Real Basílica de Nuestra Señora de los
Santos Inocentes Mártires y Desamparados
Plaza de la Virgen s/n

La Basílica fue declarada Monumento Histórico Artístico Nacional el 5 de junio de 1981.

En 27 de abril de 1652 se colocó la primera piedra de la Basílica de la Virgen de los Desamparados, adecuada al creciente culto tributado a la imagen de la cofradía de "Nostra Dona Sancta María dels Ignocents", proyecto que fue encargado al arquitecto requenense Diego Martínez Ponce de Urrana. La misma quedó acabada en el 1667.

La Basílica de la Virgen de los Desamparados tiene un gran significado entre los valencianos, pues en ella se encuentra la imagen titular, que es la patrona de la ciudad, conocida cariñosamente como la geperudeta, es decir, la jorobada en lengua valenciana, debido a que está ligeramente inclinada hacia delante, lo cual es interpretado como signo de que la imagen nació como estatua yacente.

El origen de la imagen de Nuestra Señora de los Desamparados está unido a la fundación del Hospital de Santa María dels Ignocents en 1409 y a la de su Cofradía cinco años después. Hasta el año 1489 la imagen y su Cofradía tenia su centro en una pequeña capilla conocida como El Capitulet instalada en los actuales Jardines de la Biblioteca Valenciana y entonces Hospital General. En esta fecha la imagen fue trasladada a una de las capillas situadas en la Catedral, concretamente en el espacio conocido como Balcón de los Canónigos, Lonja de los Canónigos o también como Arcada Nova.


La devoción cada vez mayor por la Imagen de la Virgen de los Desamparados obligó a la necesidad de buscar un lugar adecuado para que la imagen pudiera estar expuesta a la devoción del pueblo en condiciones razonables. Como consecuencia de la epidemia de peste habida en la ciudad de Valencia en 1647 que causó cerca de 18.000 victimas, los ojos de los valencianos se volvieron hacia la Virgen a quien pedían auxilio y amparo, por lo que una vez recuperada la ciudad de esta terrible plaga, se comenzaron las obras en 1652 para dar cobijo a la Virgen que ya entonces era considerada madre de todos los valencianos. La primera piedra se colocó el 27 de abril de 1652 y contó con la presencia del arzobispo fray Pedro de Urbina.

En la construcción de la capilla intervinieron los maestros José Artigues y José Montero, bajo la dirección del ya citado Diego Martínez. Las obras finalizaron en 1666 y el 15 de mayo de este mismo año pudo trasladarse la imagen desde la Catedral. Entre 1652 y 1660 se realizaron las fachadas exteriores y fue hacia finales de 1660 o principios de 1661 cuando comenzó la construcción de la bóveda elíptica. El 27 de noviembre de 1659 se acordó la construcción de un paso elevado que comunicara la Basílica con la Catedral, es el conocido como arco novo.

La fachada principal abierta a la plaza de la Virgen, se alza en dos volúmenes horizontales; en el nivel inferior se encuentran las dos portadas de entrada y una tercera hoy modificada en forma de ventanal, mientras que en el nivel superior encontramos cuatro balcones, dos de ellos encima de las dos portadas. Los otros dos balcones tienen cada uno de ellos una lápida realizada en mármol blanco con una representación en relieve de la Virgen de los Desamparados e inscrito en el mármol la fecha de: 1666.


Aunque exteriormente la Basílica pueda dar la sensación de tratarse de un templo de forma ovalada, nada mas lejos de la realidad, se trata de una planta de forma trapezoidal cuya cúpula descentrada de su eje tiene eso si forma ovalada, que aunque no extraño en templos católicos, si lo es en la ciudad de Valencia, cuyas cúpulas suelen ser en su gran mayoría circulares.

La decoración interior fue realizada entre 1763 y 1767 por el arquitecto academicista Vicente Gascó Masot (1734-1802), según diseños de 1762 del maestro de obras José Herrero. Es de corte clasicista: pilares, capiteles, frontones, ventanas, toda la ornamentación forma una sola unidad estilística al más puro estilo neoclásico. El interior del templo se articula alrededor de un ovalo central sostenido por ocho pilares adosados de mármol rojo de orden gigante.

En su cabecera se encuentra el Altar Mayor con la imagen de la Virgen de los Desamparados. Este es obra realizada hacia 1775 por Juan Pedro Arnal (ca. 1735 - Madrid 1805) sobre boceto realizado en 1770 por Vicente Gascó. El anterior retablo fue obra concluida en 1763 por Ignacio Vergara junto con varios de sus colaboradores. El sagrario es obra de Tomás Artigues realizado hacia 1767.

Flanqueando el Altar Mayor dos esculturas: Sant Vicent Mártir (patrón de Valencia) y Sant Vicent Ferrer (patrón de la Comunidad Valenciana) custodiando permanentemente a la Virgen en el interior de la basílica en forma de estatuas de mármol blanco, obras de José Esteve Bonet. La escultura de San Vicente Mártir es de 1798 y la de San Vicente Ferrer de 1797.

