Real Colegio Seminario del Corpus Christi
Iglesia del Patriarca o del Corpus Christi - c/Nave nº 1

Declarado en 1962 Monumento Histórico Artístico Nacional.

San Juan de Ribera había llegado a la ciudad de Valencia en 1569 como arzobispo de la diócesis y como Patriarca de Antioquia. En 1583 escribió de su puño y letra la carta fundacional del colegio seminario para la formación de sacerdotes siguiendo las disposiciones del rígido espíritu de la contrarreforma derivada del concilio de Trento. Además el colegio seminario sería un espacio dedicado a la adoración constante de la Eucaristía. La fecha exacta fundacional del colegio se considera el 14 de marzo de 1583.

La primera piedra de la nueva institución fue colocada por el propio san Juan de Ribera el día 30 de octubre de 1586, asistiendo a este acto el virrey de entonces, don Francisco de Moncada, conde Aytona y Osuna, junto con el cabildo catedralicio. Las obras fueron llevadas a cabo por Guillén del Rey que ya anteriormente había intervenido en las obras de la Cartuja de Porta-Coeli en el término municipal de Serra (Valencia).

Construido en un tiempo record, entre 1586 y 1610, el edificio presenta una gran uniformidad arquitectónica. En su fachada muy austera, destaca la galería de arquillos que corona su parte alta y una gran ventana enrejada que ilumina el coro alto de la iglesia. Una torre cuadrada de dos cuerpos rompe la uniformidad en la esquina de esta fachada.

El domingo, 8 de febrero de 1604, aprovechando la estancia en Valencia de Felipe III y su esposa, doña Margarita de Austria cuyos desposorios había bendecido el Patriarca dos años antes en la Catedral valenciana, quiso el arzobispo don Juan de Ribera inaugurar su fundación con el brillo de la majestad real. Los reyes, con su corte, se sumaron a las solemnes fiestas y asistieron a la gran procesión que, desde la Catedral, se dirigió al nuevo templo. Bendecida por el propio Patriarca, se inauguraba la magnífica capilla del Real Colegio de Corpus Christi, cuyas constituciones había redactado de su puño y letra don Juan de Ribera, para regir tan ilustre y venerada institución.

El Patriarca intervino personalmente en las obras encomendadas, elección de artistas, vigilancia de las obras, corrección de planos, rectificación de bocetos, facilitaba ideas para que fueran realizadas por constructores y artistas, todo ello harían de este colegio una obra personal del Patriarca.

En la fachada principal recayente a la calle de la Nave encontramos las dos portadas principales, una junto a la otra. La portada de la izquierda accede a un vestíbulo que lleva por la izquierda a la capilla del colegio. La portada de la derecha da paso a otro vestíbulo que a su vez por una puerta a la derecha accede a la capilla del Monumento y por la puerta que enfrenta, al claustro y por tanto al colegio. Esta disposición tiene la clara intención de que los estudiantes seminaristas no molestaran con su ir y venir los actos que se celebraban en el interior de la capilla. De cualquier manera ambos vestíbulos comparten una puerta común que de normal permanece cerrada. Con anterioridad la portada del colegio seminario enfrentaba a una placeta que llevaba el nombre de plaza "dels Studis". En 1604 cambió su nombre por la actual de plaza del colegio del Patriarca. Al ampliarse el edificio de la Universidad en el siglo XIX la perspectiva de la puerta ha quedado encajonada en la actual calle de la Nave y no permite una perspectiva optima como sin duda debió ser en el momento de su construcción.

La portada principal realizada en 1603 da acceso a la capilla y es la mayor decorada dentro de su simplicidad. Está formada por una puerta adintelada con dobles medias columnas dóricas que se levantan sobre un alto basamento. Estas semicolumnas sostienen un arquitrabe con metopas y triglifos. Por encima de este, un frontón curvo partido en cuyo centro encontramos el escudo del Patriarca y una fecha MDCIII, sobre este, otro frontón más pequeño y una inscripción CORPVS CHRISTI. En el centro de este pequeño frontón un diminuto óculo. Realzan la portadas algunos adornos de bolas.

