Llamado de serranos por encontrarse frente a la puerta del mismo nombre y ser esta por la que entraban los viajeros procedentes
de la comarca de los Serranos. En época musulmana la puerta recibía el nombre de Al-Qántara
(el puente) y en época cristiana se le denominaba de Roteros o
Serranos, siendo esta última la que acabó por prevalecer.
Los sucesivos puentes que se construyeron ya fueran de madera o de mampostería eran
arruinados por las sucesivas riadas del Turia, en 1517 una terrible avenida de agua se llevó por delante el puente,
es cuando los jurados de la ciudad y la fábrica de murs i valls (muros y fosos) acuerdan la construcción de un nuevo puente totalmente en piedra.
Su artífice fue Juan Bautista Corbera (pedrapiquer y mestre de la ciutat) que comenzó los trabajos en 1518, prolongándose las obras hasta mediados de siglo.
Es el segundo puente en antigüedad después del
puente de La Trinidad.
Fue embellecido en el siglo XIX en la margen derecha del río, formándose un amplio espacio
ajardinado denominado
Alameditas de Serranos que se extiende desde el
puente de san José hasta el
de Trinidad, ocupando parte de unos antiguos almacenes de madera ya desaparecidos.
Dispone de nueve arcos escarzanos ejecutados con sillares de piedra picada. Este puente disponía de
una escalera para bajar al lecho del río, aunque a día de hoy se encuentra bastante deteriorada. La escalera se encuentra aguas abajo en la
cabecera del puente (cerca de la iglesia de santa Mónica). Además y en el otro lado del puente, podemos encontrar una gran rampa recientemente
restaurada que era utilizada por las caballerías y los carros para descender al lecho del río.
Tenía dos casilicios (pequeños templetes cubiertos para albergar esculturas sacras), el primero de ellos proyectado en 1538 recibía el nombre de la "Santa Cruz".
Representaba la cruz patriarcal de la
cercana iglesia de san Bartolomé (hoy desaparecida) siendo adorada por un ángel y contaba con la presencia
de tres niños o infantes. La obra fue ejecutada en 1539 por el mismo Corbera y por el imaginero Joan Gilart. Este casilicio puede observarse
fácilmente en el plano de Wyngaerde de 1563.
En la base del casilicio había una lápida con la siguiente inscripción: QVVM INGENS AC PENE INCREBID. TURIAE INVDATIO ANTIQVM PONTEM
EVERTISSET. HVNC E FUNDAMENT. EXTRVENDVUM CVRAVERVUNT OLF. A PROXITA EX CLERO. GALCERAN. CARROZIVS
PARDVS EX EQVIT MICHAEL ROSIVS EX CIVIB. OPERIS MVRORVM CVRATORES. PROBANTIBVS G. PH. CRVUILLES F.EGIDIO.
M. BOV. G. MARC. B.VERNEGAL M.BERENGARIO. VRBIS DEFENSOR. IVRAT HVMANAE SALVTIS AN. MDXVIII. (Padre José Teixidor siglo XVIII)
Incapaz de proceder a su traducción, el texto mas o menos dice:
que el antiguo puente fue destruido por una inundación (riada), que los promotores del nuevo puente fueron:
Olf de Próxita (eclesiástico), Galcerán Carroz Pardo (noble), Miguel Ros (ciudadano) y los jurados de la ciudad: Gaspar Felipe Cruilles, Francesc Egidio,
Miguel Bou, Guillermo March, Bartolomé Vernegal y Miguel Berenguer. En el año del Salvador 1518.
El otro casilicio fue colocado en 1670, y contenía una escultura de san Pedro Nolasco (fundador de la orden de la Merced) y cuatro pequeñas
figuras de: san Pedro Pascual,
fray Joan Gilabert Jofré, la reina
Teresa Gil de Vidaurre, y en el centro a Nuestra
Señora de la Merced. La obra corrió a cargo del cantero Pere Leonart Esteve.
Aunque hayamos enumerado los personajes que componían este último casilicio, justo es reconocer que no todas
fueron colocadas al mismo tiempo y que las imágenes de los santos que representaban han variado,
ya que por ejemplo la imagen de la Virgen de la Merced obra de José Puchol, fue colocada en 1771,
al mismo tiempo que se retiraban las de san Vicente Ferrer y san Luis Beltrán que no hemos citado en el comentario anterior.
De cualquier manera todas las esculturas fueron destruidas y tiradas al río en 1809, ya que ante el avance de las tropas francesas
durante la guerra de la independencia y ante la posibilidad de que en los casilicios pudieran colocarse piezas
de artillería, los defensores de la ciudad optaron por la destrucción de las imágenes. En la actualidad el puente no cuenta
con ninguna escultura ni adornos de bolas o pirámides en la balaustrada y ni siquiera asientos.
Entre los años 2005 y 2009 se han acometido obras de consolidación y restauración del puente por el arquitecto Ignacio Bosch Reig.
Entre ellas destacan la reposición de los arrimaderos sobre los tajamares del puente. También se ha consolidado
la escalera que bajaba al lecho del río desde el puente. El tajamar es una estructura en
piedra que sirve para cortar o dividir la corriente de agua y así evitar que las aguas golpeen directamente sobre las bases del puente. Los arrimaderos
son apartaderos que aprovechan las citadas estructuras (tajamaranes) para canalizar adecuadamente el tránsito de personas o carros y no entorpecer el camino.
Hay una cierta discusión sobre si los arrimaderos se construyeron junto con el puente o se construyeron con posterioridad; hasta su reposición actual no existían ya
que los mismos fueron destruidos en la guerra de la independencia para evitar que pudiera colocarse cañones en los mismos. En el mencionado plano de Wyngaerde de 1563
se pueden ver perfectamente que en esa fecha ya existían.
Finalmente en el año 2012 el puente ha pasado a ser completamente peatonal, eliminando las aceras peatonales que databan de 1837.
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