Sobre el arco triunfal que alberga el nicho con la imagen de la Virgen podemos ver un pequeño grupo escultórico, obra del escultor José Gil realizado en el siglo XIX. Este se compone de dos ángeles tenantes que sostienen el escudo de la Cofradía de la Virgen de los Desamparados.

A los pies del Altar Mayor encontramos dos lápidas sepulcrales, en el centro la del Cardenal Juan Bautista Benlloch Vivó (Valencia 1864 - Madrid 1926) y a su derecha la del cardenal Ricard María Carles Gordó (Valencia 1926 - Tortosa 2013).

La imagen de la Virgen se encuentra depositada en el Altar Mayor y, a través de un mecanismo, gira hacia el camarín situado detrás del Altar Mayor. Este es accesible por una escalera de mármol, donde puede ser venerada. En el descanso de la escalera una vidriera representando al arcángel San Gabriel, en cuya parte inferior se puede leer AVE MARIA.

El camarín situado en el primer piso, está formado por un espacio rectangular con dos tramos separados por una verja de hierro, el primero de ellos es donde se reúnen los fieles y hace funciones de antesala, mientras que el segundo es el camarín propiamente dicho. A estos espacios habría que añadir el nicho donde se aloja la imagen de la Virgen de los Desamparados que comparte comunicación con el interior de la basílica y con el camarín.

El camarín de la Virgen, de estilo neoclásico, se comenzó en 1685 más no se concluyó hasta 1694 aunque su construcción ya se encontraba presente en los planos originales de la capilla del año 1653. El proyecto fue obra de Vicente Gascó y la ejecución fue realizada por Vicente Marzo. Su actual configuración procede sin embargo de la reforma que en el siglo XVIII realizó el arquitecto Juan Pedro Arnal tanto en el Altar Mayor como en el propio camarín. De planta rectangular, se cubre con cúpula semiesférica sobre tambor apoyada en pechinas. El alzado se desarrolla a base de pilastras y columnas de mármol con capiteles corintios dorados que sostienen el entablamento y la cúpula.

En las pechinas de la cúpula podemos ver una serie de Ángeles Mayores entre una gloria de nubes, y en cada una de las pechinas una inscripción con máximas de uno de los sermones de San Bernardo que dicen: Ipsa Rogans non desperas (Si a ella invocas no desesperarás), Ipsa Tenente non corruis (Si ella está contigo no te corromperás), Ipsa Protegente nom metuis (Si ella te protege no temerás), Ipsam Sequens non devias (Si a ella sigues no te desviarás) que son habituales letanías o alabanzas a la Virgen María. La cúpula se encuentra dividida en dieciséis plementos, ocho de ellas con decoración vegetal dorada y las ocho restantes con representaciones de ángeles portando símbolos marianos: fuente, palma, espejo [de la justicia], luna, azucena, rosa [mística], torre [de David] y el Sol. La obra pictórica de la cúpula es obra del pintor valenciano Francisco Llácer (1781-1852) realizadas en 1823.

En el tambor se abren ocho ventanales que iluminan el interior, matizadas por las vidrieras realizadas en 1929 por la Casa Maumejean. De las ocho vidrieras, cinco de ellas representan una temática mariana de la Letanía y las tres restantes atributos relacionados con la Virgen: Oliva Speciosa (Rama de Olivo), Lilium Inter Spinas (Lirio entre espinas), Cipresus in Monte Sion (Cipreses del Monte de Sión), Domus Aures (Casa de Oro), Turris Davidica (Torre de David), Vas Honorabilis (Vaso digno de honor), Foederis Arca (Arca de la Alianza), Mater Purissima (Madre Purísima).

El nicho donde se aloja la Virgen de los Desamparados se cubre con una pequeña bóveda de cañón con pinturas al fresco; en el centro la paloma del Espíritu Santo rodeada de un grupo de ángeles que representan las alegorías angélicas. El fresco es obra del pintor Francisco LLácer. Junto a la Virgen, podemos ver con dificultad unos ángeles tenantes realizados por Octavio Vicent; llevan cada uno de ellos el escudo de cada una de las regiones que componen la actual Comunidad Valenciana.

En cada uno de los muros laterales del camarín se abre una hornacina con una escultura, a la derecha Fray Gilabert Jofré y a la izquierda del beato Vicente María Izquierdo Alcón, ambas obras realizadas por el escultor leonés Melchor Gutiérrez Sanmartín.