La segunda portada que permite el paso al colegio, es una sencilla puerta adintelada con escasa o nula decoración.

La parte superior de la fachada esta coronada por una larga galería de arquillos, formada por 26 vanos con arcos de medio punto, obra realizada en 1593 por Miguel Rodrigo y Antonio Morovia.

La torre campanario se sitúa en una de las esquinas del edificio. De planta cuadrada, está construida en ladrillo reforzada en las esquinas con sillares. Construida hacia 1600, lo más destacable es el cuerpo de campanas que sobresale en altura sobre el resto del edificio. Dispone de un vano formado por un arco de medio punto en cada uno de sus lados, los cuales están flanqueados por pilastras dóricas. Una cornisa sustentada por ménsulas y por encima encontramos la terraza con antepechos de ladrillo y adornos de bolas en cada una de las esquinas. En el plano de Antonio Mancelli de 1608, se puede observar con perfección que esta torre disponía de un chapitel de tejas vidriadas con una cruz de bronce, que en la actualidad no tiene y que fue desmontado todavía en vida de san Juan de Ribera, al que no le gustaba el resultado final.

El campanario dispone de un total de ocho campanas llamadas: El Peret (1678), La Xerra (1603), La Morlaneta (1678), La Despertadora o La Bàrbera (1550), El Vicent (1603), L'Andreu (1889), El Beato (1914) y El Mauro (1606).

En la parte inferior de la torre, en la fachada que recae a la calle de la Cruz Nueva, vemos una puerta secundaria que permite el acceso al interior de la capilla o iglesia del colegio. Lo más destacable de esta portada es el escudo episcopal del arzobispo san Juan de Ribera que campea en la parte alta de la puerta.

El conjunto total del colegio es de planta trapezoidal y lo forman dos realidades distintas: la religiosa representada por la capilla o iglesia y la Colegial representada por el claustro:

La Capilla o Iglesia (1590-1597) Es singular en la medida en que dispone de un esquema novedoso en lo que respecta a la planta y el alzado. LLama la atención que esta capilla o iglesia no tiene puerta abierta a la calle, ello es debido a que en origen se trataba de una capilla privativa del colegio y por tanto no tenía culto al público.

El acceso desde la calle se realiza a través de la portada principal ya descrita. Atravesada la puerta de la calle entramos en un gran vestíbulo. Dos puertas: la de la izquierda da acceso a la Capilla, la de la derecha a un segundo vestíbulo al que también se puede acceder desde el exterior por la puerta situada al lado de la principal. Este segundo vestíbulo permite el acceso al claustro y a la Capilla del Monumento como luego veremos.

En el muro a la izquierda, veremos un imponente caimán disecado colgado de la pared, reptil traído de tierras americanas y que fue regalado al colegio. Se trata de un caimán del Caribe y fue regalo del virrey del Perú al arzobispo san Juan de Ribera. El arzobispo lo crió en los jardines de su residencia de la calle Alboraya y allí vivió hasta que el 7 de junio de 1606 murió. San Juan de Ribera lo colocó entonces en el vestíbulo de la iglesia para recordar a los visitantes el silencio que se debe adoptar en este lugar.

Sobre este caimán existe una leyenda que dice así: Convertido en feroz dragón por la leyenda, habitaba en el cauce del río Turia atemorizando a las gentes que por allí se acercaban, y sin que nadie pudiera hacerle frente, hasta que un día un despechado y valeroso joven le hizo frente utilizando la astucia como aliada. Dotado de una armadura revestida de espejos logró inmovilizarlo con el resplandor del sol en los espejos, al verse sorprendido el animal por la luminosidad que tal figura desprendía, lo mató entonces el joven con un golpe certero. Desde entonces quedó expuesto en el vestíbulo de la iglesia del colegio del Patriarca. Popularmente se le conoce como el dragón del Patriarca.

