga. Obra tardobarroca de José Martín de Aldehuela (* Manzanera, Teruel 1729 † Málaga 1802), realizada entre 1769 y 1771. En ella encontramos la tumba del obispo Wenceslado Sangüesa Guía (* Madrid 1841 † Cuenca 1922) obispo de Cuenca entre 1900 y 1921.

El arco de ingreso se adorna en el tímpano de su parte alta con un fresco que representa alegóricamente la aparición de la Virgen del Pilar al apóstol Santiago. En el mismo vemos a un ángel que lleva la columna o pilar a presencia del apóstol Santiago sobre un fondo que representa la ciudad de Zaragoza y el río Ebro.

La capilla está construida a modo de pequeña iglesia, con nave y presbiterio y un pequeño crucero con cúpula y linterna. El crucero se cubre con una cúpula que pasa del cuadrado al octógono con cuatro trompas angulares. El cielo de la cúpula está ocupado por la escena de la Coronación de la Virgen por la Santísima Trinidad, mientras que en las trompas vemos cuatro pequeños óvalos con ángeles sobre nubes.

En las paredes del interior de la capilla, seis relieves de estuco (tres por lado), los dos rectangulares más grandes representan la aparición de la Virgen del Pilar a Santiago y el milagro de Calanda, los cuatro restantes en forma de óvalos representan a san Julián recibiendo la palma de manos de la Virgen, la imposición de la casulla a san Ildefonso, la Natividad de la Virgen y la Asunción.

El retablo es de madera policromada imitando mármoles y jaspes. Está presidida por una copia de la imagen de la Virgen del Pilar y a ambos lados en sendas hornacinas esculturas del Niño Jesús y san Juan Bautista niño, obras del napolitano Nicola Fumo (* 1647 † 1725) en 1674. Estas figuras fueron un regalo del canónigo Diego de Luiando (fundador de la capilla) en agradecimiento por el permiso para fundar la capilla, pues ambas tallas eran de su propiedad. Sobre la parte del superior del retablo se puede ver un lucernario en el muro por donde entra la luz y en cuyo centro además, destaca la paloma del Espíritu Santo que parece estuviera volando sobre la imagen de la Virgen.

Se cierra la capilla con una reja de tres cuerpos horizontales realizada en el siglo XVII.

Capilla de los Apóstoles Es una capilla de gran tamaño, pues ocupa la superficie de dos tramos de la nave. Fue comenzada en el año 1528 por los maestros canteros Juan de Alviz (* Alviz, Vizcaya † Cuenca ca. 1530) y Antonio Flórez en estilo renacentista con elementos del gótico tardío. Fundada en 1527 por el chantre (canónigo encargado del coro) García de Villarreal.

La portada realizada por Francisco de Luna († 1551) está formada por un arco de medio punto con decoración de nichos con veneras, columnas, pilastras y frisos, todo ello labrado con finísima decoración de candelabros, adornos florales, animales fabulosos, mascarones, grutescos, rostros, sirenas, niños, escudos, grifos, niños en las más variadas actitudes y dos bustos de perfil clásico en tondos en las enjutas de los arcos. Todo ello al más puro estilo del renacimiento. Los nichos de la parte superior permanecen vacíos ya que las esculturas fueron destruidas a consecuencia de los daños causados por la caída de un rayo en 1597 y nunca volvieron a reponerse. Solo la hornacina central superior tiene una talla policromada de la Virgen.

A la izquierda de la entrada hay un comulgatorio que como indica su nombre servía para recibir la comunión desde el exterior de la capilla. Se cierra este comulgatorio con una reja de círculos secantes entrelazados, forjada por Alonso Beltrán, en un estilo original propio de la catedral de Cuenca. La decoración del vano se realiza con figuras de niños ángeles, cabezas, mascarones, volutas, sirenas y escudos. En el centro del tímpano de la zona superior un medallón con el busto de un personaje.

En el interior seis semicolumnas adosadas a los muros y con decoración plateresca de finísima ejecución en sus fustes, sirven de apoyo a dos bóvedas nervadas de crucería estrelladas con terceletes y combados. Los fustes decorados son los habituales en el plateresco: elementos florales, niños, mascarones, grutescos, cabezas aladas, aves, hojas de acanto, quimeras, cornucopias, monstruos fantásticos, etc.

Preside la estancia un retablo renacentista del siglo XVI, dedicado a los Apóstoles con relieves en madera policromada y estofada realizadas por Giraldo de Flugo en 1560, y dieciséis tablas representando a los Apóstoles de Cristo, atribuidas a Martín Gómez el Viejo (* ca.1500 † 1562) y a su suegro Gonzalo de Castro. En la predela, en el cuerpo central, encontramos el entierro de Cristo. En el primer cuerpo el retablo está centrado por un relieve con la escena de la Resurrección de Cristo. Flanquean a la figura central ocho tablas con ocho apóstoles en el primer cuerpo. En el segundo cuerpo centra el retablo relieve con la Ascensión de Cristo y cuatro tablas que completan el apostolado. También podemos ver dos esculturas de san Zacarias y san Juan Bautista en los extremos. En la parte superior de este segundo piso vemos dos lienzos ya de época posterior con representaciones de san Nicolás de Bari a un lado y san Julián y san Lorenzo en el otro lado. En el ático la figura del Padre Eterno y un Cristo Crucificado en el vértice del retablo. Flanqueando al Padre Eterno dos pequeños óvalos pintados con dos profetas.

En el muro testero junto a la entrada, podemos ver una tribuna en alto con una barandilla de forja, era la tribuna reservada a los músicos.

Además podemos encontrar en el interior de la capilla dos altares o retablos: el de la Magdalena y el de la Virgen de la Salud. El primer altar es el conocido como el de la Magdalena, obra de 1770 de José Martín de Aldehuela (* Manzanera-Teruel 1729 † Málaga 1802). En el centro un gran relieve de madera policromada representa a María Magdalena. En la parte superior pintura oval del martirio de santa Catalina.

El altar de la Virgen de la Salud, está formado por un retablo barroco de 1638 atribuido a Andrés de Vargas. En el centro talla en madera policromada de la Virgen con el Niño, a la izquierda dos óleos sobre lienzo de san Miguel Arcángel y san Julián y a la derecha otros dos óleos de san Pantaleón y san Francisco de Asís. En la parte superior san Antonio de Padua.

Se cierra la capilla por una reja plateresca atribuida a Esteban Limosin. A destacar los balaustres de los lados y los relieves de hojalata del friso intermedio que representan cuatro escenas del Génesis (creación del hombre, creación de la mujer, el pecado original y la expulsión del paraíso). En el remate superior en el interior de un frontón triangular, dos sirenas tenantes sostienen el escudo de armas del fundador de la capilla. En el friso del nivel inferior queda la reja decorada en sus distintas secciones por dragones, niños, animales fantásticos, adornos de follaje etc. En el centro de este friso un pequeño medallón con el busto de san Pablo con la espada.

Frente a la capilla, en el muro lateral del coro encontramos el retablo de la Inmaculada. El pequeño retablo es obra plateresca de finales del siglo XVI (entre 1595/1597), la pintura que cobija es obra atribuida al genovés Bartolomé de Matarana y representa una Inmaculada, aquí denominada Virgen de las Candelas, por encontrarse en este lugar un antiguo lienzo con tal representación ahora en el museo diocesano. La figura virginal está rodeada por un grupo de ángeles llevando cada uno de ellos un elemento simbólico alusivo a la Virgen y a sus virtudes.

Capilla de san Antolín, de los Cabrera, de san Juan o de los marqueses de Moya. Es la mas antigua de la catedral, del siglo XIV. Fue fundada por el arcediano de Cuenca Alfonso Martínez hacia 1322 y puesta bajo la advocación de san Juan Evangelista. De planta cuadrada, tiene bóvedas de crucería con terceletes apoyadas en cuatro ménsulas decoradas con bustos femeninos y follaje vegetal, todo de talla muy tosca. Tiene una banda mudéjar en el muro izquierdo, lo que hace suponer que el autor de la obra debió ser de origen musulmán. En el interior de las estrellas de ocho puntas de esta banda podemos ver inscritas águilas con las alas desplegadas. La capilla se cierra por una cancela de madera y no de forja como suele ser habitual en la catedral. El nombre de la capilla alusivo a los Cabrera, lo toma por haber sido propietario de la misma, la familia Cabrera, marqueses de Moya, quienes se hicieron cargo de ella en una fecha indeterminada entre 1517 y 1526. Hay una pila de agua bendita que luce el escudo de la familia Cabrera (una cabra) lo que nos habla del cambio de titularidad de la capilla.

Preside la estancia el retablo conocido como de san Ignacio de Loyola. Tomaba su nombre por una talla de madera policromada del santo en actitud de pisar a un demonio con pechos de mujer que sujeta un libro de Lutero, clara alusión a que esta figura representa al protestantismo. Obra del escultor Manuel Álvarez de la Peña (* Salamanca 1721 † Madrid 1797) realizada entre 1755 y 1757. Recientemente esta figura ha sido sustituida por una escultura de san Andrés y la de san Ignacio trasladada al museo de la catedral.

En el muro lateral izquierdo se conserva el retablo de san Antolín que da nombre a la capilla. Obra de José Martín de Aldehuela (* Manzanera, Teruel 1729 † Málaga 1802) en el siglo XVIII. En su centro pintura sobre tabla del santo, obra del último tercio del siglo XIV de autor desconocido. Lleva en sus manos una filacteria con su nombre.

Junto a este retablo encontramos un nicho excavado en el muro, protegido por un arco apuntado. Su interior aloja una tabla gótica del siglo XIV de san Juan Evangelista de influencia italiana, está firmada por Joanes (Joanes me fecit) del que se conoce poco más.

Frente al retablo de san Antolín se conserva el retablo de san Juan Bautista. Centra el retablo un óleo sobre lienzo del Bautista predicando en el desierto, obra del pintor conquense Cristóbal García Salmerón (* Cuenca ca. 1603 † ca. 1666), y en la predela un óleo sobre tabla con una escena del nacimiento del santo. La firma del pintor figura en una especie de papel caído en el suelo en el ángulo inferior derecho.

En el centro de la capilla se conserva la pila bautismal plateresca del siglo XVI, ocupa este lugar desde principios del siglo XX cuando la capilla se convirtió en bautismal de la parroquia de la catedral.

Capilla del Obispo, de san Julián o de la Pila Conocida como de la pila en alusión a la pila bautismal que contuvo en el momento de su construcción y que fue sustituida por otra nueva en el año 1401. A tal fin se construyó entre 1405 y 1407 una primera capilla muy distinta a la que ha llegado hasta nosotros y que fue utilizada como capilla del bautismo.

En 28 de noviembre de 1477 se firman los documentos para la renovación de la capilla del bautismo, siendo su promotor el cardenal obispo Antonio Jacobo de Veneris (* Recanalti, Italia 1422 † 1479 / obispo entre 1470 y 1479). Fue abierta en el muro de la nave transepto, incluso tapando parte de los ventanales del muro donde se encuentra. Fueron sus artífices el canónigo obrero Gil Muñoz, el cantero Juan Gutierres de Lermo y el entallador Lorenzo Martínez junto con el protonotario Gabriel Condulmario.

La portada gótica del siglo XV tiene influencias flamencas, está formada por un arco rebajado y sobre ella un gran arco apuntado conopial con florón en su vértice. En las enjutas del arco y en el arranque de los pináculos laterales podemos ver escudos del obispo fundador y del protonotario. En su tímpano encontramos un calvario en piedra policromada con un fondo pintado de la ciudad de Jerusalén, con vistas del monte Calvario, el sol y la luna. La capilla se cierra por una bóveda de crucería con terceletes, con escudos del obispo Jacobo de Veneris y del protonotario Condulmario en sus cinco claves.

En el siglo XVII el obispo Andrés Pacheco de Cárdenas (* Puebla de Montalbán, Toledo 05-04-1550 † Madrid 07-04-1626 / obispo entre 1601 y 1623) aprovechando que la capilla hace pared con el palacio episcopal, manda abrir una puerta que comunique el palacio con la capilla, pasando a ser utilizada como capilla privada del obispo, de donde tomará su actual nombre. Con el establecimiento de la capilla como privativa del obispo, la pila bautismal que se encontraba en ella, es cambiada de lugar pasando a la capilla de san Antolín.

La reja es original de 1510 con formas góticas y renacentistas, obra atribuida al rejero Sancho Muñoz de Cuenca y en su montante está representado el bautismo de Cristo. La escena la podemos encontrar en la parte superior de la reja en el interior de un óvalo orlado de laurel y flanqueado por dos sirenas aladas coronadas.

En el interior de la capilla encontramos dos grandes sarcófagos de piedra completamente lisos y sin ninguna referencia a ningún difunto.