En la antesala del camarín podemos encontrar varias obras de arte:

Busto del papa Alejandro VI obra de Octavio Vicent. Sobre un alto pedestal se alza el busto en bronce del papa valenciano Rodrigo de Borja. En el pedestal una inscripción dice: Alejandro P.P. VI / Visitó / a Santa María / de los Inocentes / como cardenal / legado pontificio / II julio 1472 / L + D
Vidriera del arcángel San Gabriel de la firma Maumejean de Madrid. El mismo porta una vara con una azucena y una filacteria que dice: Ave María Gratia Plena.
• Óleo sobre lienzo de Luis Amigó Ferrer
• Óleo sobre lienzo de San Juan de Ribera
• Óleo sobre lienzo de Santo Tomás de Villanueva
• Óleo sobre lienzo de la Virgen de los Desamparados
• Óleo sobre lienzo de Santa Genoveva Torres Morales, fundadora de la Congregación de Hermanas del Sagrado Corazón de Jesús y de los Santos Ángeles (Angélicas).

En las paredes de la escalera de acceso al camarín podemos contemplar diversos lienzos de diversos personajes que de una u otra manera pusieron su obra bajo la protección de la Virgen de los Desamparados. Destacamos entre ellos un lienzo de San José María Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei y que el 20 de abril de 1936 realizó su primera visita pastoral a Valencia y a la Basílica de la Virgen de los Desamparados. Ha sido colocado en este lugar en 2011 en el 75 aniversario de su estancia en nuestra ciudad. El lienzo de 193 x 116 cm. es obra del pintor José Manuel Pozo Serrano.

Otro lienzo es el que representa a Santa Teresa de Jesús Jornet e Ibars fundadora de la Congregación de las Hermanitas de los ancianos desamparados, que como su nombre indica está puesta bajo la titularidad de la Virgen.

La imagen de la "Mare de Deu" es una talla del siglo XV del más puro estilo gótico francés revestida según los gustos de los siglos XVII y XVIII, que presidía la antigua cofradía "del folls, ignoscents i desamparats" es decir, de los locos, disminuidos mentales y desamparados; de los condenados a la pena de muerte, sobre cuyos féretros yacía como signo de amparo maternal. Es la Patrona de Valencia y la imagen de la Virgen más venerada por todos los valencianos, conocida como madre de todos los valencianos y "mare dels bons valencians".

Seis salidas tiene el óvalo central que conducen a las distintas dependencias de la Basílica. Las dos centrales (una por cada lado) están formadas por arcos de de medio punto. Sobre las claves de los arcos, dos angelillos. Estas recaen a sendas capillas o altares, la de la nave de la epístola dedicada a San José y la de la nave del evangelio a Cristo Crucificado, obra anónima del siglo XIX. A este Cristo se le conoce con el sobrenombre de Cristo de los Agonizantes, ya que según la tradición a él se encomendaban los condenados a muerte. Sobre este último altar lienzo del Nazareno, obra del siglo XX de Ricardo Manent Gomis. Preside el Altar de San José una escultura del santo, obra de José María Ponsoda Bravo (Barcelona 1882-Valencia 1963).

Las otras cuatro salidas las forman portadas adinteladas en cuyas sobrepuertas encontramos lienzos ovalados salidos de la mano de José Vergara y dos alegorías escultóricas en escayola dorada y policromada a cada lado del óvalo. Las alegorías son obra de Luis Domingo y están fechadas entre 1763 y 1767. Las alegorías representan la más cercana al Altar Mayor a mano derecha: La Prudencia (mirándose en un espejo y con una serpiente enrollada en un remo) y la Justicia (con una espada desenvainada y una balanza). Le siguen en el sentido de las agujas del reloj: la alegoría del Antiguo Testamento (con un cetro y un libro) y el Nuevo Testamento (con un brazo señalando al cielo y con la paloma del Espíritu Santo). Le sigue La Piedad (con un cuerno de la abundancia) y La Caridad (que lleva un niño en brazos). El cuarto conjunto alegórico más cercano al Altar Mayor representa a La Templanza (lleva un pluma y un freno de caballería) y La Fortaleza (con una columna y hojas de roble). Los lienzos obra del citado José Vergara representan escenas bíblicas relativas a Esther desmayada ante el rey Asuero, Abigail ante el rey David, Deborah y Moisés rescatado de las aguas.

Sobre los vanos que dan paso a las capillas laterales vemos un conjunto formado por ángeles en lugar de alegorías, en el lado derecho portan azucenas mientras que en el lado izquierdo vemos la torre de David. También obras de Luis Domingo realizadas en escayola.

Luis Domingo (1718-1767) de profesión escultor, pintor y arquitecto. Discípulo de Hipólito Rovira en dibujo y de Bautista Balaguer en escultura, es más conocido sin embargo en su faceta de escultor. Maestro del también escultor José Puchol fue director de escultura de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia.

Las alegorías han sufrido una fuerte intervención pues algunos de los atributos habían desaparecido y se les ha restituido en madera, mientras que algunas de las tallas han sido modificadas para una mejor compresión de lo que representa.