A través de una puerta de estilo clasicista, situada a la izquierda como hemos dicho, accederemos a la capilla del colegio que desemboca a los pies de la iglesia justo debajo del coro alto. La portada está formada por una puerta adintelada, y a cada lado dos columnas corintias de fuste estriado sobre alto basamento. Estas sostienen un entablamento donde encontramos un friso con un relieve con el escudo del patriarca y rematado por un frontón triangular. El vestíbulo se encuentra decorado con un alto zócalo de azulejos y en el techo por un plafón con una pintura alusiva a la Eucaristía y en él un texto con la divisa episcopal extraída del Génesis: "Tibi post haec, fili mi, ultra quid faciam" (Después de esto, ¿Que más puedo hacer por ti, hijo mío?). Esta divisa y el escudo del patriarca lo encontraremos repetidas veces por todo el edificio. Se ilumina la sala a través de una pequeña ventana que permite el paso de luz del exterior.

La capilla o iglesia fue realizada entre 1590 y 1597 por el maestro Guillén del Rey. Tiene planta de cruz latina de una sola nave, tres tramos y un cuarto tramo ocupado por el coro alto; en el crucero cúpula de ladrillo en forma de media naranja con tambor y linterna que apoya sobre pechinas. Al exterior el tambor dispone de ocho ventanas adinteladas entre columnas adosadas y una pequeña linterna en la parte superior. La cúpula se cubre con teja vidriada blanca y azul. La luz que penetra a través de esta cúpula es totalmente insuficiente, lo que hace que la capilla permanezca siempre en una situación de semipenumbra, casi con total seguridad que ese era el efecto deseado. Dispone de capillas laterales de poca profundidad en los laterales de la nave.

La decoración arquitectónica de la capilla se compone de grandes pilastras estriadas de orden corintio que descansan en altos pedestales. Estas sujetan el entablamento donde se apoyan las bóvedas con plementería de ladrillo. Las capillas laterales que se abren a la nave principal, están formadas por arcos de medio punto que descansan sobre pilares cuadrados estriados de menor tamaño.

Dispone la iglesia de dos capillas laterales no muy profundas, a cada lado de la nave central. En cada una de estas capillas luce un retablo dorado dedicado a vírgenes o santos. A los pies de la iglesia se sitúa el coro alto. En la bóveda que sustenta el coro (sotocoro), destaca la clave de la bóveda y las pinturas alusivas a la Eucaristía. No hay que olvidar tampoco el revestimiento cerámico del zócalo, tradicional del arte valenciano y que rodea el interior del templo. Este está formado por azulejos de Talavera y se decora con dibujos de punta de diamante.

Los retablos de las capillas laterales fueron trazados por Bartolomé Matarana entre 1600 y 1603 y ejecutados por Francisco Pérez.

Todas las paredes interiores de la iglesia y de las capillas están pintados con interesantísimas pinturas murales al fresco con retoques a seco, del genovés Bartolomé Matarana (* ca.1550 † ca. 1625), realizadas entre 1597 y 1605. Bartolomé Matarana vino a España en 1573 de la mano de Fernando Carrillo de Mendoza, conde de Priego. Después de trabajar para el conde en Cuenca, pasó por Segorbe y en 1597 recala en nuestra ciudad para ponerse al servicio de San Juan de Ribera y trabajar en la iglesia del Corpus Christi. En 1605 terminado su trabajo, vuelve a Cuenca y perdemos su rastro en la península.

El trabajo pictórico comenzó por las bóvedas de la nave transepto y por su cúpula, en el tambor Matarana pintó, dieciséis profetas del Antiguo Testamento (Jeremías, Isaías, Ezequiel, Baruch, Daniel, Oseas, Joel, Amós, Abdías, Miqueas, Nahum, Habacuc, Jonás, Ageo, Zacarías y Malaquías) y en las pechinas los cuatro evangelistas (San Marcos, San Lucas, San Juan y San Mateo).