El retablo que preside la capilla fue realizado en 1589 en madera y alabastro policromado por Diego de Villadiego, está dedicado a san Julián (* Burgos 1128 † Cuenca 1208), patrón de la ciudad y obispo de Cuenca entre 1198 y 1208. La escena principal está centrada por la figura del santo en actitud orante y vestido de pontifical, recibiendo la palma de manos de la Virgen María que se encuentra en la parte superior con una gloria de ángeles. Junto al santo dos escenas del mismo alusivas a la caridad del obispo, a la derecha vemos al obispo tejiendo cestos de mimbre que luego vendía para sacar dinero para los pobres. A la izquierda escena limosnera, donde el santo obispo entrega limosna a un niño pobre en presencia tal vez de Cristo y la Virgen.

Junto a la puerta de entrada a la capilla adosada al muro se encuentra el altar-retablo de santa Ana con un retablo barroco de 1652 y un lienzo sobre tabla fechado hacia 1400 en estilo gótico internacional representando a santa Ana, la Virgen y el Niño. Esta pintura se atribuye al círculo del Maestro de Horcajo. En la parte alta del retablo encontramos un lienzo fechado en el siglo XVII representando a san Juan Bautista con el cordero. La inscripción de la predela es un texto en latín que hace referencia al retablo y a la peste bubónica de 1285 que padeció la ciudad de Cuenca. El retablo fue traído desde la ermita de santa Ana cuando la misma se hundió.

Continuando nuestro camino por la nave lateral y antes de llegar a la siguiente capilla, en el muro de la derecha, encontramos cuatro lápidas sepulcrales de cuatro obispos de la diócesis. Sus laudas sepulcrales no se corresponden con sus enterramientos, están aquí en memoria de los mismos ya que fueron colocadas a finales del siglo XVI. Son las correspondientes a Juan Yáñez, primer obispo de la diócesis († ca. 1196), García Ruiz, 3er obispo † 1224, Lope Ruiz, 4º obispo † ca. 1230 y Pedro Laurencio, 8º obispo † ca. 1272).

El coro Cerrado por una reja de Hernando de Arenas (* Cuenca ca. 1517 † Cuenca ca. 1580), obra realizada entre 1547 y 1557. De esta reja destaca la elegancia del torneado de sus barrotes, el calado de los dos frisos y, sobre todo, la bella crestería con motivos de candelabros, simbólicos delfines, cornucopias, niños y el escudo catedralicio. En el centro escudo del obispo Diego Ramírez de Fuenleal (* Villaescusa de Haro, Cuenca 07-12-1459 † Cuenca 1537 / obispo entre 1518 y 1537).

El coro está situado en el centro de la catedral (frente a la capilla mayor), esta situación central del coro sabemos que es una originalidad de las catedrales góticas españolas. El anterior coro de estilo gótico del siglo XV, se encontraba situado en el presbiterio, pero en 1576 fue trasladado a la nave central, hasta que en el siglo XVIII fue sustituido y vendido a la Colegiata de Belmonte (Cuenca) donde permanece.

La sillería del actual coro fue realizada en madera de nogal en el siglo XVIII por Manuel Gassó y fray Vicente Sevilla (maestro de obras de la catedral), siendo obispo José Antonio Flórez-Osorio y Velasco (obispo entre 1738 y 1759). Realizado con dos alturas (alto y bajo), dispone de 48 sitiales en cada altura, el trabajo escultórico fue realizado por Gassó entre 1753 y 1755 y representan a diversos santos. Solo los respaldos de la sillería alta están labrados, todo lo demás lo podemos encontrar en su color natural. Del anterior coro gótico solo se conserva la Virgen de alabastro situada encima del sitial del obispo, obra de Giraldo del Flugo (* Alemania o Flandes ca. 1512 † Cuenca 1591) realizada en 1578. La silla del obispo tiene tallado en su respaldo la figura del Salvador, mientras que en la parte superior vemos su escudo episcopal sustentado por dos figuras femeninas: alegorías de la templanza y de la justicia, cualidades asociadas al obispo Flórez.

En la parte alta del coro y recorriendo todo el perímetro del mismo, vemos una balconada en piedra que asoma al interior del coro y que en su parte superior tiene un pasillo que comunica con los órganos. En el centro del coro encontramos el facistol (soporte de madera donde se situaban los libros corales) y en el suelo a los pies del facistol, hallamos la lápida funeraria del obispo José Flórez-Osorio.

También encontramos dos órganos que son restauraciones de lo poco que quedó del que desapareció en el incendio de 1767. De época barroca (siglo XVIII), las cajas están diseñadas por José Martín de Aldehuela (* Manzanera,Teruel 1729 † Málaga 1802) y los tubos fueron realizados por Julián de la Orden (* Barchín del Hoyo, Cuenca † Málaga 21-01-1794), organero conquense.

Capilla mayor Construida en el siglo XIII, fue reformada a finales del siglo XV cuando se construyó la doble girola; para ello fueron demolidos los cinco ábsides que disponía la cabecera. A finales del siglo XVI fue nuevamente reformada al cambiar la ubicación del coro, pasando de la cabecera donde se encontraba a la nave central donde se ubica en la actualidad. En el siglo XVIII adoptó su definitivo aspecto al ser modificada para poder albergar los restos de san Julián. Es en este momento cuando se construye el actual retablo mayor y la decoración de estuco que la decora.

Cerrada por tres rejas, una frontal y dos laterales, destaca sobre todo la frontal de la nave central, obra de Juan Francés según diseño de Sancho Muñoz (uno de los rejeros más importantes de España), realizada entre 1513 y 1516. En una mezcla de transición del gótico al renacimiento se aprecia la perfecta armonía entre la tupida y esbelta fila de los barrotes góticos con el gusto renacentista en la decoración de la parte alta: candelabros, frisos, niños y sobre todo la finísima labor de repujado de la gran crestería, que se remata con un Calvario, rodeado de ángeles niños, pájaros, hojas y flores. Las dos rejas que cierran sus laterales son posteriores, obras de Rafael Amezúa realizadas en los talleres de Elorrio en Vizcaya en 1740.


La capilla mayor se distribuye en dos tramos, un primer tramo recto (cerrado por las dos rejas laterales) y el presbiterio acabado en forma poligonal.

En el año 1753 se reconstruyó la capilla mayor en su actual configuración, de estilo neoclásico, fue proyectado por Ventura Rodríguez, y ejecutado por los arquitectos Gabriel Eugenio González y Pedro Ignacio Incharraundiaga. El retablo de mármoles y jaspes, fue trabajo de Blas de Rentería, las esculturas del retablo son obra del genovés Bociardi, realizados en la ciudad de Génova en mármol de Carrara. Los estucos con los evangelistas y las escenas de la vida de la Virgen, son obra de los italianos Pietro Ravaglio y Giovanni Battista de Cremona.

El retablo mayor realizado entre 1753 y 1760 fue realizado con mármoles y jaspes de diversos colores. Centra el retablo cuatro columnas de orden corintio, en el panel central un altorrelieve con una representación de la Virgen con el Niño (la Natividad), en lo alto la paloma del Espíritu Santo y en el ático la figura de Dios Padre, flanqueado por dos ángeles en actitud genuflexa y orante, ambas figuras apoyadas en las volutas del frontón. Entre los intercolumnios, dos esculturas de bulto redondo, a la izquierda san Joaquín y a la derecha santa Ana, padres ambos de la Virgen. Todas las figuras realizadas en mármol de Carrara por Bociardi.

Flanqueando el retablo, en los muros laterales, dos paneles de estuco en cada uno de sus lados. A la izquierda la Presentación de la Virgen en el templo y la Anunciación, a la derecha la Visitación y la Coronación. Por encima de estos paneles y en sendos medallones, cuatro bajorrelieves con los cuatro evangelistas con sus símbolos: san Lucas con el toro, san Marcos con el león, san Juan con el águila y san Mateo con el hombre. Los estucos obra de Ravaglio y Battista de Cremona fueron realizados en 1759, un poco más tarde que el resto de la decoración.

Entre la capilla mayor y el coro se encuentran los dos púlpitos de que dispone la catedral. Realizados en mármol rojizo, el del lado de la epístola (a nuestra derecha mirando el altar mayor) está decorado con las figuras de san Pedro, san Pablo, san Judas y Santiago el Menor. Sobre el tornavoz, alegoría de la Fe. El púlpito del lado del evangelio (a nuestra izquierda mirando el altar mayor) está adornado con las figuras de los cuatro evangelistas: san Juan, san Marcos, san Lucas y san Mateo. Sobre el tornavoz alegoría de la Elocuencia.

Capilla de san Martín situada en el arranque de la girola por la nave de la epístola. Construida hacia 1547 a iniciativa del canónigo, tesorero y racionero Martín de Huelamo.

El retablo plateresco que preside la capilla es obra atribuida a Giraldo de Flugo (* Alemania o Flandes ca. 1512 † Cuenca 1591). La talla del retablo y las esculturas son de madera policromada y alabastro, las pinturas están realizadas sobre tabla. En el centro escultura de san Martín que parte su capa con un pobre y en los intercolumnios medallones en alabastro con los bustos de san Pedro y san Pablo (arriba) y las figuras de cuerpo entero de san Andrés y san Cristóbal (abajo), mientras que en la predela un pequeño medallón del Ecce Homo también en alabastro. En el friso superior por encima de san Martín, una talla en madera policromada con la Santa Faz. En la predela podemos ver dos pequeños escudos del canónigo fundador de la capilla.

El segundo cuerpo del retablo no es original del retablo, se trata de un añadido posterior en sustitución del original que poseía una escultura del entierro de Cristo. Este nuevo cuerpo tiene pinturas al óleo sobre tabla que representan a la Virgen con el Niño (en el centro), santa Lucía (a la izquierda) y santa Catalina de Alejandría (a la derecha). La tabla de la Virgen Inmaculada con el Niño se encontraba inicialmente en la capilla de la Virgen del Sagrario, de este lugar pasó a la capilla del Espíritu Santo (en el claustro), para pasar definitivamente a esta capilla.

La reja que cierra la capilla es obra realizada en 1548 por de Hernando de Arenas (* Cuenca ca. 1517 † Cuenca ca. 1580). De hierro forjado y repujado, tiene en su parte superior y en el interior de un círculo a san Martín compartiendo su capa con un pobre. Sobre la figura de san Martín y en la chapa de la reja se lee la inscripción: 1548. También se pueden ver escudos del fundador de la capilla (león rampante, castillo y dos corazones).

Sepulcros de los Montemayor Junto a la capilla de san Martín y en el interior de un arcosolio abierto en el muro, se encuentran los sepulcros de los Montemayor que presentan estatuas yacentes de estilo naturalista y un gótico más evolucionado. Realizadas en el siglo XV en alabastro, están representados dos difuntos en dos niveles, en la parte superior Juan Alfonso de Montemayor el Viejo († 21-12-1465) y en el nivel inferior Juan Alfonso de Montemayor el Joven, nieto del anterior († 20-04-1483). En el frontal del sepulcro inferior podemos ver en el centro el escudo de la familia titular (un árbol arrancado y un oso pasante). La identidad de los difuntos se conocen por las inscripciones en letra gótica que figuran en los sepulcros, hay todavía una tercera inscripción de un tercer difunto, la de Alonso de Montemayor, padre del anterior y que falleció en 15-10-1485.

Estos sepulcros fueron traídos a la catedral en 1912 procedentes de la iglesia de santa María de Gracia y colocados en este lugar donde se encontraba la antigua y desaparecida capilla de la Asunción. La iglesia de Santa María de Gracia con anterioridad era conocida como Santa María la Nueva y fue construida sobre la antigua sinagoga judía. La iglesia tuvo que ser demolida ante la inminente amenaza de derrumbe. La familia Montemayor fue una importante familia judeo-conversa que ocuparon cargos importantes en el gobierno de la ciudad.

La anterior intitulación de la capilla, como de la Asunción, fue creada en 1550 por Francisco Ruiz, mayordomo del marqués de Cañete. Con el paso del tiempo la capilla pasó por diversas manos hasta que en 1769 pasó a propiedad del cabildo de la catedral pues la capilla se encontraba medio arruinada. El retablo de la Asunción que ocupaba este lugar, a día hoy se localiza en la antesala capitular.

Altar de san Fabián y san Sebastián En la girola encontramos diversos altares y retablos adosados a los pilares que sostienen la bóveda de la girola, entre los que destacan el retablo de san Fabián y san Sebastián. Realizado por Diego de Tiedra por encargo del canónigo Juan Fernández de Heredia entre 1551 y 1552. En el centro tallas en madera policromada de san Fabián y san Sebastián, en la parte superior Dios Padre con una cruz de madera. En la predela cinco escenas de la vida de san Sebastián y flanqueando a las figuras centrales dos bajorrelieves de san Onofre orando y el martirio de san Acacio y sus compañeros. Aún encontramos dos hornacinas vacías, que en su momento estuvieron ocupadas por san Cosme y san Damián.

