Monasterio de Piedra


Introducción

Nombre: Real Monasterio de Santa María de Piedra
Ubicación: Nuévalos (Zaragoza). Comarca de Calatayud. Comunidad Autónoma de Aragón
Gentilicio: novalenses
Época de construcción: Siglo XIII y posteriores. Periodo de transición al gótico
Orden monástica: cisterciense
En el interior del monasterio se puede visitar el Museo del Vino Denominación de Origen: Calatayud y una exposición permanente dedicado a la historia del chocolate
En 1983 es Declarado Monumento Histórico Nacional y en 2009 Bien de Interés Cultural en la categoría de monumento
Junto al río Piedra de donde toma el nombre. El río Piedra es afluente del Jalón
El monasterio desde su fundación ha ostentado el patronato regio

Historia

En 1186 el rey de Aragón Alfonso II hace donación de los terrenos y el castillo de Piedra (castrum Petrae) a los monjes cistercienses del Monasterio de Poblet. En 10 de mayo de 1194 (a 5 días de los idus de Mayo de 1194), siendo abad de Poblet, Pere Masanet (abad entre 1190-1196), doce monjes procedentes de este monasterio parten hacía Aragón con el objetivo de fundar un nuevo monasterio, al frente de ellos figura el que luego sería su primer abad fray Gaufredo de Rocaberti († ca.1201). Los monjes se instalaron provisionalmente el 20 de noviembre de 1194 en un despoblado en el margen izquierdo del río Piedra en un lugar conocido como Piedra Vieja y en el que actualmente se localiza una pequeña ermita de nombre Santa María de los Argalides. Construida en el siglo XII con madera y adobe, fue completamente rehecha en 1755 siendo abad de Piedra Inocencio Pérez. Esta humilde morada sería el lugar de residencia de estos primeros monjes en tanto se construía el nuevo monasterio que sería conocido como Piedra Nueva. El privilegio de fundación del monasterio está fechado en Calatayud en el mes de mayo de 1195 cuyo pergamino original se encuentra en el Archivo Histórico Nacional de Madrid.

El actual monasterio se localiza en el margen derecho del río Piedra y era conocido como Piedra Nueva en contraposición al monasterio antiguo provisional. Las obras del monasterio dan comienzo entre 1195 o 1203, el 16-12-1218 siendo rey de Aragón Jaime I el Conquistador, la iglesia es consagrada y los monjes pueden ocupar el nuevo monasterio realizando la ceremonia de traslación. Aunque consagrada la iglesia aún faltaban muchas obras por realizar; obras que se alargarían hasta el siglo XV. Era por aquel entonces IV abad del monasterio Jimeno Martín Martínez († 1220) y al acto de consagración acudió en nombre del rey el arzobispo de Tarragona Asprago de la Barca. El monasterio fue construido en el mismo lugar donde se alzaba un castillo de origen musulmán y del que era propiedad la familia Malavella, señorío al que tuvieron que renunciar por orden del Rey, siempre a cambio de otros territorios mejor situados. El monasterio fue construido utilizando materiales del castillo y aprovechando partes del mismo en función de sus necesidades. La vinculación del monasterio con su casa madre de Poblet se alargaría hasta el año 1616 en que quedó integrado en la Congregación cisterciense de la Corona de Aragón.

En la vida del monasterio hubieron tres periodos que interrumpieron la vida de los monjes, la primera fue en 1808 durante la Guerra de la Independencia, en este periodo el monasterio fue utilizado como Hospital Militar y ya sufrió su primer expolio, la segunda vez en que los monjes tuvieron que abandonar el cenobio fue durante el conocido trienio liberal (1820-1823) y definitivamente en 1835 con la desamortización de Mendizábal en el que el monasterio fue abandonado a su suerte y al expolio definitivo. En 1840 es comprado en pública subasta por Pablo Muntadas Campeny (* Igualada-Barcelona 23-10-1797 † 20-04-1870) industrial catalán dedicado a la actividad de tejidos. En 1860 su hijo Juan Federico Muntadas Jornet (* Barcelona 1826 † Monasterio de Piedra 1912) descubre la conocida como Gruta Iris y la hace accesible, convirtiendo el antiguo monasterio en un hotel y la zona de los alrededores con sus lagos, cascadas y riachuelos en un Parque Natural.