Las dos salidas más cercanas a los pies conducen directamente a las puertas que dan a la calle, mientras que las dos más cercanas a la cabecera permiten el paso a distintas dependencias de la Basílica. Una de ellas es la Capilla de la Comunión o Capilla del Sagrario presidida por una imagen del Sagrado Corazón de Jesús, obra de Carmelo Vicent Suria y por una colección de lienzos representando a los doce apóstoles de Cristo. La capilla que con anterioridad era la antigua sacristía, fue reconvertida en Capilla de la Comunión después de la Guerra Civil de 1936. En 1942, el pintor Ramón Stolz Viciano (* Valencia 13-07-1903 † Valencia 25-11-1958) pintó al fresco la bóveda del techo con una representación de ángeles. Asimismo también son obra de Ramón Stolz, los doce lienzos de los Apóstoles que ya hemos mencionado y que decoran las paredes de la capilla.

A mano izquierda una puerta nos lleva al trasaltar de la Virgen, y en el centro del pasillo encontramos la capilla del Santísimo Cristo del Feliz Transito a la Gloria (también llamado popularmente "Cristo de la Coveta"), escultura de José María Ponsoda Bravo (* Barcelona 1882 † Valencia 1963) y al otro lado del pasillo, la escalera de acceso al camarín de la Virgen que se encuentra en el piso alto.

La "Coveta" es una pequeña capilla situada en un nivel inferior, consecuencia de las reformas efectuadas en el siglo XIX en el Altar Mayor y en el camarín de la Virgen situado en el piso superior. Se cubre con una bóveda rebajada, la capilla está presidida como hemos comentado por una talla de Cristo en la cruz. Desde 2014 encontramos en la mesa del altar una réplica del "Santo Cáliz" con una reliquia de la sangre de san Juan Pablo II. En los muros laterales de la capilla encontramos en el interior de sendas hornacinas dos tallas, una de san Ramón Nonato y otra de san Antonio de Padua.

En los espacios que quedan libres entre las salidas del óvalo encontramos un total de cinco peanas adosadas a los pilares que albergan sendas imágenes de santos y santas. San Ignacio de Loyola que lleva en sus manos un libro abierto con el lema "Ad maiorem Dei gloriam", Santa Bárbara virgen y mártir portando la Santa Custodia, San Francisco de Paula fundador de los monjes mínimos y San Juan Evangelista llevando la pluma y el evangelio, las cuatro obras atribuidas a Ignacio Vergara en el siglo XVIII. Una quinta escultura representa a San José de Calasanz al que acompañan un grupo de niños, pues el santo fue el fundador de la Orden de los Escolapios, encargados de la educación de los jóvenes. La obra fue realizada en 1949 por el escultor Francisco Gutierrez Frechina (* Sueca 19-11-1908 † 14-09-1950).

La mesa de celebración eucarística del Altar Mayor destaca por las esculturas de los cuatro símbolos de los evangelistas: El toro, el águila, el hombre alado y el león que sirven de sustento a la mesa. Son obra de José Esteve Bonet realizadas en 1802. Las tallas del Ángel y del León son copias ya que los originales fueron destruidas en la Guerra Civil de 1936.

Otro elemento digno de mencionar es el púlpito y el tornavoz (cubierta del púlpito) que se adosa al muro en el lado de la epístola. Está realizado en madera trabajada en dorado y policromada a imitación del mármol. Es obra del arquitecto y escultor nacido en Muro de Alcoy (Alicante) Tomás Artigues realizado en el siglo XVIII y desarrolla su planta en forma hexagonal. Al interior del templo asoman siete balcones o tribunas decoradas con columnas de estuco semejando mármol. En la tribuna central que enfrenta al Altar Mayor se sitúa el órgano.


Lo más destacable desde el punto de vista arquitectónico de la Basílica es su monumental cúpula de planta ovalada de 18,75 metros de anchura, la articulación entre el recinto oval y el camarín, y como no los frescos de Antonio Palomino de la bóveda.

La bóveda pintada al fresco por Palomino en realidad es una falsa bóveda de ladrillo que fue construida ex-profeso para albergar las citadas pinturas. Entre esta falsa bóveda y el techo de la bóveda original existe un espacio libre bien conocido por los restauradores que recientemente se han hecho cargo de la restauración de las pinturas de Palomino.

En total la Basílica de la Virgen dispone de cinco puertas que se abren a la calle, tres de ellas recayentes a la Plaza de la Virgen, una cuarta portada se abre a la calle de la Leña (fachada posterior) y la quinta se abre a la calle que forma pasaje con la Catedral, llamada Puerta de Bronce, que es la principal de la Basílica. De las tres puertas recayentes a la Plaza de la Virgen, la situada en el extremo izquierdo fue cegada ya entrado el siglo XX y en su lugar se ha dejado una ventana, por lo que a día de hoy sólo dispone de cuatro entradas. Esta puerta actualmente cegada permitía el acceso a la escalera que sube al camarín de la Virgen y evitaba que los feligreses deambularan por el interior de la Basílica para subir al camarín molestando así a los feligreses que escuchaban misa.