Altar de Nuestra Señora del Alba También en este lugar encontraremos el altar de Nuestra Señora del Alba, llamada así por ser en este lugar donde se realizaba la primera misa de la mañana desde el siglo XIII. En el retablo, obra realizada en 1772 por José Martín de Aldehuela encontramos una imagen del siglo XV de la Virgen María con el Niño, realizada en madera policromada. Las imágenes de santa Lucía de Siracusa (a la derecha) y santa Polonia (a la izquierda) que flanquean a la Virgen, son también de Martín de Aldehuela realizadas al mismo tiempo que el retablo.

Altar de san José El altar de san José fundado en 1740 por el racionero José Cano Abril, es obra barroca con reminiscencias rococó. Destacan los veintitrés espejos que lo adornan así como un gran dosel pintado simulando un cortinaje que lo enmarcan. En el centro del retablo encontramos a san José, talla de madera policromada, y en lo alto un bajorrelieve con la Sagrada Familia. En la parte más alta escudo de armas del obispo Rafael Galeote Riario, cardenal Galeote (* Savona, Italia 03-05-1461 † Nápoles 09-07-1521 / obispo entre 1493 y 1518).

Calvario Junto al altar de san José, en el lienzo del muro y donde ocupaba en su momento el retablo del Ángel de la Guarda, encontramos desde 1775 un Calvario en madera policromada, obra del siglo XVI según se indica en el paño de pureza de Cristo. Sobre un soporte tallado con decoración plateresca, se alza este Calvario con las figuras de Cristo en la cruz y a los pies la Virgen María y san Juan. Bajo el Calvario un óleo sobre lienzo con el martirio de san Serapio, realizado en 1622 por fray Juan Andrés Ricci de Guevara (* Madrid 1600 † Montecassino, Italia 1681).

Capilla vieja de san Julián o Capilla de la Reliquia Primera de las siete capillas que rodean la cara externa de la capilla mayor. Situada en el lado de la epístola. En este capilla estuvieron los restos de san Julián desde abril de 1518 hasta su traslado en 1760, a la capilla nueva del trasaltar (capilla del transparente o capilla nueva de san Julián).

Los restos de san Julián se encontraban en el pequeño altar de santa Agueda cerca del arranque de la girola por la nave de la epístola. En 17 de enero de 1518 se procede a abrir el sepulcro del santo y durante unos días su cuerpo incorrupto se expone a la veneración de los fieles. El 1 de febrero de 1518 se hace una gran procesión por la ciudad y a continuación se introducen los restos en la urna que todavía se conserva en la catedral. De momento y hasta que se termine de construir su capilla, sus restos son guardados en la sacristía mayor.

La construcción de la capilla se atribuye sin mucho fundamento a Diego de Flandes. La capilla se articula en dos niveles o alturas: en la parte superior es donde se guardaban los restos del santo obispo en el interior de un arca (hoy en la capilla de la Virgen del Socorro) y en el nivel inferior se encuentra la capilla propiamente dicha. La capilla fue creada ex professo para guardar los restos de san Julián, segundo obispo de la diócesis y que para ese momento ya gozaba fama de santidad, por lo que había que buscarle un lugar más digno para su descanso eterno.

Dos rejas cierran la capilla, la superior acaba en arco trilobulado y está atribuida al rejero y relojero de la catedral, Alonso Beltrán. Se cierra la reja con tres cerraduras que debían accionarse al mismo tiempo. En el remate se puede ver la mitra y sobre ella una cruz. La reja inferior se adapta a la estructura de arco de medio punto de la capilla y se atribuye a Juan de Marquina o a Esteban de Limosín. La reja es obra del siglo XVI y destaca por su labor de montaje de chapa repujada y dorada. En el remate podemos ver un ovalo con una escena de san Julián y san Lesmes.

El interior del nivel superior de la capilla ahora permanece vacía, solo encontramos un retablillo policromado con una representación de san Julián recibiendo la palma de manos de la Virgen María. Una pequeña cartela dice: "San Julián fue aquí venerado por 242 años".

En el nivel inferior, retablo barroco de mediados del siglo XVII. En el centro encontramos un óleo sobre tabla de finales del siglo XVI representando a san Julián y a san Lesmes confeccionando cestos. La capilla se decora con una pequeña bóveda de crucería con decoración a base de dorados y en los laterales dos paneles de estuco con objetos alusivos al santo.

Flanqueando la capilla dos estatuas de madera policromada, a la izquierda san Julián vestido de pontifical, a la derecha la Virgen María con el Niño Jesús en brazos.

Capilla del Arcipreste Barba Segunda de las siete capillas que rodean la cara externa de la capilla mayor. Fundada por el arcipreste y canónigo de la catedral, Antonio Barba en honor a san Julián. La capilla es obra realizada en 1568 por Andrés de Vandelvira (* Alcaraz, Albacete 1509 † Jaén 1575). La portada se compone de un gran arco de medio punto flanqueado por dos columnas estriadas y capiteles corintios que sostienen un entablamento decorado. En los extremos del entablamento podemos ver a un par de niños sosteniendo sendos escudos del canónigo fundador de la capilla y junto a ellos los bajorrelieves con los bustos de medio cuerpo de san Pedro (con las llaves) y san Pablo (con la espada). En las enjutas del arco dos bajorrelieves con alegorías de la Fortaleza (con la columna) y la Justicia (con espada y la balanza). En el nivel superior por debajo del frontón triangular que remata la portada, una larga inscripción con el nombre del canónigo Antonio Barba y la fecha de construcción (AN D M D LX VIII).

La reja que cierra la capilla es una reja forjada en 1575 por Hernando de Arenas (* Cuenca ca. 1517 † Cuenca ca. 1580), adornada con figuras metálicas silueteadas en chapa de hierro repujada. En el tímpano escudo del fundador.

El retablo renacentista del interior fue realizado en el siglo XVI y reformado en 1795 con formas barrocas. Centra el retablo un lienzo de san Julián vestido de pontifical obra de autor desconocido, aunque se le suele atribuir a Gonzalo Gómez, hijo de Martín Gómez el Viejo, realizado en 1567. En el lienzo vemos a san Julián en posición sedente, vestido de pontifical, con báculo y mitra. Junto a él un cesto sobre una mesa y en el suelo otro a medio confeccionar.

Como dato curioso podemos decir que en 2018 al ir a restaurar el lienzo que se encontraba en el retablo, apareció este lienzo debajo del primero y que había sido ocultado en la reforma del retablo del siglo XVIII. Tenemos por tanto ahora expuesto el lienzo original que disponía el retablo en el momento de construcción del retablo renacentista.

Capilla de Nuestra Señora del Sagrario Anteriormente estuvo dedicada a san Honorato bajo el patrocinio de los marqueses de Cañete. Abierta exterior a la girola, es obra realizada por el maestro de obras Francisco del Campo, según trazas del monje carmelita descalzo fray Alberto de la Madre de Dios (* Santander 1575 † Pastrana, Guadalajara 1635), quien dejó una obra sobria, noble y grandiosa, en estilo renacentista, a cuya hermosura contribuyen el revestimiento de mármoles y jaspes que hicieron los genoveses Juan Bautista y Jacome Semeria (hermanos). Se trata de una capilla con planta de cruz griega, cúpula y linterna en su pequeño crucero. Iniciada en 1629, hasta aquí fue trasladada en 1655 la Virgen llamada ahora del Sagrario. Fue construida a instancias del obispo Enrique Pimentel (* Benavides, León 03-08-1574 † Jábaga, Cuenca 11-06-1643 / obispo entre 1622 y 1643). La capilla fue inaugurada con gran solemnidad el 25 de septiembre de 1655, día de san Miguel.

Dispone de tres retablos, situados uno en el presbiterio y los dos restantes en cada uno de los brazos del crucero. Junto a la reja de entrada encontramos en los muros laterales dos tribunas en alto con balconadas que se abren al interior de la capilla.

El retablo central está dedicado a la Virgen del Sagrario, se trata de la talla románica del siglo XII que llevaba Alfonso VIII en sus campañas y que por ello es conocida como la Virgen de las Batallas. Al construirse la capilla en el siglo XVII la imagen fue vestida y partida en dos para colocarla como si de una imagen de vestir se tratara, modificando su estética al gusto de la época (siglo XVII) y añadiendo la figura del Niño Jesús. La Virgen del Sagrario es patrona de la ciudad. En el ático del retablo vemos un lienzo de la Asunción de la Virgen realizado por el pintor Andrés de Vargas (* Cuenca ca. 1610 † 1674). En la parte alta del retablo podemos leer la inscripción UNUM EX SEPTEM (uno de los siete), en alusión a que este altar es uno de los siete altares privilegiados por concesión papal.

El retablo situado en el brazo derecho del crucero está dedicado a san Julián. Centra el retablo un lienzo en el que aparece san Julián recibiendo la palma de manos de la Virgen. En el ático lienzo con una escena que se suele interpretar como una alegoría de la subida de las almas a los cielos.

En el muro izquierdo, retablo de estilo renacentista cuyo centro está ocupado por un lienzo representando el nacimiento de la Virgen. Destaca este lienzo por la presencia en el fondo un tanto a oscuras de la figura de san Joaquín leyendo un libro. En el ático lienzo de la Presentación de la Virgen en el Templo.

Las pinturas de los retablos y de la cúpula son del artista conquense Andrés de Vargas, realizadas entre 1652 y 1655. En los gallones de la cúpula se describen las virtudes teologales (Fe, Esperanza y Caridad) y las cardinales (Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza), además de la virtud de la Humildad. Completa el conjunto símbolos cristianos, motivos florales, mascaras, ángeles etc. La cúpula apoya en pechinas pintadas con escenas de la Anunciación, la Visitación, el Nacimiento de Jesús y la Adoración de los Magos. En el tambor de la cúpula todo un conjunto de arcángeles: san Rafael, san Gabriel y san Miguel, además de: Jofiel, Chamuel, Uriel, Zadkiel y Jehudiel.

La reja que cierra la capilla es obra de Juan Díaz de los Herreros (padre e hijo). Es de estructura sencilla y sin ningún tipo de decoración, solo rota por un pequeño jarrón en el tímpano del arco.

Antesacristía Antes de entrar en la sacristía mayor, encontramos una sala llamada antesacristía que en realidad sirve como lazo de unión entre la girola y la sacristía. Realizada al igual que la sacristía entre finales del siglo XV y principios del XVI, la sala se cubre con una bóveda de crucería estrellada con claves policromadas.

La entrada a la antesacristía desde la girola se realiza a través de una portada en arco de medio punto, estando flanqueada por dos nichos con sepulcros del siglo XIX de los obispos Ramón Falcón de Salcedo (* 26-03-1752 † 20-11-1826 / obispo entre 1803 y 1826) y Juan María Valero Nacarino (* 08-09-1835 † 16-11-1890 / obispo entre 1882 y 1890). Las batientes de la puerta son de madera tallada, realizadas en el siglo XVIII por el carpintero Vicente Bort Meliá.

En la antesacristía encontramos la portada gótico isabelina que da acceso a la sacristía, formada por un arco de medio punto decorada con elementos vegetales y parcialmente policromada. A los lados dos tallas en madera policromada de san Pedro y san Pablo bajo doseletes góticos. En la zona superior y en el interior de un nicho, imagen de la Asunción, todas ellas añadidas en el siglo XVI (ca. 1509).

En el interior de la sala se guarda un aguamanil utilizado por los canónigos para lavarse las manos antes de la misa. Se trata de una pila realizada en 1650 con mármoles de diversos tonos, por Bernardo Carlos y Gregorio Pastor. Junto al aguamanil encontramos un pequeño retablo del siglo XVI dedicado a san Gregorio. A él está dedicada la tabla central, mientras que a su lado encontramos a san Juan Bautista y a san Francisco de Asís. En el ático tabla con un Calvario.

Sacristía mayor es obra de finales del XV y principios del XVI, de estilo de transición del gótico al plateresco, levantada durante el pontificado del obispo cardenal Rafael Galeote Riario (* Savona, Italia 03-05-1461 † Nápoles 09-07-1521 / obispo entre 1493 y 1518). Se trata de una gran estancia rectangular de cuatro tramos cubiertos con bóvedas de crucería estrelladas profusamente decoradas, y con claves policromadas con escudos del cardenal Galeote. En origen tenía ventanales góticos, pero fueron suprimidos y modificados por otros cuatro ventanales para colocar la cajonería y la armariada en el siglo XVIII. Estos trabajos de reforma y de vestimenta de la sala capitular fueron llevadas a cabo por el maestro de obras de la catedral fray Vicente Sevilla entre 1749 y 1757.