Características

El monasterio se encontraba rodeado por sus lados Norte y Este por una cerca medieval de mampostería de la que se conserva una de las torres, la principal conocida como Torre del Homenaje y que era la entrada natural al monasterio. Esta torre se ha convertido en icono promocional del monasterio y del Parque Natural en su conjunto. Se considera que formaba parte del antiguo castillo de los Malavella aunque los escudos que campean en la portada son de época bastante posterior.

La construcción del monasterio fue lenta, pues el problema de financiación era acuciante a pesar de las donaciones y privilegios reales. A las donaciones de reyes y nobles, había que sumar la venta de sepulcros y nichos en las pandas del claustro, garantía según el pensamiento de la época de llegar antes al Cielo al estar enterrado en lugar sagrado y al amparo de los rezos de los monjes.

Como norma general, la iglesia era consagrada cuando la cabecera de la iglesia estaba construida y su cubrición realizada. No importaba si el resto del templo no estaba construido pues los tiempos de construcción se alargaban mucho en el tiempo. Otro aspecto a tener en cuenta es que la Sala Capitular y los dormitorios que solían estar sobre dicha sala debían estar construidos. Cuando convergían ambas premisas el monasterio era ocupado por los monjes.

Claustro Se calcula que para 1218 fecha en que se consagra la iglesia, la panda de Levante ya estaría construida con su sala capitular incluida. El resto del claustro alargaría su construcción probablemente hasta finales del siglo XIII o principios del XIV. De planta cuadrangular y patio central. Sus cuatro galerías o pandas siguen la típica distribución empleadas en el Cister, la Panda del Capítulo por encontrarse en ella la Sala Capitular, la Panda del Mandatum o de la Lectura se encuentra contigua al muro de la iglesia, la Panda de los Conversos, por encontrarse en ella la cilla o almacén y ser zona dedicada a los conversos y zona de trabajo, la Panda del Refectorio, por encontrarse en ella el refectorio y el resto de salas reservadas a actividades de los monjes de coro.


Los vanos de las pandas abren al patio central a través de arcos apuntados que descansan en gruesos pilares sobre un zócalo o podio corrido. Entre cada uno de los arcos podemos ver gruesos contrafuertes en el patio y en el alero de la parte superior una colección de canecillos de lisas formas. Dispone el claustro de un sobreclaustro o claustro alto construido en ladrillo en el siglo XV por alarifes mudéjares y cubierto con techumbre de madera y que en origen se disponían las celdas de los monjes. La regla de San Benito por la que se regían los cistercienses establecía que los monjes debían dormir vestidos y en un dormitorio común. Con el paso del tiempo esta norma se fue relajando y a partir del siglo XV se permitió que los monjes tuvieran una celda individual, eso si de pequeñas dimensiones. En este segundo piso se pueden ver una serie de óculos hoy cegados pero que en origen cada uno de ellos se correspondía con una celda, por el número de óculos nos podemos hacer una idea aproximada del tamaño de las celdas. En la actualidad en este segundo piso se localizan algunas habitaciones del hotel, por termino medio cada habitación ocupa el espacio de tres o cuatro celdas de los monjes.



Las cubiertas de las pandas se cierran con bóvedas de crucería simples a razón de siete tramos por panda menos en la panda del refectorio que lo hace con seis tramos lo que no es óbice para que mantenga su planta cuadrangular. Los arcos descansan en ménsulas en forma de columnas truncadas adosadas a los muros, mientras que al exterior son los contrafuertes ya citados los que se encargan de transmitir los empujes de las bóvedas.

El dormitorio comunitario de los monjes se encontraba en una planta superior sobre la Sala Capitular. La escalera de acceso se encontraba en una sala junto a esta, espacio hoy cegado desde el claustro pero de uso exclusivo para los huéspedes del hotel. En el siglo XVIII los vanos que abrían al patio central desde el sobreclaustro fue cerrado dejando solamente como puntos de iluminación óculos en los muros, además de sustituir la madera de los techos por cielos rasos de yeso.

En el claustro como ya hemos apuntado podemos encontrar a lo largo de sus pandas, nichos o arcosolios donde en tiempo reposaron familias de nobles que sufragaron las obras del monasterio. Estas eran familias acaudaladas de Calatayud, Daroca y Ariza. También podemos encontrar en alguno de los arcosolios restos muy rudimentarios de pinturas monocromas del siglo XV.