Los plementos de las bóvedas de la nave transepto están adornadas con alegorías de las virtudes cardinales y teologales, todas ellas dotadas de sus correspondientes atributos. Representadas como figuras femeninas, pretenden escenificar los medios necesarios para conseguir la salvación. En la nave del evangelio (encima de las escenas de San Vicente Mártir): la Fortaleza (con una columna), la Templanza (con dos jarras), la Prudencia (con un espejo) y la Religión (con el libro de las Escrituras). En la nave de la epístola (encima de las escenas de San Vicente Ferrer): la Fe (abrazando una cruz de madera), la Esperanza (con un áncora), la Caridad (con dos niños suplicantes) y la Justicia (con espada y balanza).

En los plementos de las bóvedas de crucería de la nave central, diversas figuras angélicas con filacterias escritas en latín, en el intradós de los arcos fajones y en las enjutas de los arcos formeros atributos relativos a la Eucaristía (racimos, espigas, panes, cálices, hostia y cordero) y en los entrepaños de la tribuna figuras con las Sibilas de la antigüedad. En la bóveda donde se sitúa el coro, vemos a Dios Padre con una gloria de ángeles músicos, mientras que en el muro de los pies se representa el misterio de la Encarnación.

En las pinturas al fresco del frontal del presbiterio vemos la representación de un pelicano dando de comer a sus crías (alegoría de la eucaristía) y la adoración de la misma por todos los santos; a ambos lados del retablo mayor, San Pedro a la izquierda y San Pablo a la derecha, como pilares de la iglesia católica romana. En los muros laterales del presbiterio, en el lado izquierdo escena del martirio de San Mauro y en el lado derecho el martirio de San Andrés, ambos declarados por San Juan de Ribera santos titulares de la capilla.

El presbiterio situado más alto que el resto del templo, se encuentra flanqueado por una barandilla de bronce obra de Miguel Vielsa. En el presbiterio de cabecera recta se encuentra el retablo mayor diseñado por Bartolomé Matarana y tallado en madera por Francisco Pérez en 1600. Los trabajos de estofado y dorado son de Matarana. En él encontramos un lienzo con la impresionante Última Cena de Francisco Ribalta que preside el centro del retablo, lienzo realizado en 1606. Al lienzo le rodean tres columnas de orden compuesto en cada uno de sus lados, realizadas en jaspe verde, apoyan sobre un banco y sustentan un entablamento con un frontón partido con dos volutas enroscadas. También encontramos dos figuras recostadas con espigas en las manos sobre las volutas recurvadas de su frontón partido. Todo el retablo se encuentra dorado y guarda cierta similitud en su distribución con la portada de la calle que ya hemos descrito con anterioridad. El zócalo del retablo por debajo de las triples columnas se decora con dos relieves policromados representando a Aarón y Melquisedec.

Se da la característica que este lienzo puede ser desplazado de su ubicación para dejar al descubierto una talla de Cristo en la Cruz que hay oculto detrás del lienzo, operación que se realiza todos los viernes del año. Esta obra fue un regalo de Margarita de Cardona y se encontraba en una iglesia de Silesia. Esta fechado en torno al año 1500 (siglo XVI).

Este lienzo es de lo más destacado de toda la iglesia, en el cuadro podemos ver representado el Santo Cáliz tal y como lo podemos observar hoy día en su ubicación en la catedral de Valencia, que por aquel entonces no se encontraba expuesto a la vista del pueblo, por lo que es seguro que el pintor lo tuvo delante de sus ojos en el momento de pintar el lienzo. En el ático del retablo un pequeño lienzo de la Natividad también de Francisco Ribalta de 1610.

En los muros del transepto, Bartolomé de Matarana pintaría a partir de 1601, diversas escenas de la vida, milagros y martirio de San Vicente Mártir (lateral izquierdo) y de San Vicente Ferrer (lateral derecho). El transepto o crucero era el lugar reservado a los colegiales para su asistencia a las ceremonias litúrgicas, así como la nave central estaba reservada a los fieles y el presbiterio a los oficiantes.

En las paredes del transepto, en el lado de la epístola (derecha), frescos de la vida de San Vicente Ferrer: escena del Compromiso de Caspe, escena de la entrega en 1601 de la reliquia de San Vicente Ferrer a los emisarios del Patriarca y la muerte del santo en Vannes (parte superior de entrada a la capilla de san Mauro). En la escena del compromiso de Caspe podemos ver al pintor representado en uno de los personajes concretamente en una figura situada a la izquierda, vestida con blusón negro con golilla blanca y mirando de frente al espectador. Esta imagen se encuentra algo más iluminada que el resto.