Sobre el dintel de las portadas de la plaza de la Virgen figuran el escudo representativo de la Basílica de la Virgen (Una cruz con dos niños inocentes a sus pies), realizados por Vicente Navarro y colocados en su emplazamiento en 1780.

En la puerta recayente al pasaje de la Catedral hay dos pequeñas ventanillas enrejadas a través de la cual puede verse el interior cuando la Basílica se encuentra cerrada. A través de ella puede contemplarse la Virgen iluminada en su altar. A destacar los altorrelieves en bronce del escultor Octavio Vicent de factura moderna que relatan diversos hechos relacionados con la historia de la Virgen de los Desamparados.

Explicación de los paneles de bronce: de izquierda a derecha y de arriba a abajo

Este panel quiere representar la fiesta de la Virgen de los Desamparados que se celebra el segundo domingo de mayo. Aparece la imagen de la Virgen con los distintos estamentos eclesiásticos y municipales que intervienen en la procesión.

Este panel es tal vez una de las más emotivas escenas de todos los bronces que figuran en esta puerta, ya que representa el momento en que los niños son izados ante la imagen de la Virgen de los Desamparados, poniéndolos bajo su amparo y protección. En este panel figura en en ángulo inferior derecho la firma del autor: Octavio Vicent.
Este panel refleja el momento en que el papa Benedicto XIII aprueba la fundación de la Cofradía de la Virgen de los Desamparados en 1414. La escena que se desarrolla en la ciudad castellonense de Morella, la preside además del Papa, el rey de Aragón Fernando de Antequera y el santo valenciano San Vicente Ferrer.

Aquí vemos la escena en la que el padre Jofré cuando iba camino de la Catedral defiende a un loco del ataque de los niños, que al grito de al loco, al loco, lo persiguen y lo apedrean. Esta escena era muy habitual en las calles de la ciudad.
En esta escena se representa la asistencia de la Cofradía de la Virgen de los Desamparados a los reos condenados a muerte. Los condenados son acompañados por los miembros de la Cofradía que les dan asistencia moral y espiritual.

En otra escena se ha querido representar el Hospital dels Folls con la asistencia a los enfermos por parte de los cofrades de la Virgen de los Desamparados.

En esta escena podemos ver como la imagen de la Virgen de los Desamparados en su representación más antigua como imagen yacente es colocada sobre los ajusticiados para que le acompañe hasta el lugar de la sepultura. Es el origen de la actual imagen de la Virgen.

En el último panel se ha querido representar la realización de la imagen de la Virgen de los Desamparados por unos ángeles que se hacían pasar por peregrinos.

Casi justo enfrente, en la pared exterior de la Catedral en ese pasaje, podemos observar una estancia curiosa. Se trata de una pequeña capilla, protegida por una reja, en donde se realizó la primera misa después de que Jaume I reconquistara la ciudad en 1238. Una placa conmemorativa nos lo recuerda.

Enfrente de esta puerta si que podemos observar una capilla perteneciente a la Catedral con una imagen de San Vicente Ferrer, de factura moderna. Es precisamente en esta capilla donde se encontraba la imagen de la Virgen de los Desamparados antes de la construcción de su Basílica. Es la conocida como Capilla dels Tapiners.

La Basílica de la Virgen de los Desamparados es el primer templo que se construyó en Valencia en el siglo XVII, no alzándose sobre ninguna otra iglesia anterior, sino sobre los terrenos de la vivienda particular del que fuera arcediano mayor de la Catedral. Hay que señalar que la cúpula como ya hemos dicho no está centrada, sino desplazada hacia la Catedral.

A destacar como hecho curioso que la zona donde se encuentra la Basílica se corresponde con el foro romano de la ciudad de Valencia, recientes excavaciones realizadas en La Almoina así nos lo indican. Cabe destacar que en la fachada principal de la Basílica podemos encontrar cinco sillares que no son más que lápidas, monumentos funerarios e inscripciones de época romana y que fueron reutilizados en la construcción de la Basílica en el siglo XVII.

Para la interpretación de los textos lapidarios hemos seguido a Antonio de Saboya y Moura (1748-1808), conde de Lumiares que interpretó los textos y sus dedicatorias de la siguiente forma:

• Al dios Asclepio (Esculapio-Dios de la Medicina). Asclepio / deo / L(ucius) Cornelivs / Hyginivs / sevir / avgvstalis. Que se puede traducir como: Al Dios Asclepio, Lucio Cornelio Higinio, seviro augustal.

• Inscripción sepulcral a Sertoria Máxima. Se trata de una doble inscripción; a la izquierda se puede leer Sertorae / Q(inti) F(iliae) / Maximae / M(arcus) Antonvs / Avitvs / Vxori. Que se podría traducir como: Marco Antonio Avito a su esposa Sertoria Máxima, hija de Quinto. La inscripción de la derecha dice: Sertorae / Q(inti) F(iliae) / Maximae / Antonia / M(arci) F(iliae) Lepida / matri. Que se podría traducir como: Antonia Lepida hija de Marco a su madre Sertoria Máxima hija de Quinto.