• En el ángulo que forma la panda del capitulo con la puerta de entrada a la iglesia, encontramos un aparatoso retablo barroco dedicado a San Benito de Nursia. Realizado en yesería en el siglo XVIII y con estructura barroca, conserva su policromía original. En él podemos ver columnas salomónicas y múltiples figuras de ángeles niños, además de rocallas, rosetas, elementos vegetales y figuras de santas (Santa Escolástica y Santa Gertrudis) y en el centro una imagen de la Ascensión de la Virgen. El nicho central del retablo está ocupado por la figura de San Benito de Nursia, fundador de la orden de los benedictinos y considerado como el padre de la vida monacal. No tiene manos ni cabeza ya que este retablo y el monasterio en general sufrió las rapiñas del ejercito francés que tenían por afición decapitar las cabezas de todas las esculturas que encontraban. Este retablo ocupa el espacio donde se encontraba el antiguo armarium, o nicho donde se guardaban los libros que los monjes leían durante sus paseos por el claustro.

Junto al retablo encontramos la Puerta de Santa María o Puerta de monjes, por ella accedían los monjes de coro al interior de la iglesia. Al igual que toda esta crujía tiene una desbordante decoración en yesería policromada de estilo barroco realizada en el siglo XVIII.

• En el ángulo formado por las pandas de conversos y del mandatum (a los pies de la iglesia) encontramos un altar con un retablo barroco dedicado a la Virgen de Santa María de Piedra. Es un altar barroco del siglo XVIII muy ornamentado y policromado realizado en yesería. Albergaba una imagen de la titular, la Virgen de Piedra, figura sedente de la Virgen María con el Niño en brazos y con la particularidad de tener en una de sus manos una piedra o sillar, por el nombre del monasterio. La hornacina central permanece vacía ya que la imagen de la Virgen fue robada en los años setenta del siglo XX y no ha se ha vuelto a saber nada de ella.

Sala Capitular siglo XIII. Es la sala más importante del cenobio, en ella se tomaban todas las decisiones importantes que atañían a la vida del monasterio (elección de abades, ingresos de novicios, cuestiones económicas etc). También en esta sala lo monjes confesaban sus faltas (ejercicio de culpa) y se leía diariamente un capitulo de la regla. Los monjes que confesaban sus faltas se situaban en el centro de las cuatro columnas y después de escuchadas se le imponía una penitencia o un castigo. Normalmente los abades solían ser enterrados en el suelo de la sala, se supone que en la Sala Capitular pudieron ser enterrados a lo largo de su historia un total de 112 abades.


La entrada a la Sala capitular se realiza a través de una portada abocinada en arco en arco apuntado flanqueado por dos grandes arcos apuntados que a su vez forman dos vanos al encontrarse una columna parteluz en su centro. Los arcos en forma de medio punto se decoran con puntas de diamante. Las columnas tanto de la puerta como de las ventanas se sustentantas en columnas con capiteles de decoración vegetal. En el tímpano de las ventanas laterales por encima de los vanos encontramos un óculo polilobulado. La fachada de la Sala Capitular con su conjunto de arcos y columnas hacen que este conjunto sean de los mas esmerados de todo el monasterio, lo que nos habla de la importancia que tenía la Sala Capitular en la vida del convento.

Encima de la portada se puede ver el escudo de la Corona de Aragón en una policromada estructura barroca realizada en yesería. Así se pueden ver los cuatro cuarteles que forman el escudo histórico de Aragón: los palos de Aragón, el árbol de Sobrarbe, la cruz de Iñigo Arista y las cuatro cabezas de musulmanes entre la cruz de San Jorge.