En el lado izquierdo de la nave del transepto diversas escenas con representaciones de la tortura de San Vicente Mártir. En la primera de ellas San Vicente Mártir está siendo juzgado por el prefecto romano Daciano, mientras en un segundo plano vemos al santo siendo torturado con garfios de hierro mientras le arrancan la piel. Un segundo fresco (frente al anterior, encima de la puerta de entrada a la sacristía), la muerte del santo en un lecho de rosas. La tercera escena, la más grande, vemos al santo siendo torturado con fuego echado sobre una parrilla, mientras que el prefecto Daciano desde lo alto de su palacio ordena la tortura.

Capilla de la Trinidad o de Todos los Santos En la capilla lateral del lado de la epístola (derecha), podemos ver la urna sepulcral con los restos mortales de san Juan de Ribera. Se trata de una urna realizada a finales del siglo XIX por José Cotanda en madera sobredorada y plateada. Esta sustituye a la anterior obra del escultor Joaquín Vidal y diseñada por el arquitecto Vicente Marzo (* Valencia 1763 † 1824) que fue destruida por los franceses durante la guerra de la independencia. La urna está sostenida por leones dorados.

En el centro del retablo encontramos un lienzo pintado en 1796 por Juan Bautista Suñer (1750-1815) que representa la última comunión de san Juan de Ribera. Sobre el altar pinturas al fresco obra de Matarana con la "Déesis" o Intercesión de la Virgen María y san Juan Bautista ante la Santísima Trinidad y en los muros laterales la Asamblea de todos los Santos. En ella podemos ver a distintos santos en procesión: santa Catalina de Alejandría, santa Bárbara, santa Agueda, san Gregorio, san Francisco, san Agustín, santo Domingo, santa Lucia etc.

Anteriormente el centro del retablo lo ocupaba el lienzo del Ángel Custodio obra del italiano Vincenzo Conto que ahora se encuentra debajo del coro alto.

Al igual que ocurre con el Retablo Mayor la pintura de Suñer puede ser ocultada para dejar a la vista del público la urna con los restos mortales de san Juan de Ribera, ya que se trata de un lienzo de los llamados bocaporte.

En las paredes laterales de la capilla dos lienzos uno de Joan de Sariñena obra de 1607, con el "Venerable Francisco del Niño Jesús y la Virgen" y la otra con "santo Tomás de Aquino", realizada en 1800 por Vicente Castelló y Amat (1787-1860).

Capilla de la Virgen de la Antigua En la capilla de enfrente encontramos la Capilla de la Virgen de la Antigua, con un retablo realizado en 1601 por Pedro de Gracia y Francisco Pérez. En el centro una tabla renacentista de Nuestra Señora de la Antigua, obra del portugués Vasco Pereyra (* 1540 † 1618) realizada hacia 1600. Esta imagen es copia fiel de la que se encuentra en Sevilla.

Flanqueando a la Virgen de la Antigua frescos de Bartolomé Matarana representando a san Joaquín y santa Ana (padres de la Virgen). En los muros laterales escena de la Visitación a santa Isabel con los retratos del monje carmelita fray Francisco del Niño Jesús y del venerable Pedro Muñoz, ermitaño de Puzol que se encuentra enterrado en el crucero de la iglesia. Enfrente la Huida a Egipto con los retratos del dominico fray Pedro Domingo Anadón con dos colegiales, y en actitud orante al obispo auxiliar Miguel de Espinosa estrecho colaborador de san Juan de Ribera y persona imprescindible junto a san Juan de Ribera en la construcción del colegio. Los frescos fueron realizados por Bartolomé Matarana hacia 1602.