Los trabajos en madera fueron realizados por los maestros carpinteros Pedro Cardona y Miguel Navarro entre 1755 y 1757, según diseño de Ventura Rodríguez (Buenaventura Rodríguez Tazón * Ciempozuelos, Madrid 14-07-1717 † Madrid 26-08-1785) y la decoración escultórica de la madera fue llevada a cabo por Vicente Bort Meliá. En las puertas de los armarios de la carpintería baja junto a los cajones, encontramos nueve tableros decorados, todos ellos de Vicente Bort: la Anunciación, la Asunción de la Virgen, un jarrón de azucenas, otro jarrón de azucenas, Moisés tocando con su vara la roca en el desierto, san Francisco de Asís, escena chinesca, otra escena chinesca y san Julián recibiendo la palma de manos de la Virgen ocupando el puesto principal bajo el retablo. También obra de Vicente Bort son los dos armarios que cierran los arcos de la carpintería alta junto a la entrada y en donde vemos unos relieves que representan la vuelta de los mensajeros de la tierra prometida (Canaán) y el sacrificio de Isaac. Los otros dos armarios de la carpintería alta que cierran los arcos situados junto al retablo son posteriores, obra de 1793 de Manuel Crespo y están tallados con la Anunciación y con el pecado original (Adán y Eva). En la sala se disponen en los laterales un total de ocho nichos o arcosolios, cuatro por cada lado, cuatro de ellos ocupados por los armarios y otros cuatro con cajones y mesas de apoyo.

La mesa del centro es de mármol con tablero de una sola pieza, obra de Blas de Rentería, de 1758. En la mesa podemos encontrar una figura en madera policromada de medio cuerpo de Cristo como el Ecce Homo.

El retablo mayor es un conjunto formado por dos composiciones, la parte central que gira alrededor de la imagen central de la Dolorosa es de 1719, talla y retablo fue una herencia de Juan Domingo Castañola Enríquez († 1718), señor de Moncalvillo, que al morir sin sucesión que le sobreviviese, hizo a la catedral a su muerte. En 1764 el cabildo encarga a José Martín de Aldehuela (* Manzanera,Teruel 1729 † Málaga 1802), que ampliase el retablo a su actual estructura aprovechando la parte central ya existente. Se mantuvo como tema central la talla de la Virgen Dolorosa de Pedro de Mena Medrano (* Granada 1628 † Málaga 13-10-1868), se trata de una talla de madera policromada de 58 cm. de altura ejecutada en 1660. Se trata de una imagen que ha sido muy repetida por lo que es muy conocida.

Bajo la imagen de la Dolorosa en el cuerpo inferior encontramos un conjunto escultórico policromado con los Desposorios de la Virgen, talla de tradición hispanoflamenca, tal vez procedente del desaparecido retablo mayor de la catedral. A la izquierda de este conjunto, pequeña talla de la Virgen de Belén, obra también de Pedro de Mena.

En el tercer cuerpo encontramos dos lienzos de Pedro Atanasio Bocanegra (* Granada 12-05-1638 † 1689), representando a los doctores de la iglesia occidental, san Gregorio y san Jerónimo a la izquierda y san Agustín y san Ambrosio a la derecha. En la parte superior del retablo, una imagen de la Virgen con el Niño del siglo XVII que poseía el cabildo y fue entronizada en el retablo.

En esta estancia, junto a la puerta de entrada, también encontramos un retablo llamado de la Virgen de la Leche, obra anónima de finales del siglo XV o principios del XVI. Se trata de un retablo con pinturas al óleo sobre tabla, está dividido en tres calles y predela. En la predela encontramos un apostolado completo con Jesús ocupando un lugar preeminente. En las tres tablas de la predela encontramos a san Matias, san Judas Tadeo, san Felipe y san Andrés (primera tabla), san Pablo, san Pedro, Jesús, san Juan y Santiago el Mayor (tabla central), continúa con santo Tomás, san Bartolomé, Santiago el Menor y san Mateo (tabla de la derecha). En el cuerpo principal, en el centro del retablo, la Virgen de la Leche flanqueada a la izquierda por san Gregorio papa y por el donante y su hijo, a la derecha Santiago y a sus pies la esposa del donante y su hija. En el guardapolvos vemos el escudo del donante, un miembro de la familia Antelo. Procede este retablo de la iglesia de san Miguel de Cuenca.

También en la sacristía encontramos dos muebles para guardar pequeños objetos, son dos bargueños en los cuales encontramos diversas pinturas de tradición italiana sobre cristal. Representan diversas escenas del Antiguo Testamento, destacaremos el panel central del situado a nuestra derecha, ya que la pintura original ha sido sustituida por un dibujo de época, y que representa los restos de san Julián cuando fue abierto su arca motuoria en ocasión de la visita del rey Fernando VII en 1816.

Antesala capitular Habitación de planta rectangular que nació como espacio de paso a la sala capitular ya que esta fue construida exenta a la girola. En 1772 esta sala que hasta entonces estaba descubierta, fue cerrada por una techumbre en forma de lucernario o linterna rectangular por el arquitecto José Martín de Aldehuela (* Manzanera,Teruel 1729 † Málaga 1802). El acceso a esta sala desde la girola se realiza a través de un arco de medio punto con decoración de corte vegetal. Las batientes de madera fueron realizados siendo obispo Diego Ramírez de Fuenleal (* Villaescusa de Haro, Cuenca 07-12-1459 † Cuenca 1537 / obispo entre 1518 y 1537), cuyo escudo está tallado en la madera de la puerta. Esta sala además tenía comunicación con la antesacristía, pero actualmente el paso entre ambas está cegado.

Conserva la sala dos retablos: el principal situado en uno de los laterales, está dedicado a la Asunción, obra realizada entre 1555 y 1556 por Martín Gómez el Viejo (* ca. 1500 † 1562) y su hijo Gonzalo Gómez. En su centro la Asunción de la Virgen con los apóstoles a sus pies y una gloria de ángeles acompañando a Dios Padre que la corona al llegar a los cielos. A los lados de la calle central, cuatro pinturas: san Cosme y santa Catalina de Alejandría (izquierda) y san Damián y santa Catalina de Siena (derecha). En la predela, san Juan Bautista a la izquierda, en el centro ocupando todo el espacio de la calle mayor la Adoración de los Magos y a la derecha san Julián y san Lesmes. En el ático un Calvario con los personajes habituales, san Juan y la Virgen y además la Magdalena. Por debajo del calvario una inscripción en el friso dice: EXALTATA EST SANCTA DEI GENITRIX (Exaltada es la santa madre de Dios).

Sala capitular Construida a inicios del siglo XVI, al principio estuvo exenta, siendo unida a la girola por un paso en el siglo XVIII. Fue construida durante los pontificados del obispo Rafael Galeote Riario (cardenal Galeote) (* Savona, Italia 03-05-1461 † Nápoles 09-07-1521 / obispo entre 1493 y 1518) y su sucesor Diego Ramírez de Fuenleal (* Villaescusa de Haro, Cuenca 07-12-1459 † Cuenca 1537 / obispo entre 1518 y 1537).

De gran belleza es la portada de estilo plateresco (renacentista), obra atribuida a Antonio Flórez y Esteban Jamete. Sobre dos zócalos decorados con leones alados, se alzan cuatro columnas en cuyos intercolumnios encontramos las figuras labradas de las cuatro virtudes cardinales (Templanza, Justicia, Prudencia y Fortaleza). Distribuidas por el resto de la portada diversa decoración a base de armaduras, escudos, grutescos, niños, mascarones y caprichos comunes propios del plateresco. En parte alta de la portada encontramos un tímpano semicircular en cuyo interior se alberga un altorrelieve con el conjunto escultórico de la Adoración de los pastores y encima del tímpano las tres virtudes teologales: Fe (centro), Esperanza (izquierda) y Caridad (derecha). Bajo el tímpano y en un friso decorado, el escudo del obispo Diego Ramírez flanqueado por cuatro medallones con dos relieves de bustos y dos relieves con calaveras con las tibias cruzadas.

Las batientes de madera en madera de nogal son de autor desconocido o autores desconocidos, disponen en su parte central de cuatro relieves representando a san Juan Bautista y san Pedro a la izquierda, y a san Pablo y a san Juan Evangelista, al a derecha; en la parte superior dos tondos con la Adoración de los Magos a la izquierda y la Transfiguración del Señor en el monte Tabor a la derecha. En la parte inferior de la puerta diversos bajorrelieves con motivos alusivos a la muerte.

El interior del capitulo aloja una sillería de madera adosada a los muros, realizada en el siglo XVI por Pedro de Villadiego (* Palencia ca. 1517 † Cuenca 1592), siendo reformada profundamente en 1780 por Manuel Crespo. La silla del obispo lleva un bajorrelieve con la figura de san Julián. El techo se cubre por un artesonado de madera de nogal de estilo renacentista del siglo XVI (1512) y pintado en el siglo XVIII. Adopta forma de barca invertida y se compone de 26 casetones con formas octogonales junto a otras de menor tamaño y distintas características.

En sus paredes encontramos lienzos con un apostolado, pintados por Cristóbal García Salmerón (* Cuenca ca. 1603 † ca. 1666) en 1649, y completado en 1779 con las figuras de Cristo (que preside la sala) y san Matías, ambas realizadas por el italiano Pedro Páez.

Capilla de santa Elena Situada frente a la capilla nueva de san Julián y junto a la entrada de la capilla Honda. Fundada por el canónigo y deán de la catedral, Constantino del Castillo (* Cuenca) en el siglo XVI. La capilla fue remodelada en 1826 en estilo barroco, siendo patente la misma en los acabados de muros y lucernario rectangular que la cierra.

La portada en piedra de estilo plateresco es obra de Esteban Jamete realizada entre 1548 y 1549. Sobre la clave del arco se puede ver el escudo también en piedra del fundador de la capilla. En el segundo cuerpo de la portada, podemos ver un altorrelieve de la Anunciación (en el centro), el emperador Constantino (a la izquierda) y santa Elena, su madre, a la derecha. Un poco más arriba, en los extremos junto al óculo, medallones de san Pedro y san Pablo.

La reja es obra del rejero Hernando de Arenas (* Cuenca ca. 1517 † Cuenca ca. 1580) realizada en 1572 con diseño de Esteban Jamete. Destaca en el tímpano que forma la reja, el escudo en forja y policromado del fundador de la capilla (un castillo, cinco flores de lis, una cruz negra símbolo de la orden teutónica y una hidra de múltiples cabezas) y dos tondos o medallones policromados representando a san Pedro y san Pablo.

El retablo es de madera de nogal sin policromar, en su color natural, realizado en 1550 por Esteban Jamete. En la predela vemos en el centro una escena de la batalla del Puente Milvio entre Constantino y Majencio. En el primer cuerpo, escena central con una Última Cena y san Pedro y san Pablo en los laterales. En el segundo cuerpo santa Elena con la cruz hallada y su hijo el emperador Constantino (en el centro) y una Anunciación: el arcángel san Gabriel a la izquierda y la Virgen en el costado de la derecha. En el tercer cuerpo, la Asunción de la Virgen a los cielos (en el centro) en el lateral izquierdo santa Ana y en el lateral derecho: la Sagrada Familia.

Junto a la portada, a mano derecha, una ventana enrejada asoma a la sacristía de la capilla, destaca por la presencia en su frontón de una escultura de la Caridad (centro), la Templanza (a la izquierda) y la Fortaleza (a la derecha). La parte de obra es de Esteban Jamete mientras que la reja es de Hernando de Arenas. La ventana también tiene el escudo del fundador.

Capilla Honda también llamada capilla del Sagrado Corazón de Jesús. Situada entre la capilla de santa Elena y la de la Virgen del Socorro. Recibe el nombre de "Honda" por encontrarse por debajo del suelo de la catedral. También es una capilla bastante alargada equiparable en tamaño a la sacristía y a la sala capitular. Es una de las más antiguas de la catedral y en origen fue utilizada como biblioteca capitular. Antiguamente estuvo aquí la imagen de la Virgen de las Batallas que hoy día se encuentra en la capilla del Sagrario. La Virgen de las Batallas fue entregada por el rey Alfonso VIII después de la conquista de Cuenca, ya que según tradición es la que acompañó al monarca durante el tiempo que duró el asedio a la ciudad.

Para acceder a la capilla hay que bajar una escalera situada junto a la capilla de santa Elena que nos conduce después de atravesar una reja al interior de la capilla. La actual capilla es del siglo XVI, en tiempos del obispo Diego Ramírez de Fuenleal (* Villaescusa de Haro, Cuenca 07-12-1459 † Cuenca 1537 / obispo entre 1518 y 1537). Se cubre por un artesonado renacentista de finales del siglo XV o principios del XVI. El artesonado basa su organización en el triángulo equilátero, con el que se forman rombos y estrellas, algunas tan espectaculares como las dos colgantes, monumentales y atrevidas, que dominan en el centro. El friso se adorna con una preciosa decoración vegetal de animales fantásticos, rematado en una cornisa cuyos canecillos figuran deformes cabezas.

Entre 1806 y 1807 la capilla sufrió una fuerte transformación, la más importante tal vez fue la elevación del piso hasta la altura en que hoy se encuentra pues originalmente el suelo se encontraba a más profundidad. También se construyeron nuevas puertas para permitir la entrada a la capilla desde la girola.

El retablo mayor en el centro de la capilla, está dedicado al Sagrado Corazón de Jesús y es una obra barroca del siglo XVIII.

En el muro de la izquierda, cerca de la entrada encontramos el retablo de san Diego y san Jacinto (siglo XVII). En él encontramos dos óleos sobre tablas de ambos santos y en el montante (parte superior) una copia en óleo de la Virgen, cuyo original está en el retablo de san Bavón de Gante de Van Eyck.