El interior queda dividido en nueve tramos por cuatro pilares centrales rodeados de columnillas con capiteles vegetales. La cubrición se realiza con bóvedas de crucería simple, los nervios descansan tanto en los capiteles de las columnas centrales, como en ménsulas en forma de columna truncada adosadas a los muros. Destaca en la actualidad este conjunto por la policromía que conservan sus apoyos en tonalidades negras y verdes principalmente, policromía realizada en el siglo XV. La iluminación se realiza a través de tres vanos dobles en arco apuntado abiertos en el muro testero. Adosado a los muros de la pared encontramos un banco corrido en piedra donde los monjes se sentaban, mientras que el abad se sentaba en el frontal en sitio preferente. Este banco de piedra solía tener un asiento y un respaldo de madera para proteger un poco el cuerpo del monje del frío de la piedra. Las claves de las bóvedas están formadas por motivos vegetales, excepto dos de ellas, una de ellas tiene esculpida la silueta de un castillo asociado a un báculo que parece pueda corresponderse con el antiguo castillo de Malavella y que se considera pudo ser el primer emblema del monasterio. Una segunda clave tiene esculpida la cara de un monje que se considera representa a Gaufredo de Rocaberti, primer abad del monasterio.

Iglesia abacial Construida entre 1212 y 1350. Desarrolla una planta en cruz latina y tres naves separadas por pilares. La cabecera está formada por cinco capillas de planta cuadrangular de testero recto, la capilla Mayor sobresale al exterior en forma de ábside poligonal reforzado por seis gruesos contrafuertes, dos de ellos angulares. En cada uno de los paños del ábside se abre un ancho y alargado vano en forma de arco de medio punto, hoy cerrados con placas de alabastro traslucido. En el paño central y por encima del vano, un óculo con guardapolvos y con adornos de bolas también cerrado con placa de alabastro.

Previa a la cabecera, una nave de transepto formada por un crucero y dos tramos en cada uno de sus lados. Cada una de las capillas de la cabecera abren a cada uno de los tramos de la nave del transepto a través de sendos arcos apuntados.

El tramo recto que precede al ábside central se cubre con una bóveda de crucería sexpartita finalizada en una clave central, el ábside lo hace con una bóveda de cuarto de esfera nervada y con clave central que desarrolla cinco plementos. Los nervios descansan en capiteles de estilizadas columnas adosadas al muro que bajan sin llegar al suelo, pues finalizan en columnas truncadas. En cada uno de los paños en que los nervios dividen el ábside encontramos los ventanales ya descritos en nuestro recorrido exterior. Los capiteles se decoran con motivos vegetales de extrema sencillez con formas muy simples y planas.


Todo el templo se cubría con bóvedas de crucería simples y arcos apuntados. Las naves apoyan en gruesos pilares de fustes octogonales. Los muros y pilares que permanecen en pie, nos hablan que todo el interior del templo se encontraba estucado, pues en zonas concretas este estucado se ha perdido y ha quedado al aire la fábrica original del templo. La mesa de altar de la Capilla Mayor es la original del siglo XIII. En el testero norte de la nave de transepto, se construyó entre 1684 y 1701 una capilla cubierta por cúpula. Fue su promotor Jaime de Palafox Rebolledo y Cardona (* Ariza-Zaragoza 13-12-1642 † Sevilla 03-12-1701), arzobispo de Sevilla e hijo del III marqués de Ariza. Jaime de Palafox estuvo ligado por vínculos familiares al monasterio, no en balde algunos de sus antepasados comenzando por el I señor de Ariza, Guillem de Palafox, fueron sepultados desde 1381 en el monasterio, primero en la Capilla Mayor y más tarde en la cripta como luego veremos. La capilla se construyó para albergar las reliquias del mártir San Inocencio traídos desde las catacumbas de Roma. La embocadura de la capilla está decorada con yeserías policromadas de estilo barroco, destacando una gran figura de San Bernardo y una mujer a sus pies pidiendo perdón. Esta escena hace referencia al momento en que Umbelina, hermana de San Bernardo, visita el monasterio de Claraval para ver a su hermano, se presenta ante él toda enjoyada, por lo que San Bernardo le reprende y Umbelina avergonzada y arrepentida se postra a los pies de su hermano pidiendo perdón.

En las pechinas de la cúpula de esta capilla están representadas distintas escenas del martirio de San Inocencio, además de virtudes teologales y cardinales. Destacan en los pilares las figuras de San Bernardo de Claraval, su padre Tescelín apodado el rojo, su madre Santa Alette de Montbard y su hermana Umbelina.

El templo disponía de un muro medianero entre el primer y el segundo tramo del templo para dividir la iglesia en dos espacios, el más cercano a la cabecera reservado a los monjes de coro, mientras que el resto del templo reservado a los monjes conversos y seglares. Un arco de medio punto situado en la nave central era el único punto de unión entre ambos espacios.