Recordar que la Virgen de la Antigua recibe gran devoción en la Catedral de Sevilla y que san Juan de Ribera era natural de dicha ciudad. En la escena de la huida a Egipto podemos ver pintado a un personaje de especial importancia en la vida del colegio; se trata de un retrato de Miguel de Espinosa (1530-1601), obispo auxiliar de san Juan de Ribera entre 1579 y 1601, mano derecha del Patriarca y primer rector del colegio. En la pintura se le representa vestido de clérigo y con la mitra encima de una mesa (era obispo titular de Marruecos). Si especial importancia tiene el personaje del fundador del colegio, no menos fue la de este obispo que supo llevar a la práctica y desarrollar con lealtad y fidelidad todas las ideas de san Juan de Ribera.

Capilla de las Benditas Almas o de la Comunión En la capilla lateral del lado de la epístola, encontramos la capilla de las Benditas Almas, donde además se encuentra el Santísimo Sacramento. En el centro del retablo, realizado por Francisco Pérez entre 1601 y 1605, un lienzo alusivo a las almas obra de Federico Zuccaro (1542-1609). En él vemos a la Virgen María y a Cristo intercediendo por las almas del purgatorio. Pintado en Roma hacia 1600.

En las paredes laterales frescos de Matarana realizados hacia 1603 representando la misa del papa san Gregorio en el monte Celio y en la de enfrente escena con un pasaje de la vida de san Judas Macabeo. En ella vemos los sufragios ofrecidos por Judas Macabeo después de la batalla.

Capilla de san Vicente Ferrer Frente a esta, la Capilla de san Vicente Ferrer. El retablo es obra de Francisco Pérez entre 1601 y 1605. En el centro del retablo un lienzo pintado por Francisco Ribalta en 1605, con la escena de la aparición de Cristo al santo en presencia de santo Domingo de Guzmán y san Francisco de Asís. Dicha escena representa la curación milagrosa del santo ocurrida en la ciudad francesa de Avignon en 1398.

La anterior advocación de esta capilla era la de los Santos Juanes, pero seguramente cuando fue traída la reliquia de san Vicente Ferrer a Valencia, cambio la titularidad de la capilla por la de este santo valenciano.

Las pinturas al fresco de esta capilla realizadas por Matarana hacia 1603, representan diversas escenas relacionadas con la llegada de la reliquia de san Vicente Ferrer a Valencia en octubre de 1601 y destacan porque en ellas podemos reconocer perfectamente varios monumentos y lugares de la época.

Sobre el techo del coro, pinturas al fresco representando a Dios Padre en compañía de ángeles músicos, también de Bartolomé de Matarana.

En el transepto podemos encontrar dos puertas gemelas, la puerta del lado del evangelio conduce a través de una pasillo a la sacristía, mientras que la puerta del lado de la epístola a la capilla de san Mauro. Ambas puertas realizadas en 1599 por el tortosino Joan Gaspar Bruel en orden dórico.

La capilla de san Mauro es una pequeña habitación cuadrada donde se encuentran los restos de este niño mártir cuyos restos fueron encontrados en Roma en 1599 y traídos a Valencia por voluntad del Arzobispo san Juan de Ribera. En la capilla encontramos un retablo en cuyo centro y protegidos por un cristal se encuentran los restos del santo mártir, a excepción de la cabeza que se encuentra en un relicario en la capilla de las reliquias. Los mismos se encuentran en una arqueta de madera forrada de terciopelo rojo por su parte superior.

San Mauro, era hijo del tribuno Claudio que fue asesinado por el emperador Numeriano por ser cristiano. Sus hijos, entre ellos Mauro fueron decapitados en el 283 (siglo III). San Mauro es el tercer patrón de Valencia, después de san Vicente Ferrer y san Vicente Mártir y además es abogado de las lluvias. Mauro es nombre procedente de la provincia romana de Maurus en el norte de África.

La sacristía mayor es una habitación de planta rectangular, en cuyas paredes encontramos lienzos de Francisco Ribalta, Vicente López y Camarón. La cajonería de madera de nogal, es obra de Pedro de Gracia. Tiene rango de capilla por lo que se encuentra presidida por una imagen de Cristo crucificado.