• Memoria sepulcral del liberto Anatellon a Antonia Lépida. Antoniae / M(arci) F(iliae) / Lepidae / Anatellon / lib(ertus) que se podría traducir como: El liberto Anatellon a Antonia Lépida hija de Marco.

• Lápida recordatoria a Julia Mammea madre del emperador Alejandro Severo. Ivliae / Mammae / ae avg(vstae) ma / tri imp(eratoris) caes(saris) / Severi Ale / Xandri Avg(vusti) / valentini / veterani / et veteres. Traducción: Los valentinos antiguos y los veteranos a Julia Mammae, augusta madre de nuestro augusto emperador Alejandro Severo.

• La última lápida es ilegible pero por referencias que nos han llegado sabemos que el sillar era una gran loa de alabanza de Aelio Máximo al emperador Marco Aurelio Probo. La lápida decía: Pietati jvstitia fortitvdine / et pleno omnivm virtvtvm / principi vero caesari / germanico avg(usto) victoriarvm / omnivm nominibvs inlvstri / m(arco) avr(elio) probo p(io) f(elici) invicto avg(usto) / pon(tifici) max(ximo) trib(unicia) p(otestate) qv(inta) p(atri) p(atriae) co(nsuli) IIII pr(o)c(onsuli) / allivs maximvs v(ir) c(onsularis) leg(atus) ivr(icundo) / prov(inciae) hisp(aniae) tarraconensis / majestati eivs ac nvmini / dicatssimvs. Que se puede traducir como: A Marco Aurelio Probo, pío, feliz, invicto, augusto, pontífice máximo, con potestad tribunicia por quinta vez, padre de la patria, cónsul cuatro veces, procónsul, lleno de piedad, justicia y fortaleza, y de todas las virtudes, príncipe heredero, Cesar, emperador germánico, augusto e ilustrado con las denominaciones de todas sus victorias, dedicó este monumento Aelio Máximo, varón consular, legado con el derecho de aplicar las leyes en la provincia Hispano-Tarraconense, afectísimo a su majestad y sagrada persona.

Nota del autor Sobre los restos romanos encontrados en la época de construcción de la Basílica, hay un libro escrito por Joseph Vicente Olmo en 1653 que lleva por titulo "Lithología o explicación de las piedras y otras antigüedades halladas en las çanjas (léase zanjas) que se abrieron para los fundamentos de la capilla de Nuestra Señora de los Desamparados".

Los frescos de Palomino La intervención en la cúpula de la Basílica de los Desamparados de Valencia ha servido para recuperar todo el color de los frescos que pintó Antonio Palomino en 1701, pero también ha rehabilitado el nombre de este artista y tratadista cordobés, pintor de cámara de Carlos II (1665-1700), cuya labor pictórica ha tardado siglos en reconocerse, aunque hoy es considerada fundamental en la producción mural del Barroco Español.

Antonio Palomino considerado en la actualidad una de las figuras más interesantes del periodo de transición del siglo XVII al XVIII, dejó una huella notable en Valencia (más que en ninguna otra ciudad), que podía ser mayor si los 1.200 metros cuadrados de bóveda pintados en la Iglesia de los Santos Juanes (serían el mayor fresco del mundo) hubieran sobrevivido a los cuatro incendios que casi arrasaron el templo durante la Guerra Civil.

Fue este edificio de los Santos Juanes precisamente el motivo de su llegada a Valencia en 1697. El clero de la parroquia había encargado una nueva decoración, pero no estaba satisfecho con los resultados iniciales, así que pidieron ayuda al rey. Carlos II envió a su pintor de cámara, Palomino, quien corroboró la impresión de los capellanes, vio el gran espacio que se ponía en sus manos y aceptó el reto. Se eliminó lo hecho y pintó el presbiterio y todas las bóvedas de la iglesia en los últimos años del siglo XVII. Solo una pequeña parte de aquella obra es hoy visible.

Acabado este trabajo, Palomino diseñó el programa pictórico de la cúpula de la Iglesia de San Nicolás, pero dejó el trabajo manual a uno de sus colaboradores, el valenciano Dionís Vidal (ca.1670-ca.1719).

Pasó entonces a ocuparse de la bóveda de la Basílica de la Virgen, en la que, siguiendo la moda de finales del siglo XVII, se pretendía reformar su aspecto interior. En palabras del delegado del Patrimonio del Arzobispado de Valencia, Jaime Sancho, se trataba de convertir "el cofre cerrado" que era entonces aquel templo elíptico de inspiración renacentista en un "patio abierto". Palomino fue el encargado de poner el cielo a ese claustro (con sus balcones y columnas) que vemos hoy en el interior de la Basílica.