El templo dispone de tres entradas, la principal abierta a los pies (puerta de los fieles) que era por donde entraban la gente de fuera del monasterio, siempre haciendo la salvedad que las iglesias de los monasterios no solían cumplir funciones parroquiales por lo que no era entrada habitual al templo. La portada es abocinada, tardorrománica en arco apuntado y descansa en sendas columnas con sus correspondientes capiteles decorados con puntas de diamante. Las arquivoltas se decoran con dientes de sierra (la rosca exterior), puntas de diamante y decoración moldurada. En la parte superior de la portada quedan los restos bastantes deteriorados de lo que fue un escudo colocado en época bastante posterior. Se da la circunstancia que este escudo oculta, ya que se aprecia parcialmente, un crismón románico. A ambos lados de la portada y sobre sendos pedestales dos imágenes de bulto redondo, una de ellas representando al rey Alfonso II de Aragón y la segunda al rey Jaime I el Conquistador. Precedía a la portada un nartex o pórtico del que hoy solo quedan restos. En la parte alta del hastial todavía se conserva un óculo con siete aberturas circulares.

Las otras dos puertas tienen entrada desde el claustro, por la panda del capitulo se entraba a la altura de la cabecera de la iglesia, esta puerta conocida como puerta de Santa María era de uso exclusivo para los monjes de coro, otra puerta situada a los pies del templo y que tenía su acceso desde el conocido como pasadizo de los conversos estaba reservado para estos monjes, era conocida como puerta de los legos o conversos. Aún había una cuarta puerta situada en el extremo Oeste de la nave del transepto a la altura de la capilla barroca de San Inocencio, era la conocida como Puerta Umbria y ponía en comunicación el monasterio con el cementerio monacal. Solo se abría con ocasión de tener que sacar algún difunto.

En el interior del convento habitaban distintos grupos de monjes, los conocidos como monjes de coro o monjes de claustro tomaban los hábitos y cumplían con los votos establecidos, eran monjes de pleno derecho. Para acceder a esta categoría era preciso saber leer y escribir en latín e ingresar con una dote de carácter económico, en ocasiones esta dote les permitía sufragar su estancia en el monasterio en tanto vivieran en él. La segunda categoría eran los monjes legos o conversos, debían cumplir también los votos, pero por no saber leer y escribir y no tener dote económica no alcanzaban la categoría de monjes de coro. Tenían la obligación de realizar tareas manuales en el monasterio y podían vivir en granjas o prioratos o en el propio monasterio. La vida de monjes de coro y monjes conversos se hacía completamente separada, tenían cada grupo su propio refectorio, su propio dormitorio y sus propias estancias de paso y permanencia en la iglesia, salvo en contadas ocasiones realizaban vidas completamente separadas. Los monjes de coro vestían túnica blanca y por encima un escapulario negro y era habitual referirse a ellos como monjes blancos.

Junto a la cabecera por el lado de la epístola, se encontraba la sacristía, hoy fuera de uso con tal destino. Sobre ella se alza la torre campanario, construida en ladrillo por artesanos mudéjares en estilo barroco.

Hay que decir que la iglesia está completamente arruinada, habiendo desaparecido sus cubiertas, solo la nave del lado de la epístola, la más cercana al claustro conserva parcialmente sus bóvedas y restos de pinturas de las que sin duda debió gozar el templo. También se conservan y estas integras, las bóvedas que cubren las cinco capillas de la cabecera. Bajo el crucero que forma la nave de transepto y la nave central encontramos un cripta subterránea a la que se puede acceder a través de una escalera algo pronunciada, hoy la cripta permanece completamente vacía y libre de inquilinos. La cripta fue mandada construir hacia 1650 por Juan de Palafox y Mendoza (* Fitero-Navarra 1600 † Osma-Soria 1659) hijo ilegítimo del II marqués de Ariza conocido como el venerable Palafox o Beato Palafox, utilizada por miembros de esta familia que tenían derechos de sepultura en Piedra y actualmente solo conserva una urna de cristal con dos o tres huesos según se dice de un miembro de dicha familia.