Adosada al muro que forma el paso entre la sacristía y la sala de reliquias encontramos una pila lavamanos. Realizada en mármoles y jaspes de distintos colores en 1599, sus tres grifos de bronce se hallan enmarcados por cuatro pilastras con capiteles de mármol blanco de Carrara. Por encima de estos, un altorrelieve con el emblema eucarístico omnipresente en todas las dependencias del colegio. Remata el conjunto un frontón curvo, adornado con un pequeño obelisco y dos adornos de bolas.

A través de la sacristía accedemos a la Capilla de las Reliquias, situada detrás del Altar Mayor. En esta sala fueron reunidas en 1607 todas las reliquias diseminadas por la iglesia, capilla que fue construida con este único fin. En esta pequeña sala cuadrada encontramos un pequeño altar y un gran armario donde se guardan las reliquias. De sus paredes cuelgan diversos lienzos de finales del siglo XVI y principios del XVII.

Este gran armario fue decorado por el dorador Tomás Gil de Bolanyos y el pintor Tomás Hernández (* Valencia). Preside la estancia un altar con un lienzo que lleva por título "tríptico del juicio del alma", obra de Luis de Morales de 1567. En él podemos ver que la imagen del difunto es la cara del arzobispo san Juan de Ribera, cuando era joven y siendo obispo de Badajoz.

Los muros de la sala están cubiertos por un alto zócalo de azulejería y la bóveda está pintada por Jerónimo Chavarri en 1608. Entre los cuadros que encontramos en la sala destaca "La oración de Cristo en el huerto de los olivos" obra del cremonés Antonio Campi.


Fotos gentileza de Salvador Raga Navarro de www.caminodesanvicentemartir.es

Entre las reliquias que se encuentran catalogadas encontramos: un cráneo de uno de los santos inocentes, tierra del santo sepulcro, una de las espinas de la corona, el velo de la Virgen María, el cinturón de san Pascual Baylón y diversos lignun crucis e innumerables reliquias de santos y mártires. Podemos encontrar hasta un total de 38 relicarios de distintos tipos, en forma de cajas o arcones, con forma de brazos o de bustos.

Junto a la sala de las reliquias se encuentra otra sala de planta cuadrada; es la conocida como Sala de Ornamentos, donde se guardan las vestiduras usadas en los distintos actos religiosos. Destaca la capa pluvial del arzobispo san Juan de Ribera, bordada en 1599 y que fue utilizada por el arzobispo para unir en matrimonio al rey Felipe III y a Mariana de Austria en la Catedral de Valencia.

De vuelta a la iglesia, en el suelo del crucero se conserva la lápida sepulcral de san Juan Ribera, en cuya cripta estuvo enterrado hasta 1796 en que fue beatificado y sus restos pasaron a la actual capilla de la Trinidad o de Todos los Santos.

Vueltos otra vez al vestíbulo de entrada a la iglesia, otra puerta situada enfrente da paso al segundo vestíbulo, y desde aquí accederemos al claustro, uno de los más antiguos y puros patios renacentistas de España. No obstante tal vez tengamos que salir a la calle y entrar por la puerta de al lado para acceder a este segundo vestíbulo, cuadrado y más pequeño que su homologo.

El Claustro construido por Guillén del Rey en 1599, es uno de los más bellos del Renacimiento español. Las columnas dóricas y jónicas son de mármol de Carrara. En el centro del patio se encuentra la estatua sedente de san Juan de Ribera, realizada y firmada por Mariano Benlliure en Roma en 1896. Esta escultura sustituyó a la fuente de mármol realizada en 1603 por los canteros Bartolomé Abril y Juan Bautista Semería. La fuente tenía en su centro una figura de época romana denominada La Palletera que representa a un magistrado romano con un rollo de papiro en una de sus manos. La figura a la que le faltaba la cabeza se le colocó una cabeza de mujer pensando que por sus ropajes se trataba de una dama. Había sido encontrada en las excavaciones del subsuelo que se realizaron al comenzar la obra y fue colocada en el centro del claustro por orden del mismísimo san Juan de Ribera. Actualmente se encuentra en dependencias del colegio.