Frente a este, en el muro de la derecha, el retablo de María Auxiliadora, del cual destacamos una pintura de la Virgen de la Leche de hacia 1600, que se encuentra en la parte superior del retablo. La talla de la Virgen es moderna del siglo XIX. Ambos retablos proceden de la antigua parroquia de la Santa Cruz.

En los muros laterales encontramos un total de ocho lienzos (cuatro en cada uno de sus muros) con escenas relativas a la vida de san Julián. Fueron realizados en el siglo XVII por autor anónimo.

Capilla de san Roque o de Juan del Pozo. Tercera de las siete capillas que rodean la cara externa de la capilla mayor, se encuentra entre la capilla del Arcipreste Barba y la capilla del Transparente. Esta capilla originalmente fue fundada a finales del siglo XIV por Diego de Alcalá y su esposa Teresa Sánchez de Teruel que serían enterrados en ella. Estaba puesta bajo la advocación de Nuestra Señora del Buen Camino.

En 1753 cuando se construyó la capilla del Transparente en el trasaltar, el espacio físico estaba ocupado por la capilla de Juan del Pozo, por lo cual hubo que trasladar la capilla este nuevo emplazamiento de Nuestra Señora del Camino. Se trasladó la reja y el retablo a este lugar y nació una nueva advocación a san Roque. La capilla había sido fundada en 1503 por el canónigo Juan del Pozo (* Almodóvar del Pinar, Cuenca 1525 † Cuenca 05-11-1539). Este sería enterrado en el convento de san Pablo (hoy parador de turismo) que había fundado y también a él se le debe la construcción del antiguo puente de san Pablo sobre la hoz del Huécar.

La capilla abre a la girola a través de un vano de medio punto sin ninguna decoración. La reja de la capilla es la única gótica que encontramos en la catedral y fue realizada por Juan Francés hacia 1511. En lo alto de la reja podemos ver escudo del fundador de la capilla y en la cenefa de la reja la siguiente inscripción en latín y letra gótica que traducimos como: "Reina del cielo, alégrate, aleluya, porque aquél al que mereciste llevar en tu seno, aleluya, ha resucitado como dijo, aleluya".

El retablo plateresco es atribuido a Gonzalo de Castro hacia 1515. En su parte central encontramos una imagen de san Roque que sustituye a una tabla de la Asunción de la Virgen que hoy día se encuentra en el museo diocesano. Las siete pinturas al óleo sobre tabla que encontramos en las calles laterales representan distintas escenas de la vida de la Virgen: piso superior de izquierda a derecha, la Anunciación, la Coronación y la Visitación a santa Isabel. Piso central de izquierda a derecha, la Presentación de la Virgen en el Templo y los Desposorios con san José. Piso inferior de izquierda a derecha, el Abrazo ante la Puerta Dorada y la Natividad de la Virgen. La tabla de la Asunción fue sustituida por la escultura de san Roque, al momento de cambiar de ubicación el retablo en el siglo XVIII.

Capilla nueva de san Julián o Altar del Transparente. Cuarta de las siete capillas que rodean la cara externa de la capilla mayor. Situada justo en el centro de la girola, en el trasaltar, esta obra conocida como el Transparente, está inspirada en la que existe en la catedral de Toledo. Proyectada por Ventura Rodríguez (Buenaventura Rodríguez Tazón * Ciempozuelos, Madrid 14-07-1717 † Madrid 26-08-1785) en el año 1752, la ejecución fue realizada entre 1753 y 1760 por los canteros Gabriel Eugenio González y Pedro Ignacio Incharraundiaga. Las esculturas y relieves son del valenciano Francisco Vergara Bartual que las realizó en Roma, mientras que los mármoles fueron trabajados por Blas de Rentería y los bronces por Pedro Lázaro, Pedro Verda y Pedro Martinengo.

En la parte superior del altar y ocupando las volutas del frontón partido, vemos esculturas en mármol blanco de Carrara de dos virtudes teologales, la Caridad sobre el frontón partido de la derecha y la Esperanza en el extremo izquierdo. En el centro del frontón un ángel en bronce, obra de Felipe de Castro lleva una cartela que dice: Julianus est nomen eius (Julián es su nombre). En la parte alta del altar un óculo en cuyo centro se puede ver una escultura de la tercera virtud teologal, la Fe. Este óculo es el que permite la entrada de luz que iluminaba la urna con los restos de san Julián.


En el centro del altar tres grandes paneles de mármol de Carrara narran episodios de la vida de san Julián. En el centro, el santo recibe la palma de santidad de la mano de la Virgen, a la derecha el bautismo del santo y a la izquierda el santo con la cesta de mimbre y a su lado san Lesmes. En este último panel, pero en segundo plano la representación de uno de los milagros que se le atribuyen (la aparición de unos mulos cargados de grano en una época de hambruna).

Los restos de san Julián fueron trasladados a esta capilla desde la capilla vieja de san Julián en 1760. Sus restos fueron colocados en una urna de plata sufragada en 1695 por el obispo Alonso Antonio de San Martín, hijo bastardo del rey Felipe IV (* Madrid 12-12-1642 † Cuenca 21-07-1705 / obispo entre 1681 y 1705). La urna que hoy existe está vacía, ya que la original que era de plata fue fundida durante la guerra civil (1936-1939) y los restos del santo quemados en el patio del palacio arzobispal. La capilla con la urna de san Julián se encuentra protegida por un tupida reja metálica que impide verla con claridad. La urna puede ser vista indistintamente desde la capilla mayor así como desde el trasaltar, de ahí su nombre de Transparente.

Capilla de los Peso o de la Visitación de Nuestra Señora Quinta de las siete capillas que rodean la cara externa de la capilla mayor. Fundada en 1524 por el canónigo Alonso Hernández del Peso (* Albalate de las Nogueras, Cuenca), quien le encarga la obra al maestro cantero Sancho de Castañeda.

La reja que cierra la capilla es obra de Esteban de Lemosín, de hacia 1527; en la cenefa central vemos una decoración a base de dragones, jarrones y adornos de temática vegetal. En la cenefa superior una representación de la Visitación de la Virgen a su prima santa Isabel, y en la crestería en un trabajo de repujado, el árbol de Jesé. Esta reja está considerada como la más bella o interesante de la catedral. En los extremos de la cenefa superior de la reja podemos ver sendos escudos del fundador de la capilla, escudo que volveremos a ver en la base del retablo que se encuentra en el interior.

La capilla está presidido por un retablo plateresco, obra del conquense Antonio Flórez, con dos tablas pintadas por Fernando Yáñez de la Almedina (* Almedina, Ciudad Real ca. 1475 † 1540). En la casa central la Adoración de los Pastores, y en el ático la Visitación de la Virgen a su prima santa Isabel.

Capilla de la Virgen del Socorro o de Santa María y todos los Santos Abierta a la girola. En ocasiones también se le ha denominado: capilla de los Cañamares. Construida hacia 1485/1489 por iniciativa del bachiller Gonzalo González de Cañamares († 14-03-1528), ilustre morador de las casas colgadas de Cuenca. Su actual fisonomía es producto de una reforma del siglo XIX. En la reja que cierra la capilla podemos observar el escudo de armas de la familia Girón, que tiene el patrocinio actual sobre la capilla.

Preside la capilla el retablo de Santa María y Todos los Santos. En ocho hornacinas con fondo gótico encontramos dieciséis tallas en madera policromada, a dos por hornacina y en el centro del retablo la imagen de la Virgen con el Niño. Se trata de una retablo gótico en madera policromada, realizado en el siglo XV y con influencias hispanoflamencas. Bajo la talla central encontramos la escena del abrazo de san Joaquín y santa Ana ante la puerta dorada, en lo alto la escena representa a Dios Padre bendiciendo a la Virgen. En las calles laterales están representados los siguientes personajes: san Pedro y san Pablo (abajo izquierda), san Ambrosio y san Agustín (centro izquierda), santa Bárbara y santa Lucia (arriba izquierda), san Miguel y san Juan Bautista (abajo derecha), Santiago y san Juan (centro derecha) y san Pedro mártir y san Casimiro (arriba derecha).

Bajo el retablo de Santa María y como si de una mesa de altar se tratara, encontramos el arca realizada en 1518 en madera de sabina, con refuerzos de chapas de hierro y tres cerrojos; este arca contuvo los restos del obispo san Julián desde 1518 hasta 1760, fecha en la cual sus restos pasaron a ocupar la capilla del transparente.

El retablo del muro de la derecha está dedicada a Nuestra Señora del Socorro, cotitular de la capilla. En el centro imagen de la titular, la Virgen del Socorro del siglo XVIII y a ambos lados dos tallas en madera policromada de santa Agueda y san Blas de mediados del siglo XVI.

En el muro de la izquierda, retablo de san Antonio de Padua, realizado en 1770 y atribuido a José Martín de Aldehuela (* Manzanera, Teruel 1729 † Málaga 1802), con la imagen del santo en el centro y la Virgen en la parte superior.

Altar de la Quinta Angustia Entre la capilla del Socorro y la siguiente de la Asunción encontramos el retablo de la Virgen de la Quinta Angustia, del siglo XVI con una cabeza de Cristo pintada al óleo en el siglo XVI situada en la parte alta del retablo y una talla de la Virgen de las Angustias de madera policromada del siglo XV, situada en la hornacina en el centro del altar.

Capilla de la Asunción o del deán Barreda Abierta a la girola. También conocida como capilla de Martina Laso o capilla del panteón. Fundada a finales del siglo XV o principios del XVI por el deán de la catedral Gregorio Álvarez de Alcalá. Años más tarde pasaría a propiedad del siguiente deán, Juan Barreda de quien tomará nombre la capilla y quien sufragará los gastos del retablo y la reja de entrada a la misma. La reja que la cierra es obra renacentista de Hernando de Arenas (* Cuenca ca. 1517 † Cuenca ca. 1580) del año 1552/1553. En la misma podemos ver el escudo de armas del fundador (Juan Barreda) y en la parte alta la imagen de la Virgen de la Asunción realizada en forja.

La capilla se cubre con una bóveda gótica nervada con terceletes. En 1902 la capilla se convirtió en panteón funerario de la familia Laso, que construyó dos grandes nichos en los laterales de la capilla, con un total de seis sepulcros y con dos grandes esculturas realizadas por Mariano Benlliure representando la Fe y la Eternidad. Todo el conjunto funerario y la decoración de la capilla realizado en mármol blanco imitando formas neogóticas. Los gastos de la capilla fueron sufragados por Martina Laso y Cobo quien está enterrada junto con su esposo, sus padres y hermanos.

El retablo dedicado a la Asunción de Nuestra Señora fue realizado a mediados del siglo XVI por Martín Gómez el Viejo (* ca. 1500 † 1562) junto con su hijo Gonzalo Gómez a quien se atribuye las pinturas de la predela y a quien se considera pintor de menor calidad artística. Consta de un total de doce tablas. En la predela, tres tablas en grupos de tres personajes; san Juan, santo Tomás y san Mateo (a la izquierda); san Pablo, El Salvador con el cáliz eucarístico y san Pedro (en el centro) y en la tercera tabla Santiago el Mayor, san Andrés y san Bartolomé (a la derecha). En el centro del retablo la Asunción de la Virgen con una gloria de ángeles, siendo coronada por la Trinidad. Flanqueando a la Asunción, en el primer piso tabla del Abrazo ante de la Puerta Dorada (izquierda) y el Nacimiento de la Virgen (derecha); en el segundo piso la Anunciación (izquierda) y la Visitación (derecha), en el tercer piso la Natividad (izquierda), la Adoración de los Magos (centro) y la Presentación del Niño en el Templo (derecha). En el ático la figura de Dios Padre.

En el suelo de la capilla se pueden encontrar dos enterramientos con sus respectivas lápidas, uno de ellos corresponde a Andrés Pacheco y la segunda a Juan Barreda, comitente de la capilla († 1573) que falleció con 95 años.

Capilla parroquia de Santiago Abierta a la girola. Construida entre 1388 y 1395 a instancia del obispo de Cuenca Álvaro Martínez (obispo entre 1381 y 1396 / † 1396), canciller mayor del reino con Enrique III. Fue erigida parroquia en 1399, reformada en el siglo XVI y enriquecida en el siglo XVIII. La capilla formada por dos tramos, se cubre cada uno de ellos por una bóveda de crucería estrellada con terceletes, con cinco claves policromadas en cada una de las bóvedas.

El retablo de estilo plateresco que preside la capilla, es obra de Martín Gómez el Viejo (* ca. 1500 † 1562), construido entre 1547 y 1549 y fue profundamente reformado en el siglo XVIII en lo que a decoración barroca atañe. La escena principal, de madera estofada representa a Santiago en la batalla de Clavijo. Vemos a Santiago a caballo, espada en mano, y a los pies del caballo a un musulmán intentando protegerse del ataque. En el banco podemos ver dos pequeños medallones con los bustos de san Pedro y san Pablo. En el tímpano hay un crucificado y en el remate, la cruz santiaguista, este último detalle correspondiente a la reforma barroca.