Pasadizo de conversos Se trata de un estrecho pasillo cubierto con bóveda de medio cañón que sirve de comunicación entre la iglesia y la cilla o zonas de trabajo. Este pasadizo evitaba el paso de los monjes conversos por el claustro reglar y la posibilidad de que los monjes de coro y los monjes conversos pudieran cruzarse en la panda del claustro. Dentro del estilo románico este pasadizo es uno de los pocos sino el único que se conserva en España. Se considera que es un elemento que se conserva reaprovechado del antiguo castillo de la familia Malavella que se levantaba en ese lugar. El suelo está formado por un rudimentario suelo de cantos rodados. No tiene vanos abiertos al exterior por lo que se trata de un paso bastante oscuro, su única iluminación procede de las entradas desde el claustro y esta debía ser bastante deficiente.

Cilla la cilla era el almacén o bodega donde ser guardaba el grano, las provisiones o los productos vitivinicolas que ellos mismos elaboraban. En la actualidad este espacio está dedicado a Museo del Vino de la denominación de origen: Calatayud. Se trata de una amplia sala rectangular con dos alturas, cubiertas con grandes arcos de diafragma y bóveda de medio cañon en el piso superior y bóveda apuntada en el piso inferior. Habitualmente la cilla era la zona de trabajo manual y estaba atendido por los monjes conversos bajo la supervisión del cillero o monje de coro encargado de la cilla.

Es estas salas se efectuaban numerosos trabajos todos ellos de indole manual. Encontramos además dos neveros o pozos donde se almacenaba la nieve en invierno y que permitía la conservación de los alimentos, en verano este hielo y mezclado con frutas servía para la elaboración de helados y granizados. Uno de ellos tiene una profundidad de tres metros, mientras que el más grande alcanza una profundidad de doce metros. En el piso inferior de la cilla se encontraba el lagar, que era el lugar donde se pisaba el vino. También encontrabamos la sala de fermentación, en ella unos agujeros abiertos en el techo permitían la salida del dioxido de carbono, ya que este gas solía desplazar al oxigeno, motivo por el cual cuando los monjes bajaban a esta sala lo hacían con una vela encendia porque en caso de que esta se apagara era señal de que no había oxigeno y no se podía entrar en la sala. Esta sala de fermentación, también se cree podría pertenecer al antiguo castillo de los Malavella.

Sala de Carruajes Se llama sala de carruajes a lo que es en realidad un pasillo que unía el antiguo Palacio Abacial con el monasterio. Es un pasillo de mediana anchura donde se conservan una serie de carruajes de época y que constituyen un pequeño museo. Son vehículos pertenecientes a la familia Muntadas propietarios del monasterio desde su compra después de la desamortización de Mendizábal. Entre los carruajes se pueden encontrar: una tartana (siglo XX), tres carruajes del siglo XIX, como son una diligencia, un broughan de estilo inglés y un tilburi. Todos los vehículos son de época en que la tracción era realizada por caballos o mulos.

La puerta de entrada al claustro a través del paso proveniente del palacio abacial, hoy ocupado como hemos indicado por el salón de carruajes, se realiza a través de una artística pero sencilla portada en arco escarzano con un guardapolvo de medio punto decorado con formas de puntas de diamante. Todo un lujo a los ojos del visitante. Cilla, pasadizo de conversos y el presente tramo nos hace presentir que estamos en la parte con las piedras mas venerables del convento.

Cocina Sala de planta cuadrangular, antigua cocina del monasterio situada junto al refectorio o comedor de los monjes. Destaca porque su bóveda de crucería octopartita, dispone de un agujero central circular que se corresponde al tiro de salida de humos. También destaca esta sala por el tono negruzco de su techo, obviamente debido al humo de la cocina. Esta sala además disponía de un horno para cocer el pan y una serie de nichos en el muro que hacían las funciones de despensas o para guardar la vajilla. En la actualidad alberga un pequeño museo sobre la historia del chocolate. Según nos dice la historia, el Monasterio de Piedra fue el primer lugar de Europa donde se cocinó el chocolate. Un fraile de este cenobio, fray Jerónimo de Aguilar que viajó con Hernán Cortes por el actual México, envió en 1530 al abad de Piedra un saco con granos de chocolate y la receta de su preparación tal y como se hacía el imperio azteca. Los monjes que encontraban muy amargo el sabor del chocolate puro, lo endulzaban con miel o vainilla.