No se conoce con certeza qué tiempo le llevó la cúpula, aunque se considera que debió tardar algo más de un año por las exigencias propias del trabajo al fresco: la última capa de enlucido se ha de aplicar la víspera de plasmar el dibujo, pues el temple ha de penetrar en la masa. Ello implicaba también la necesidad de contar con un gran equipo de albañiles y artistas auxiliares. Primero se tuvo que construir la fina bóveda interior (de dos ladrillos de grosor), que ocultó la linterna renacentista. Después, hubo de prepararse la capa de enlucido, al tiempo que en el suelo los diseños de Palomino se plasmaban sobre papel. Estas hojas, que tenían unos pequeños agujeros en los trazos del dibujo, se sobreponían sobre el mortero aún fresco y se realizaba el estarcido: se soplaba el polvo de hollín sobre el papel, de manera que quedaban unos puntos negros sobre el muro. La mano del artista era la que luego los unía para perfilar el dibujo sobre el que se extendían los colores. Estos se fabricaban de pigmentos naturales (el rojo salía de unos insectos llamados "cochinillas") y cada maestro tenia su receta.

La obra pictórica es un gran canto simbólico de la bóveda celeste o la Gloria Celestial. Para la realización de este gran fresco fue necesario construir una bóveda interior por debajo de la bóveda original de la cúpula. Es en esta nueva bóveda donde queda reflejado el Cielo visto por los ojos de Palomino.

Destaca en la base de los frescos, siete conjuntos simbólicos relativos a la Virgen María, cuatro figuras correspondientes a cuatro letanias lauretianas, mas dos virtudes (la Piedad y la Diligencia) también figuras simbólicas relativas a la virgen y un grupo central presidiendo el resto de las alegorías con la presencia del pelicano.

Cada una de estas figuras quedan separadas entre si por una ventana abierta en la cúpula, hasta un total de siete, enmarcadas con decoración arquitectónica simulada. Cada una de las figuras simbólicas está formada por una alegoría, un óvalo monocromo que simula un bajorrelieve con una escenificación relativa a un milagro de la virgen relacionado con la alegoría que le corresponde y bajo el óvalo una inscripción en latín.

El Pelicano La figura central que se encuentra sobre el Altar Mayor representa la figura del pelicano alimentando a sus crías con su propia sangre, considerado como siempre un símbolo eucarístico. Sobre esta figura el emblema o la insignia de la cofradía, una cruz con dos inocentes-niños en actitud de adoración. Debajo una inscripción dice: "Desertorum protectio". Todo el conjunto enmarcado por un gran dosel o cortinaje que da prestancia al conjunto.

La Piedad La virtud de la Piedad está representada por una matrona que lleva una cornucopia vuelta hacia abajo mientras vacía el cuerno de la abundancia, con la mano izquierda señala el corazón. El óvalo monocromo representa a un grupo de hombres que recoge a un enfermo y lo depositan en una cama.

Salud de los enfermos Una las letanías refiere: Salud de los enfermos, representado por una alegoría que adopta forma de mujer que lleva en su mano izquierda un bastón con una serpiente enrollada mientras que en la derecha levanta una copa. Sentada sobre la cartela monocroma que lleva una imagen de un enfermo en cama siendo curado por la Virgen. Por debajo de la cartela una inscripción dice: Salus.

Refugio de pecadores La siguiente letanía es Refugio de pecadores. Vemos una alegoría representada por un hombre con armadura que lleva un espada en su mano derecha y un escudo con el emblema del ancla y el delfín enroscado, en su mano izquierda. En el óvalo monocromo la virgen acude en auxilio de un hombre que esta siendo asaltado por unos bandidos. Debajo una tarjeta que dice: Refugium.

Consuelo de los afligidos Una tercera letanía nos dice: Consuelo de los afligidos y se representa por una alegoría en forma de mujer que acoge a un niño que llora. En el óvalo monocromo, la Virgen consuela a un hombre que ha perdido la casa en un incendio. La tarjeta inferior dice: "Solatium".

Auxilio de los cristianos La cuarta letanía es Auxilio de los cristianos, representado por un hombre con casco y con alas que en su mano derecha sostiene un nido de golondrinas y con la derecha se apoya en un escudo que lleva como emblema un barco. En el óvalo monocromo la Virgen en una gloria de nubes acude en auxilio de un barco en medio de una tempestad. La tarjeta-inscripción inferior dice: "Auxilium".

La Diligencia La Virtud de la Diligencia está representada por una matrona que lleva un objeto en su mano derecha, en la cartela monocroma vemos a un ángel que señala a un grupo de hombres la presencia de un pobre menesteroso.