En el muro lateral derecho un pequeño retablo que en origen debería estar destinado a un oratorio doméstico de carácter privado. En el centro del retablo un calvario, formado por un Cristo crucificado realizado en bulto redondo, mientras que las imágenes de san Juan y la Virgen forman parte de un fondo pictórico. En las puertas interiores del retablo encontramos óleos de san Pedro (arriba izquierda), san Buenaventura (abajo izquierda), san Juan Bautista (arriba derecha) y santo Tomás de Aquino (abajo derecha). Es obra atribuida al pintor genovés Bartolomé Matarana en 1540.

En el lateral izquierdo hay dos arcosolios abiertos en el muro con dos sepulcros en alabastro con esculturas yacentes de primeros del siglo XV, uno del obispo Álvaro Martínez, fundador de la capilla y el otro de un caballero desconocido que se suele considerar santiaguista, pero del que no hay certeza de ello. La figura del caballero lleva entre sus manos una espada y a sus pies reposa un perro, símbolo de fidelidad. En el frontal del sepulcro cuatro paneles con bajorrelieves con escenas reales del sepelio del difunto. El sepulcro del obispo Martínez sigue el mismo patrón, con la imagen yacente del obispo vestido de pontifical, pero en este caso las escenas del frontal del sepulcro han desaparecido, quedando solo un panel de los cuatro que poseía y aún este mutilado.

La reja que cierra la capilla es del siglo XVII, a la derecha se abre una ventana comulgatorio que se protege con una reja del siglo XVI, obra de Alonso Beltrán. En el interior podemos ver una tribuna que mira al altar mayor y que se encuentra protegida por una reja obra también de Alonso Beltrán.

Capilla de Covarrubias Sexta de las siete capillas que rodean la cara externa de la capilla mayor. Fundada en 1611 por el canónigo maestrescuela de la catedral, Sebastián de Covarrubias Horozco (* Toledo 07-01-1539 † Cuenca 08-10-1613), famoso por ser el autor de la obra literaria "Tesoro de la Lengua Castellana" (1611). Construida por el toledano Alejandro Scala entre 1612 y 1614, en estilo escurialense. En la parte superior de la portada podemos ver la inscripción latina fundacional de la capilla y en los extremos de la cornisa dos escudos: el primero el del fundador y el segundo el de los Alarcón (primeros patronos de la capilla).

Covarrubias falleció antes de ver terminada su capilla, por tanto mientras se construía la misma, Covarrubias fue enterrado en la cripta de los capellanes, en la capilla del Espíritu Santo del claustro. En 23 de septiembre de 1614 fue trasladado a la cripta de su capilla y su cuerpo permanecía incorrupto.

El retablo que preside la sala fue realizado hacia 1613, tiene cuatro columnas estriadas en espiral. En el centro un óleo sobre lienzo de Jesús atado a la columna con san Pedro en actitud penitente o suplicante, obra atribuida sin mucha convicción a Luis de Morales el Divino o a alguno de sus discípulos. En la parte inferior del retablo una inscripción dice: Thronus meus in columna (mi trono es la columna). En la parte superior dos pequeños lienzos: a la izquierda san Sebastián, a la derecha san Francisco y entre ellos un panel con toda una serie de reliquias que debieron pertenecer al oratorio privado de Covarrubias.

La reja que cierra la capilla, es obra muy sencilla y se atribuye al rejero Pedro de Arenas, ya después de 1613.

Capilla de santa Bárbara Séptima y última de las siete capillas que rodean la cara externa de la capilla mayor. Fundada a principios del siglo XVIII por el canónigo Tomás de Momeñe († 25-03-1728). En el suelo a los pies de la capilla se encuentra la lápida funeraria del fundador.

El retablo de estilo barroco, está rodeado en su muro exterior por pinturas murales que simulan pilares y columnas fingidas para crear un marco arquitectónico y escultórico. En el centro del retablo una talla en madera policromada de santa Bárbara con la custodia y la palma del martirio en sus manos y en la parte superior un pequeño lienzo con la Duda de santo Tomás. En los laterales interiores del muro del arco podemos ver frescos con cuatro escenas relativas a la santa titular: santa Bárbara siendo arrastrada de los pelos, el martirio, la santa huyendo de sus perseguidores y el encarcelamiento en la torre. En la parte superior y cerrando el arco las tres virtudes teologales, con la Fe en el centro y la Esperanza y la Caridad a ambos lados.

Capilla de los Caballeros Es una de las capillas más importantes de la catedral. Fundada como panteón familiar hacia finales del siglo XIII por don Garci Álvarez de Albornoz († 18-09-1328), IV señor de la villa de Albornoz y por su esposa doña Teresa de Luna († 1296) padres ambos, del importante cardenal Gil de Albornoz († Italia 23-08-1367). Se cree que en el momento de su fundación, esta capilla estaba situada en uno de los ábsides de la catedral y que fue demolida para construir la doble girola en el siglo XV. Refundada en el siglo XVI en estilo renaciente por Gómez Carrillo de Albornoz, canónigo y tesorero de la catedral. La familia Carrillo de Albornoz, era una rama secundaria (aunque se convertiría en la más importante) de la primigenia familia García de Albornoz que fundaron la capilla. El máximo exponente de esta familia sería sin duda: Gómez Carrillo de Albornoz, que refundó la capilla, hijo ilegitimo de Pedro Carrillo de Albornoz y Toledo. Trazada por el cantero Antonio Flórez, comenzaron las obras entre 1520 y 1525 siendo terminadas en 1531.

La capilla tiene dos entradas, la primera por una portada con reja que abre al brazo del crucero y la segunda a través de la reja que se abre en la embocadura de la girola con la nave del evangelio y que es la principal por su gran tamaño. La reja abierta en la girola (la más grande) es de Esteban de Lemosín, realizada en 1526, destacando el repujado del gran medallón orlado de laurel con la escena de la Anunciación y el escudo en la crestería de la familia Carrillo de Albornoz, así como la labor de forja de los barrotes. El nombre de la capilla está en la leyenda sacellvm militvm (capilla de los soldados o caballeros) bajo el medallón frontal y por la cara interna de la reja, la que da fe del refundador: tesaurarii opus (obra del tesorero). En la cenefa situada por debajo de la leyenda que da nombre a la capilla podemos ver dos pequeños medallones policromados con los bustos de san Pedro y san Pablo.

La segunda portada, más pequeña, abre a la nave transepto y es de estilo plateresco. Destaca por el símbolo de la muerte a gran tamaño (la calavera con guadaña y un fondo pintado con cortinaje) encima del frontón clásico de la portada. Tiene el frontón en su interior una inscripción que dice: de victis militibvs mors trivmphat (por encima de los caballeros victoriosos triunfa la muerte). Debajo del frontón en el centro del friso podemos ver nuevamente el escudo de la familia Carrillo de Albornoz y flanqueándolo dos medallones con los bustos de san Pedro y san Pablo. La puerta se cierra por una pequeña reja con los escudos de la familia titular de la capilla, obra también del rejero Esteban de Lemosín. Ya en el interior de la capilla y sobre el dintel de la portada podemos leer una inscripción que dice: Disrupta Magna Vetustate Restituta sit Perpetuo.

La capilla está formada por dos crujías cubiertas ambas, por bóvedas góticas de crucería y claves decoradas con escudos. En la primera crujía, en el muro de la izquierda encontramos dos altares y a los pies dos enterramientos. El primer altar con una tabla de La Piedad pintada por Fernando Yáñez de la Almedina. Como dato curioso podemos decir que el personaje que desde el fondo de la pintura mira al espectador es un autorretrato de Yáñez de la Almedina. Esta figura se encuentra en un plano alejado y es difícil de ver, lo vemos en el grupo que está alrededor del sepulcro. A los pies del altar, enterramiento del canónigo-tesorero y mecenas de la capilla, Gómez Carrillo de Albornoz, cubierto por una lápida de mármol blanco con una inscripción parcial que dice: peccator thesaurarius - migravit anno D. MDXXXVI Die XII SE ...

Junto a este, el segundo altar conserva otra tabla de Yáñez de la Almedina, con una representación de la Adoración de los Magos. A los pies, enterramiento de Teresa de Luna, esposa de Garci Álvarez de Albornoz (fundador de la capilla). Destaca este sepulcro porque la figura de la difunta está grabada sobre una losa de pizarra negra, mientras que sobresaliendo del nivel del suelo vemos la cabeza y las manos en relieve talladas en piedra blanca. El sepulcro es obra del siglo XIV y es el único resto que nos queda de la antigua capilla del siglo XIII. Una inscripción hoy borrada pero cuyo texto se conoce decía: "Aquí yace doña Teresa de Luna que Dios perdone, hija de don Gómez de Luna, mujer que fue de don Garci Álvarez que Dios perdone, y madre de don Gil arzobispo de Toledo, finó a dieciocho días de mayo, era de 1334" (1296 de nuestro calendario gregoriano).

En la siguiente crujía en el interior de dos arcosolios abiertos en el muro, dos sepulcros con estatuas yacentes en alabastro de Garci Álvarez de Albornoz (fundador de la capilla) y de su hijo Alvar García de Albornoz. En la parte superior de cada sepulcro, sobre el muro, placas en bronce dicen:

"Aquí yace Garci Álvarez de Albornoz que Dios pedone, hijo de don Fernando Pérez y nieto de don Alvaro, fue buen caballero y de buena vida y sirvió bien los señores que tuvo y ayudó bien a sus amigos y tuvose siempre con Dios en todos sus hechos y Dios hizole muchas mercedes y entre todas las otras mercedes hizole una en muchos hechos de peligro en que se halló, que nunca fue vencido, finó diez y ocho días de setiembre era de mil e trecientos e sesenta e vi annos" († 18-09-1328 era cristiana).

Otra inscripción en el muro sobre el sepulcro del hijo dice: "Aquí yace don Alvar García de Albornoz ... e finó veinte e ocho días de julio era de mil cccc e xii annos". († 28-07-1374 era cristiana), hermano del cardenal Gil Álvarez de Albornoz, ambos sepulcros realizados en el siglo XVI durante la reforma de la capilla.

En el muro de enfrente aún encontramos un quinto sepulcro, el del obispo Antonio Palafox Croy (* Madrid 10-06-1740 † Cuenca 09-12-1802 / obispo entre 1800 y 1802), colocado en esta capilla en el siglo XIX. Realizado en mármol rojo y con escudos del titular.

Preside la capilla un retablo fechado en 1526 cuyo tema central es la Crucifixión de Cristo, con tablas de Fernando Yáñez de la Almedina (* Almedina, Ciudad Real ca. 1475 † 1540). La tabla central representa a Cristo en la Cruz junto con un grupo de personajes habituales en la escena (las Marías, los soldados, la Magdalena) y arrodillado a sus pies, santo Domingo de Guzmán en actitud orante. En la predela un total de cinco tablas, las exteriores más grandes, comenzando por la izquierda: el martirio de santa Catalina de Alejandría, san Pedro y san Pablo, la resurrección de Cristo, los santos Juanes, y en el extremo derecho el martirio de santa Inés. En la tabla de la resurrección de Cristo podemos ver a los pies de Cristo al donante de la capilla: Gómez Carrillo de Albornoz, de tamaño algo mayor que el propio Cristo.

Flanqueando la pintura central, a la izquierda una alargada tabla con la figura de san Clemente y sobre esta un medallón con el profeta Isaías, a la derecha, la alargada tabla con una representación de un obispo y el medallón superior con la figura del profeta Hababuc. En la parte alta una pequeña tabla de la Natividad de Jesús y más arriba el escudo de la familia Carrillo de Albornoz. Un total de once tablas de distintas formas y tamaños de la mano del maestro Yáñez de la Almedina.

Capilla de los Muñoz La fachada articula dos cuerpos, a la izquierda la puerta de entrada a la capilla y a la derecha la ventana del comulgatorio, cada una de esas partes con características propias y estilos artísticos distintos.

Fundada en 10 de diciembre de 1537 por el canónigo y doctor Eustaquio Muñoz (* Buenache de la Sierra, Cuenca 1469 † Cuenca 16-02-1546) sobre otras anteriores dedicadas a san Martín y a la Inmaculada Concepción. La obra fue realizada por Diego de Tiedra († 1559), que conservó de la anterior fábrica el arco de entrada polilobulado de tradición gótica isabelina, el resto de la fachada es de estilo plateresco y destaca por la gran cantidad de elementos escultóricos, así podemos ver niños, animales fantásticos, follaje y en el cornisamiento un grupo de putis y de sirenas en torno a un gran jarrón situado en el centro.

La fachada de Tiedra se distribuye en dos cuerpos separados por tres grandes columnas, en el cuerpo de la izquierda encontramos la portada de entrada y en el cuerpo de la derecha se sitúa el comulgatorio, cerrado por una reja de hierro. La puerta de entrada está formada por un arco polilobulado y destaca por la moldura en piedra negra que la recorre en su totalidad y que forma en su parte superior una especie de alfiz.