Refectorio o comedor de los monjes Construido hacia 1250. De planta rectangular y tres tramos cubiertos con bóvedas de crucería sexpartitas. La cubrición de esta sala fue financiada por una donación realizada en 1413 por el antipapa Benedicto XIII (Papa Luna), aragonés de nacimiento. Todavía conserva el nicho en la pared donde se situaba el púlpito de lectura, desde este el monje lector de turno, leía pasajes de la Biblia o de Santos mientras los monjes comían. La escalera de subida a este púlpito se encuentra por el interior del muro. Las bóvedas se apoyan en ménsulas adosadas a la pared con decoración vegetal y con formas de columnas truncadas.

Normalmente se colocaban las mesas en forma de U, siendo el lugar principal donde se sentaba el abad del monasterio. Los monjes más mayores ocupaban los puestos mas cercanos al abad, mientras que el resto lo hacían según edad. La comida se hacía en completo silencio y la dieta principal era a base de verduras, frutas y legumbres de las huertas del monasterio. En las comidas bebían vino de sus propios viñedos. Ocasionalmente se consumía pescado que los propios monjes pescaban en el río Piedra, mientras que la carne estaba prohibida y solo la consumían los monjes enfermos o en festividades de especial relevancia. Se hacían dos comidas al día, por la mañana, el almuerzo, después de los actos en la Sala Capitular y al atardecer la cena antes de acostarse.

Existía otro refectorio que no ha llegado hasta nosotros y que estaba reservado a los monjes conversos. Este se situaba cerca de la cilla y de la cocina.


La entrada al refectorio se realiza a través de un vano enmarcado en madera de nogal sin policromar tallada en el siglo XVII. La sala fuertemente reformada se ilumina por vanos en arco de medio punto, hoy prácticamente reformados, en el testero existe un vano en arco apuntado dividido a su vez por dos vanos apuntados mas pequeños y un óculo superior, ventana realizada ya en el siglo XV.

Frente al refectorio pero ocupando ya espacio del patio central del claustro, se levanta una pila lavamanos que se cubre con un pequeño templete con cubierta a doble aguas al exterior que más que un templete adopta forma de un pequeño pórtico. En esta pila se lavaban las manos los monjes antes de las comidas.

Conserva la sala una copia del "Tríptico relicario del Monasterio de Piedra". Se trata de un mueble relicario en forma de tríptico que guardaba una Hostia manchada de sangre, era el conocido como Santa Duda de Cimballa o Sacro Dubio (Santa Duda) de Cimballa. El mueble tiene dos puertas que una vez abierto recuerda las formas de un tríptico, todo el mueble está pintado y dorado con escenas de la vida de Jesucristo y la Virgen. El mueble original se encuentra en la actualidad en la Real Academia de la Historia de Madrid. Aunque hay distintas versiones del milagro, básicamente la historia nos cuenta que en el año 1370 y estando el párroco de la iglesia de Cimballa-Zaragoza celebrando la Eucaristía, en el momento de la consagración dudó de la presencia de Jesucristo en la Sagrada Forma, de repente milagrosamente la Hostia sangró despejando las dudas del párroco. La reliquia se conservó durante un tiempo en Cimballa, para ser traslada posteriormente por orden del futuro rey Martín el Humano al palacio de la Aljaferia de Zaragoza. Desde aquí viajo en 1390 al Monasterio de Piedra donde quedó en custodia. El abad Martín Ponce Pérez mandó construir ese mismo año el mueble-relicario para albergar la Sagrada Forma en un estilo gótico-mudéjar. Con los avatares desamortizadores que sufrió el monasterio, el mueble relicario fue escondido para pasar finalmente en 1851 a la Real Academia de la Historia donde se conserva en la actualidad.

Calefactorio Siglo XIII. Sala de planta rectangular con una gran columna de estilo clásico en el centro. En principio esta sala como su nombre indica servía para resguardarse en la medida de lo posible de los días de frío. No obstante ha servido para otras utilidades: barbería, sala de preparación de materiales de escritura y sala de curas. El sistema de calefacción de la sala era conocido como "Glorias", el calefactorio tiene una sala subterránea, en su interior se quemaba leña y el fuego y las brasas provocadas calentaban el suelo de la habitación superior.