Por encima de estas alegorías de la Virgen y ocupando la parte central de la bóveda encontramos una miriada de personajes, muchos de ellos identificables por los atributos por los que son conocidos y otros difíciles de identificar. Por encima del Altar Mayor pero sin llegar a ocupar el centro de la bóveda y sin embargo los personajes más visibles de todo el fresco, encontramos la figura de la Santísima Trinidad con la esfera del Cosmos sobre un trono de nubes y ángeles, con la presencia de Dios Padre, Dios Hijo y la paloma del Espíritu Santo. Junto a ellos la Virgen María y San Juan Bautista intercediendo ante la Trinidad por los hombres. Por encima de ellos y ocupando el centro de la bóveda un conjunto de ángeles músicos loando la gloria de Dios.

En el resto de la bóveda encontramos los bienaventurados celestiales agrupados por conjuntos que guardan relación con algunas letanías lauretanas. Es una pena que la altura de la bóveda no nos permita visualizar individualmente cada personaje representado. Así en la letanía Reina de las Vírgenes encontramos a Santa Margarita, Santa Catalina de Siena, Santa Inés, Santa Rosa de Lima, Santa Rosalía de Palermo, Santa Bárbara, Santa Teresa de Jesús, Santa Catalina de Alejandría entre otras. Este conjunto se encuentra inmediatamente detrás de la figura de la Virgen. Otro conjunto es el formado por los doce Apóstoles donde los encontramos con su iconografía habitual y aludiendo a la letanía de la Virgen como Reina de los Apóstoles.

A continuación siguen los personajes alusivos como Reina de los Mártires: San Esteban, San Jorge, San Lorenzo, San Bernardo de Alzira y sus hermanas María y Gracia, San Pedro de Verona, San Mauricio y Santa Úrsula entre otros. Reina de los Confesores, entendiendo como tales a anacoretas y fundadores de ordenes monacales: San Antonio Abad, San Pablo ermitaño y San Onofre todos ellos anacoretas. Como fundadores de ordenes: San Juan de Mata y San Félix de Valois (trinitarios), San Francisco de Asís (franciscanos), Santo Domingo de Guzmán (dominicos), San Bruno (los cartujos), San Pedro Nolasco (mercedarios), San Francisco de Paula (monjes mínimos) entre otros.

Siguen patriarcas y profetas, pues la Virgen es Reina de los patriarcas y Reina de los profetas. Entre ellos Adán, Eva, Jeremías, Abraham, Noé, Jacob, Isaac y otros personajes del Antiguo Testamento difíciles de identificar por no existir biografía iconográfica suficiente para su reconocimiento. En la pléyade celestial también encontramos doctores de la Iglesia: San Jerónimo, Santo Tomás de Aquino, San Gregorio Magno, San Agustín, San Buenaventura y San Ambrosio.

Como Reina de todos los santos encontramos a los santos valencianos: San Francisco de Borja, San Vicente Ferrer, Santa Isabel de Portugal, San Vicente Mártir, San Pascual Bailón, Santo Tomás de Villanueva, San Luis Bertrán y San Pedro Pascual. Como vemos todos ellos valencianos o guardando relación directa con nuestra ciudad. Tal vez el personaje más extraño sea Santa Isabel de Portugal que su único mérito valenciano era ser hija del rey de Aragón nacido en Valencia Pedro III. Su inclusión puede deberse al hecho de incluir a una mujer santa en este elenco valenciano.

Continúa la Santa Parentela, esta por detrás de Juan el Bautista. Vemos a San José (esposo de la Virgen), Santa Ana (madre de la Virgen), San Joaquín (padre de la Virgen), San Zacarias (padre de Juan el Bautista) y Santa Isabel (madre de Juan el Bautista). La virgen María y Santa Isabel eran primas.

La intensidad de los trabajos llevados a cabo hizo que Palomino buscara descanso en Vall d'Uixó hacia 1703. Allí, en gratitud a los duques de Segorbe, dejó su última obra en tierras valencianas: los frescos del ábside de la parroquia del Santo Ángel.

Durante la Guerra Civil Española (1936-1939) el templo fue asaltado en la tarde del martes 21 de julio de 1936. Gracias a la intervención de la Guardia Civil gran parte de las joyas y alhajas de la Virgen de los Desamparados fueron salvadas y puestas a buen recaudo en el Ayuntamiento de Valencia, presidido en aquel entonces por José Cano Coloma (alcalde republicano). La talla de la Virgen sufrió grandes daños y fue escondida detrás de un muro del Archivo Histórico de Valencia. Al finalizar la guerra la imagen tuvo que ser restaurada y las joyas que no habían sido robadas y que se encontraban custodiadas en el Ayuntamiento volvieron a la Basílica. Recientes investigaciones parecen demostrar que el teniente de la Guardia Civil Luis Sevilla Alonso y dos secciones bajo su mando fueron los que físicamente salvaron a la Basílica de ser pasto de las llamas y que el tesoro y la imagen de la Virgen no fueran saqueados. Los frescos de Palomino fueron restaurados en profundidad en 2003.

Galería fotográfica




La Basílica de la Virgen y la Plaza de la Virgen en el recuerdo