Tiedra ordenó el conjunto con extrañas columnas de dos fustes superpuestos y diferentes. Con fustes estriados destacan las columnas inferiores de cuyo centro sobresalen dos brazos de guerrero que abrazan la columna, en el capitel una máscara un tanto terrorífica parece corresponderse con la cabeza propiedad de los brazos. Las columnas se apoyan en zócalos que adoptan forma de atlantes que parecen salir de los mismos En los fustes de la columnas superiores podemos ver el escudo del fundador de la capilla.

Una parte destacada por la riqueza escultórica de que dispone, es el comulgatorio. Flanqueando el vano vemos dos cariátides y junto a ellas en el interior de unas hornacinas las figuras en piedra de Tobias (a la izquierda) y el arcángel san Rafael (a la derecha) este último de época posterior. Por encima del vano y en el centro la figura de la Virgen María con el Niño Jesús y a ambos lados en posición sedente, san Jerónimo (a izquierda) y san Juan Bautista (a la derecha).

Ya en el interior de la capilla, vemos en el muro izquierdo un nicho con arco de medio punto que en origen debió tener un retablo y que hoy está ocupado por una imagen un tanto en soledad de la Virgen. Junto a este nicho vemos una puerta tapiada que tiene sobre el dintel un medallón con un altorrelieve con el busto del fundador.

La capilla se cubre con dos bóvedas vaídas separadas por un arco central, cerradas por más de 50 casetones, los cuales tienen en su interior diversos relieves con bustos, santos, cabezas, ángeles etc., algunos de ellos bastante deteriorados por el paso del tiempo.

Preside la capilla un retablo plateresco de madera policromada fechado en la segunda mitad del siglo XVI, en cuyo centro encontramos a la Virgen y al Niño Jesús en compañía de san Juan Bautista y san Juan Evangelista, niños. A la izquierda santa Ana, san Joaquín, san Cristóbal y san Pedro; a la derecha san Zacarías, santa Isabel, san Pablo y Santiago. En la predela en el centro y en bajorrelieve Cristo yacente y en el ático del retablo en altorrelieve Dios Padre entre ángeles trompeteros. Atribuido al imaginero Juan de Alarcón o al propio Diego de Tiedra.

Las rejas de la capilla, tanto de la puerta como de la ventana son de Esteban de Lemosín (orfebre del hierro) según trazas de Diego de Tiedra.

Arco de Jamete Lo encontramos en el brazo izquierdo del crucero, nave del evangelio. Se trata de la monumental puerta de acceso al claustro. Llamada así por su autor, Esteban Jamete (Etienne Jamet) (* Orleans, Francia ca. 1515 † Cuenca 05-08-1565). Obra maestra del renacimiento español pero con influencias del primer plateresco. Fue realizado entre 1545 y 1550 por encargo del obispo Sebastián Ramírez de Fuenleal (* Villaescusa de Haro, Cuenca ca. 1490 † Valladolid 22-01-1547 / obispo entre 1542 y 1547). Con Jamete trabajó el cantero Francisco de Luna.

El conjunto se compone de un gran arco de entrada, una especie de zaguán o sala de paso y la portada propiamente dicha que da paso al claustro. Se integra en este conjunto un rosetón gótico que contrasta con la portada renacentista, lo que hace que ambos elementos formen un conjunto sereno y equilibrado. En el rosetón con vidrieras policromadas, está representado el árbol de Jesé (la genealogía de Cristo) y fue realizado por Giraldo de Holanda en 1550. El rosetón está flanqueado por dos grandes esculturas que representan una de ellas a la sinagoga (la antigua alianza) y la otra a la iglesia (la nueva alianza). La figura de la iglesia está representada como un mujer anciana que sostiene las tablas de la ley, escrito en la tabla y en hebreo dice: "no tendrás otros dioses frente a mi" y "no proferirás en vano el nombre de Yahvé tu Dios". En el vértice superior del rosetón y medio escondido a nuestra vista la figura de Dios Padre con la bola del mundo y la cruz.

El arco se forma con dos altísimas columnas de fustes estriados que sostienen un entablamento. Por encima de este y a gran altura del suelo el rosetón antes aludido. La decoración del entablamento se resuelve a base de pequeñas figuras como tritones, jarrones, ángeles etc. En el centro del friso una cartela nos dice: ANO DNI 1546 (año del Señor 1546). En las columnas, a media altura, escudos del obispo Ramírez de Fuenleal en el interior de coronas de laurel. Destaca en la rosca del arco, un completo apostolado de finísima talla en alternancia con cabezas de ángeles y completando este y en la posición central del arco, a Cristo Salvador con un cáliz. En el intradós de las jambas de las pilastras encontramos a escasa altura un pequeño nicho a cada lado con esculturas de san Pedro y san Pablo. En las enjutas del arco dos bajorrelieves, a la izquierda, Judit con la espada, que nos recuerda el episodio bíblico al cortar la cabeza de Holofernes, a la derecha Jael, atravesando la cabeza de Sísaro con un clavo. Las dos grandes columnas apean en zócalos con grandes ménsulas decoradas, a ambos lados de las ménsulas podemos ve las cuatro virtudes cardinales: Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza.

Pasado el arco entramos en el llamado zaguán o sala de paso, se trata de un espacio abovedado con una cúpula de planta elíptica sobre pechinas, labrada con casetones en donde se alternan una rosa y un profeta. La bóveda quedó destruida en 1902 al caer la torre de campanas (torre del Giraldo) y sólo una parte ha sido rehecha con los materiales originales por lo que gran parte de la bóveda permanece sin los casetones. A los lados de este espacio dos nichos en arco de medio punto vacíos que nunca han sido ocupados.

La portada de acceso al claustro se conforma en un frontispicio en donde se abren dos puertas adinteladas. En el frontal tres hornacinas, las dos de los extremos se encuentran vacías, la hornacina central está ocupada por una figura del Ecce Homo (bastante deteriorada) y sobre el dintel de los vanos escudos del obispo bajo cuyo pontificado se construyó el acceso. La figura del Ecce Homo fue retirada de este lugar en 1902 y no ha sido hasta 2020 en que ha vuelto a ser colocada en su lugar original. Completa la decoración de la fachada todo un repertorio de escudos, guirnaldas y grutescos y una inscripción desdoblada con el año de realización de la obra: año del Señor 1549. En un segundo nivel y rematado por un frontón triangular, vemos tres hornacinas con una representación de la Adoración de los Magos. En la hornacina central la figura de la Virgen María y uno de los reyes en adoración, a ambos lados y en el interior de su respectiva hornacina, cada uno de los dos Reyes Magos que faltan. En una cartela bajo la imagen de la Virgen una inscripción dice: ANNO DNI 1550. (año del Señor 1550).

Claustro El claustro gótico existente de finales del siglo XIII, fue demolido a mediados del siglo XVI para construir uno de nueva planta según trazas del cantabro Juan de Herrera (* 1530 † 1597). El maestro mayor encargado de las obras del claustro fue Giovanni Andrea Rodi quien entre 1577 y 1585 estuvo al frente de las mismas. La lentitud en las obras y la corrupción económica de Rodi hizo que el cabildo lo destituyese y fuera encarcelado con las obras a medio ejecutar. Entre 1585 y 1589 se hizo cargo de las obras, el maestro mayor Pedro de Aguirre contando con la ayuda de Pedro de Abril, que sería quien finalmente en 1592 diera por finalizadas las obras del claustro. No obstante el enlosado no llegaría a ser colocado hasta entrado el siglo XVII. Las obras dieron comienzo durante el pontificado del obispo Gaspar de Quiroga y Vela (* Madrigal de las Altas Torres, Ávila 06-01-1512 † Madrid 20-11-1594 / obispo entre 1571 y 1577). En el siglo XVIII, José Martín de Aldehuela (* Manzanera, Teruel 1729 † Málaga 1802) entre 1764 y 1766 efectuó una remodelación cerrando algunos de los arcos y dándole su actual configuración.


Influido por la obra escurialense de su planificador, se trata de un claustro sobrio con columnas de orden dórico toscano. De planta cuadrada y dos pisos, el alto cerrado, cada uno de sus lados tiene una longitud de 25 metros. Cada panda tiene cinco arcadas de medio punto sostenida en pilastras y con semicolumnas adosadas. Las bóvedas son de arista. Las arquerías sostienen un entablamento con decoración de metopas y triglifos, una de las arquerías, la que abre a la capilla del Espíritu Santo, decoran las metopas con una variada colección de objetos (candelabros, libros, cálices, patenas, ornamentos litúrgicos etc.). Es el único de los lados del claustro que dispone de este tipo de decoración. En el centro del claustro encontramos una sencilla fuente de época posterior.

El claustro sufrió serios daños como consecuencia de la caída de la torre de las campanas en 1902 según hemos citado y estuvo mucho tiempo cerrado y sin uso.

En la panda este se abre una capilla de considerable tamaño, la capilla del Espíritu Santo. En este lugar desde al menos el siglo XIV, se levantaba una capilla intitulada del Corpus Christi, en 1483 la capilla es cedida a la familia de los Hurtado de Mendoza como panteón familiar y quienes cambian la advocación por la del Espíritu Santo que es como hoy la conocemos. La familia de los Hurtado de Mendoza eran señores de Cañete, posteriormente elevados a la dignidad marquesal en 1530.

Esta capilla en origen de menor tamaño, fue levantada de nueva planta por los descendientes del patrono de la capilla. La actual que más parece un templo, fue realizada entre 1572 y 1575 por el milanés Giovanni Andrea Rodi, que posteriormente trabajaría en las obras del claustro. La capilla tiene planta cuadrada, pero al interior adopta forma de cruz griega con brazos desiguales, coro alto a los pies y crucero cubierto con cúpula. En los brazos laterales encontramos diversos sepulcros realizados con mármoles y jaspes, que además guardan la memoria de los miembros del linaje familiar de los Cañete.

Las urnas y todo el aparejo mortuorio fueron mandadas colocar en 1604 por García Hurtado de Mendoza y Manrique (* Cuenca 21-07-1535 † Madrid 15-10-1609 / IV marqués de Cañete 1591-1609).

El retablo mayor se distribuye en predela, dos pisos y ático, fue realizado en 1579 por el entallador Benito de Salceda con diseño de Francisco de Mora. En la casa central del primer piso vemos un lienzo de la Venida del Espíritu Santo con la presencia de la Virgen y los apóstoles (Pentecostés). A ambos lados en las calles laterales lienzos de Santiago apóstol y san Juan Bautista. En el segundo piso tres pinturas de tamaño inferior a sus compañeros de abajo: en el centro el Entierro de Cristo, a la izquierda san Juan Evangelista y a la derecha el también evangelista san Lucas. En el ático, la casa central está ocupada por un lienzo del martirio de san Serapio (es una réplica, el original se encuentra en otro lugar de la catedral), mientras que a la izquierda encontramos en posición sedente una escultura de san Marcos y en la derecha a san Mateo. Por encima de san Serapio, escudo de la familia Hurtado de Mendoza, titulares del marquesado de Cañete y patronos de la capilla. Todos los lienzos del retablo están atribuidos al genovés Bartolomé de Matarana (* Génova, Italia ca. 1550 † 1625) a excepción del lienzo de san Serapio que es obra realizada en 1622 por fray Juan Andrés Ricci de Guevara (* Madrid 1600 † Montecassino, Italia 1681).

A ambos lados de la capilla mayor pero en los muros del transepto encontramos dos retablos de menor tamaño: a la izquierda dedicado al papa san Gregorio y a la derecha dedicado a san Honorato, ambos del siglo XVII. Los lienzos que centran el retablo se atribuyen a Andrés de Vargas (* Cuenca ca. 1610 † 1674).

Por la parte superior de la capilla corre una inscripción que dice: "Fundó esta capilla el muy ilustre señor, Juan Hurtado de Mendoza, montero mayor del rey don Juan, el segundo, guarda mayor de la ciudad de Cuenca, señor de la villa de Cañete. Año de 1440. Reedificaronla los muy ilustres señores don Rodrigo de Mendoza, clavero de la orden de caballería de Alcántara y don Fernando de Mendoza, arcediano de Toledo, sus biznietos. Acabose de reedificar año de 1575 en tiempo de don Diego Hurtado de Mendoza, marqués de Cañete".

En la capilla están inhumados: Diego Hurtado de Mendoza († 1442), I señor de Cañete y su segunda esposa Teresa de Guzmán. Juan Hurtado de Mendoza y Guzmán († 1505), II señor de Cañete y su esposa Inés de Manrique. Honorato Hurtado de Mendoza y Manrique († 1489) y su esposa Francisca de Silva y Ribera. Diego Hurtado de Mendoza y Silva († Barcelona 1542), I marqués de Cañete y su esposa Isabel de Cabrera y Bobadilla. Andrés Hurtado de Mendoza y Cabrera († 1560), II marqués, su esposa María Manrique de Lara y la hija de ambos Inés. Diego Hurtado de Mendoza y Manrique († 1591), III marqués y su hermano García Hurtado de Mendoza († Madrid 15-10-1609), IV marqués.