Aunque hablamos del calefactorio como una sala con una temperatura agradable, no hay que pensar que el fin ultimo era ser una sala de descanso de los monjes al resguardo del frío y calentitos, nada mas lejos de la realidad, la sala era de paso y solo se estaba en ella en momentos puntuales realizando tareas concretas, la máxima de la orden del Cister era "Ora y labora" y cuando no estaban trabajando, se encontraban en la iglesia rezando y esta para mas señas era muy fría.

En el siglo XV se construyó un piso alto al que se accedía por una escalera hoy desaparecida pero de la que se conservan algunos restos en el muro, en el siglo XVI para dar mayor solidez a este segundo piso se colocó en el centro de la sala una columna renacentista de orden corintio que a decir verdad afea bastante el conjunto. La sala superior sirvió durante tiempo como archivo y biblioteca del monasterio.

Torre del Homenaje Los monasterios cistercienses solían estar protegidos por una muralla o cerca que cumplían diversas funciones, por una parte servía para delimitar el área física del monasterio, por otra parte debía cumplir funciones defensivas contra hipotéticos enemigos, un tercer motivo era aislar el monasterio para preservar la paz interior de los monjes y alejarlos del mundo exterior. En esta muralla se levantaban una serie de torreones circulares, sin embargo en este monasterio destaca una puerta abierta en la muralla, que recibe el nombre un tanto impropio de Torre del Homenaje. La muralla debió levantarse a lo largo de los siglos XIII y XIV y delimita el perímetro monacal por los flancos Norte y Este. La torre del Homenaje está un tanto fuera de ruta de la visita del monasterio, por lo que habrá que desviarse un poco de dicha ruta para contemplarla y pasar por ella. Desde esta puerta que en origen era la única entrada al monasterio se accedía al Palacio del Abad y a la iglesia abacial a la altura de los pies.

Se trata de una torre-puerta que además de las funciones antes descritas servía como control de entradas y salidas de mercancías y por su forma exterior con el balcón abierto al frente servía como lugar de representación al mundo exterior, reforzado por el hecho de disponer en su frente con el escudo de Aragón, señal inequivoca de que gozaba de protección Real. No existe unanimidad en cuanto a la fecha de construcción de la torre, mientras hay autores que piensan que debió formar parte del castillo de Malavella y por tanto anterior a la construcción del monasterio, otros autores lo fechan en el siglo XIII. Es una de las torres mas hermosas de todo Aragón.

La torre levanta su altura unos 15 metros, dispone de tres plantas, en la planta baja se abre una puerta en arco de medio punto, el segundo piso destaca por la presencia de un balcón o matacán sustentado por tres ménsulas y con dos arcos trilobulados entre los soportes. Remata la torre una terraza almenada. En la parte frontal de la torre, se colocaron hacia el año 1600, tres escudos en piedra, en el centro el escudo histórico del Reino de Aragón, a la izquierda el escudo de monasterio formado por tres sillares de piedra y a la derecha otro de los escudos usados por el monasterio como es un castillo de piedra (Castrum Petra).

Palacio Abacial El antiguo palacio abacial es una enorme estructura barroca realizada en el siglo XVIII sobre otra anterior románica. A él se llega después de atravesar la Torre del Homenaje, desembocando en una plaza donde podemos encontrar los pies de la iglesia y el propio Palacio Abacial. Construido en sillería, destaca su fachada principal formada por tres cuerpos horizontales correspondiente a tres alturas los cuales se hayan divididas por columnas o pilastras para formar hasta veinte paños verticales. La separación vertical de los dos pisos superiores se realiza mediante columnas adosadas, mientras que el piso inferior se realiza mediante pilastras. Las columnas del piso intermedio son reaprovechadas del anterior palacio románico.

La entrada se realizaba a través de un gran arco de medio punto con grandes dovelas. Varios vanos en forma de ventanas enrejadas se abren en la fachada principal sin que guarden disposición simétrica alguna entre ellas. En ambos extremos de la fachada se levantan dos estilizados torreones acabados en cupulinos semicirculares. Sobre la portada de ingreso vemos un altorrelieve con las figuras de San Bernardo y la Virgen María, flanqueado por escudos abaciales.

Ficha técnica

Fecha de realización página: 24 de Junio de 2.019 (Día de San Juan)
Fecha última modificación:

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