Capilla de santa Catalina de Alejandría o santa Catalina del Monte Sinaí Situada junto al arco de Jamete. Construida en estilo gótico a mediados del siglo XV a iniciativa del canónigo de la catedral Pedro Bahamonde y comprada en 1598 por Luis de Guzmán como panteón familiar y a quien se le considera el primer titular de la capilla. Dispone de dos entradas, una de ellas por la nave del evangelio y la segunda por la nave del transepto, ambas entradas reformadas a principios del siglo XVI con arcos de medio punto. La capilla se cubre con bóveda de crucería y ambas entradas se cierran con rejas de madera atribuidas a Pedro de Arenas a principios del siglo XVII. En las portadas podemos ver el escudo de armas de la familia Guzmán.

El retablo que preside la capilla fue realizado en 1525 y ampliado en 1598; tiene como tema central una tabla de autor anónimo enmarcado en un marco plateresco representando el martirio de santa Catalina. En lo alto del retablo un altorrelieve policromado con un conjunto formado por la Virgen María con el Niño, un ángel y un personaje arrodillado. En el ático escudo de la familia Guzmán.

Flanqueando el retablo encontramos dos lápidas de mármol adosadas al muro de la pared, a la derecha una larga inscripción relativa al titular de la capilla Luis de Guzmán († 02-04-1617) y en el lado de la izquierda, loa funeraria de Isabel de la Torre († 30-12-1599). La lápida de la derecha dice: "Esta capilla de la advocación de Sta. Catalina de Monte Sinai compró de la Fábrica desta Sta. Iglesia y de sus bienes la dotó de capellán y memoria D. Luis de Guzmán, cavallero de la Orden de Calatrava, Regidor desta ciudad; fue dos veces procurador de Cortes por ella, y una diputado de los Reinos, desde el año de 1592 hasta el de 1605, continuamente, en que se ordenaron muchas cosas del servicio de Dios y de su Majestad, en bien del reino y utilidad desta ciudad y su provincia; dejó por patrón a dos Gaspar de Guzmán, su hijo, caballero de la Orden de Santiago y regidor de Cuenca, y de doña Mariana Muñoz, su mujer, y nombró sucesores por vía de mayorazgo; murió de edad de 64 años, a dos de abril de 1617 años. R.I.P. En la parte superior de la lápida escudo de la familia Guzmán.

Altar de la Virgen de las Nieves Junto a la capilla de santa Catalina encontramos el retablo o altar de la Virgen de las Nieves, de estilo barroco, del año 1717 y realizado por Francisco Pérez y Fernando Martínez. El altar original se dedicó a la Virgen de las Nieves porque según la tradición, en 1492 asolada la ciudad por la peste, el pueblo rogó a esta Virgen por la salud de la ciudad y esta le fue concedida. En el nicho central del retablo se encuentra la imagen de la Virgen con el Niño, intitulada como Virgen de las Nieves.

Capilla de san Bartolomé fundada en 1464 por el arcediano de Alarcón Ruy Gómez de Anaya († 06-11-1470) en estilo gótico y donde fue sepultado. Se trata de una capilla con bóveda de crucería apoyada sobre cuatro ménsulas con los símbolos de los evangelistas; en la clave de la bóveda el escudo de los Anaya. A destacar la escultura en madera policromada sobre el arco escarzano de la entrada, con una imagen del titular de la capilla. Esta escultura descansa en una ménsula unida al muro en cuyo frontal encontramos la figura del un ángel con el escudo de los Anaya. La reja que cierra la capilla es obra de Hernando de Arenas (* Cuenca ca. 1517 † Cuenca ca. 1580), realizada en 1578 a expensas del canónigo Jerónimo Cabrera y Anaya según se puede leer en la inscripción del friso. En la parte alta de la reja podemos ver el escudo de armas de la familia Cabrera-Anaya.

El retablo que preside la capilla es de autor anónimo de la primera mitad del siglo XVI. En la hornacina central, imagen de san Bartolomé (del siglo XV, anterior al retablo), a la derecha óleo sobre tabla de san Francisco de Asís recibiendo los estigmas y a la izquierda aparición de Jesús a san Gregorio mientras celebra misa, bajo ellos y en el mismo orden y en el interior de unos medallones: la Adoración de los Pastores y la Adoración de los Magos. En el ático en el interior del frontón triangular Dios Padre con la bola del mundo. La predela está formada por un friso que representa una escena historiada de la pasión de Cristo. En la parte alta del retablo, en ambos extremos escudos de las familias Montoya y Castro que en origen no pertenecían al retablo y además son de época posterior.

A la derecha del retablo en un nicho abierto en el muro, un conjunto escultórico en alabastro realizado en estilo gótico flamenco a finales del siglo XV, con una representación de La Piedad: la Virgen con su hijo muerto sobre su regazo en presencia de otros personajes. Sobre el fondo un grupo de ángeles portando instrumentos de la pasión. En la base donde se sustenta el grupo escultórico encontramos el escudo de los Anaya. Este conjunto en origen debía encontrarse al exterior de la capilla y fue precisamente por este conjunto, que la nave de la catedral recibe el nombre de nave de la Piedad.

Un segundo retablo que encontramos en la capilla es el conocido como retablo del Cristo de los sacristanes, obra atribuida a Gonzalo Gómez hacia 1563/1565, hijo de Martín Gómez el Viejo. En la predela podemos ver dos escudos, ambos correspondientes al chantre de la catedral García de Villarreal, fundador de la capilla de los Apóstoles, lo cual nos indica que este retablo en origen fue destinado a dicha capilla y que en algún momento de la historia fue trasladado.

En la enjuta de los arcosolios que encontramos en el muro se ha colocado sobre una ménsula, una imagen en piedra del siglo XVI de la Virgen con el Niño.

Fuera ya de la capilla y frente a esta, en la pared lateral del trascoro, encontramos en el interior de un arcosolio abierto en el muro, la Capilla de la Coronación de espinas. Toma su nombre por una tabla del siglo XVII con una imagen del Ecce Homo. Obra del pintor Cristóbal García Salmerón (* Cuenca ca. 1603 † ca. 1666), anteriormente estuvo en la capilla de san Mateo y san Lorenzo. Sobre la mesa del altar, busto de Cristo, imagen del XVII en madera policromada.

Capilla de san Mateo y san Lorenzo Tiene su entrada a través de un arco de medio punto. La capilla se cubre con una bóveda gótica de crucería estrellada en cuyas claves encontramos escudos de armas de la familia Montoya. En origen la capilla estaba dedicada a san Juan Bautista. En su interior encontramos el retablo de san Mateo y san Lorenzo, obra de 1553, tallado por Esteban de Jamete (* Orleans, Francia ca. 1515 † Cuenca 05-08-1565) entre 1551 y 1552 para el armazón y Martín Gómez el Viejo (* ca. 1500 † 1562) para la pintura entre 1552 y 1553. En la tabla central quedan representados san Mateo escribiendo su evangelio, pluma y tintero sostenido por un ángel y a san Lorenzo con la parrilla, símbolo de su martirio. Este retablo estuvo situado en el arco del muro lateral del trascoro y en la actualidad aparece mutilado para adecuarlo a las distintas ubicaciones que ha tenido en la catedral.

Sepulcro del canónigo Gómez Ballo En un nicho abierto en el muro de la nave lateral del evangelio, encontramos el sepulcro del siglo XVI con la estatua yacente del arcediano de la catedral Gómez Ballo. Este sepulcro procede de la desaparecida capilla de san Miguel, arruinada en su totalidad al caer la torre de campanas en 1902. Solo se pudo salvar el sepulcro y ante la imposibilidad de proceder a la reconstrucción de la capilla, fue colocado este sepulcro en este lugar.

La capilla de san Miguel fue una fundación realizada en 1464 por el chantre Nuño Álvarez de Fuentencalada († 1476), que quiso que su sepultura fuera colocada en el suelo de la entrada de la capilla, a fin de que los fieles pudieran pisar la tumba. En 1493 la capilla fue cedida al canónigo y arcediano Gómez Ballo († 1508). En el sepulcro podemos ver la figura yacente del finado, realizado en alabastro. En las enjutas del arcosolio y en el propio sepulcro se puede ver el escudo del arcediano: una torre almenada con bordaduras de veneras. Como dato anecdótico podemos indicar que en la figura del paje que se encuentra a los pies del difunto, su cabeza fue sustituida por una de mármol de origen romano. En la parte superior una inscripción en letra gótica dice: "Aquí yace el noble y muy reverendo señor don Gómez Bayo arcediano et canónigo de esta iglesia de Cuenca, natural de Santiago de Galicia, el cual con licencia et autoridad de los nobles y muy reverendos señores, el deán et cabildo de la dicha iglesia ansi como patronos de esta capilla que es del noble y muy reverendo señor don Nuño Álvarez de Fuentencalada chantre de esta iglesia que la dotó".

Trascoro Obra realizada en 1755 en estilo neoclásico por el maestro de obras de la catedral fray Vicente Sevilla. En el centro de la obra encontramos un retablo dorado con la imagen del rey san Fernando. A ambos lados, dos esculturas en piedra pintadas de blanco representando a san Honorato y santo Toribio. En la parte superior en el interior de un ovalo, una representación de san Julián recibiendo la palma de manos de la Virgen. El retablo de san Fernando que preside el trascoro es obra renacentista procedente de la iglesia del antiguo colegio de los jesuitas de Cuenca y que fue traído a la catedral en 1774.

Las vidrieras Parte importante pero que suelen pasar desapercibidas son las vidrieras que matizan la luz proveniente del exterior. A excepción de la vidriera del arco de Jamete, que como hemos comentado fue realizada en 1550 por Giraldo de Holanda, todas las vidrieras de la catedral fueron realizadas en el siglo XX y por artistas ligados al mundo conquense. Las de la nave central y del lado de la capilla de san Julián son de Gustavo Torner de la Fuente (* Cuenca 13-07-1925), mientras que el rosetón de la fachada principal es de Gerardo Rueda Salaberry (* Madrid 23-04-1926 † Madrid 25-05-1996). Otros artistas que trabajaron en las vidrieras fueron Bonifacio Alfonso Gómez Fernández (* San Sebastián 19-06-1933 † San Sebastián 16-12-2011) y el maestro vidriero Henri Dechanet (* Protectorado francés de Marruecos 03-07-1930 † Requena, Valencia 04-01-2019).

San Julián La historia de la catedral de Cuenca está ligada de manera indefectible al obispo san Julián, veamos pues un poco de la historia de este santo. San Julián fue el segundo obispo de la diócesis de Cuenca. Su nombre era Julián ben Tauro, nació en Burgos o Toledo (según versiones) en 1128, su nombre nos dice que era de origen mozárabe, tal vez con ascendientes toledanos para la atribución burgalesa. Realizaría estudios superiores de teología y filosofía en la universidad de Palencia. En 1166 es ordenado sacerdote. Viajó posteriormente por tierras de Córdoba predicando entre los musulmanes.

En 1197 era arcediano de Calatrava (dignidad de la catedral de Toledo) y su llegada a Cuenca como nuevo obispo se produce en 1198, algunos años después de reconquistada la ciudad. En 1201 firma las constituciones por las que se debe regir el cabildo catedralicio. Durante los años de su episcopado mantuvo una política de afianzamiento de la paz entre cristianos, musulmanes y judíos. Era conocida su caridad con los menesterosos, las viudas y los huérfanos. Realizaba trabajos manuales confeccionando cestos de mimbre que luego vendía, y con el dinero que sacaba ayudar a los pobres. Esta labor era llevada a cabo con la ayuda de su criado, san Lesmes.

Murió en la ciudad de Cuenca, siendo obispo, en 20 de enero de 1208. Sus restos descansaron en la catedral pasando por diversas capillas, en un primer momento estuvo situado en el altar de santa Agueda en una de las naves laterales. En 1518 se tomó la decisión de construir una capilla para acoger sus restos adecuadamente, es por ello que en 17 de enero de 1518 se procedió a la apertura del sepulcro y que sus restos pudieran ser expuestos a la veneración de los fieles pues ya para entonces empezaba a gozar fama de santidad. El 1 de febrero del mismo y mientras se construía su capilla (hoy conocida como capilla vieja de san Julián) sus restos descansaron en la sacristía mayor de la catedral. Entre 1518 y 1760 permaneció en la capilla vieja de san Julián y en esa fecha pasar a la capilla nueva de san Julián o capilla del transparente.

Al inicio de la guerra civil española (1936-1939) sus restos fueron sacados de la urna donde se encontraban y quemados en la calle, de ahí que la urna de san Julián este vacía. Fue canonizado por el papa Clemente VIII en 18 de octubre de 1595.

La Catedral de Cuenca en el recuerdo


Ficha técnica

Fecha de realización página: 1 de abril de 2005
Fecha última modificación: 23 de diciembre de 2023

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