En la base de la escultura de san Juan de Ribera podemos leer en la parte anterior la siguiente inscripción: "Tibi post haec, fili mi, ultra quid faciam", lema de patriarca y bajo ella la dedicatoria "Al Beato Juan de Ribera" junto con el símbolo eucarístico y la cruz patriarcal y en la parte posterior "Murió en este colegio jueves 6 de enero de 1611 a los 78 años de edad. 1er centenario de su beatificación. Año 1896".


Más fotos del claustro

Sin duda la obra más hermosa de este colegio es el claustro. No puede darse mayor acierto en el ordenamiento armónico total encaminado a la belleza del conjunto. Es el triunfo sereno y apacible de la regularidad y la simetría. Es la obra maestra de Guillén del Rey, quien después que labró diversas obras en el templo y colegio del Corpus Christi, recibió el encargo del Patriarca para edificar el claustro monumental, conviniendo los capítulos para su construcción, según consta en los archivos del Real colegio el 26 de noviembre de 1599.

De base rectangular, se dispone a base de 26 arcos de medio punto en cada una de las galerías de los pisos inferior y superior; ocho arcos laterales en cada uno de los extremos más largos y cinco arcadas en las galerías cortas. El Patriarca le facilitó al arquitecto las columnas de mármol blanco, siendo aportada por el contratista la piedra de Ribarroja para dovelaje de los arcos, todo ello por el convenido precio. (Era tan exacto y minucioso en sus cuentas, como en todo, el Patriarca, que consta relación de cuanto se gastó en el Real colegio de Corpus Christi; un total de seis mil libras valencianas, pagaderas en tres plazos).

Dicen las crónicas que las columnas las había adquirido el Patriarca a los duques de Pastrana, príncipes de Eboli, las cuales las habían mandado traer a España procedentes de Carrara, en Génova, con el propósito de construirse un gran palacio en Madrid, pero desistidos del proyecto, las dejaron en los puertos de Alicante y Cartagena, siendo adquiridas, en 1596 para Valencia por el Patriarca, citándose como nota curiosa que en la compra se incluían, con el total del precio, "seis columnas de ágata color gris verdoso", que fueron colocadas en el altar mayor de la iglesia del Real colegio.

El claustro inferior se organiza con arcos de medio punto que descansan sobre treinta columnas dóricas apeadas en altos plintos, mientras que el claustro superior lo hace sobre otras treinta columnas jónicas. La galería superior está rodeada de una balaustrada, presentando los espacios lisos entre arco y arco (enjutas) pequeños óculos decorativos.

En el piso superior se encuentran las celdas del colegio, dependencias oficiales, sala de estudio, archivo, administración, sala rectoral etc. Los accesos a las celdas son sencillas puertas adinteladas exentas de decoración, si bien las paredes de los muros de este claustro alto se decoran con azulejos hasta el techo.

La balaustrada del claustro es obra contratada en noviembre de 1600 por los canteros Bartolomé Abril y Juan Bautista Semería. Las bóvedas de cierre de las pandas es obra de 1602 de los albañiles Guillém Roca y Alonso Orts, que las cierran con bóvedas de arista. Se remata el claustro con adornos de bolas y pirámides. Las galerías de ambos pisos del claustro se decoran con un alto zócalo de azulejos de motivos geométricos en tonalidades verdosas.

En cada uno de los ángulos del claustro inferior podemos observar unos grandes armarios cerrados realizados en madera y pintados que encierran un lienzo cada uno de ellos. Sobre el frontal del armario podemos leer la divisa del Patriarca "Tibi post haec, fili mi, ultra quid faciam".

Por un lateral del claustro se accede por una escalera al pequeño pero interesante Museo del colegio, con obras del Greco, Joan de Joanes, Sariñena, Morales o Ribalta. Se compone de arte religioso de los siglos XVI y XVII. También dispone de una buena colección de pintura flamenca.

Desde el exterior del edificio podemos ver dos torreones en los ángulos del claustro, y que corresponden a las dos cajas de escaleras de que dispone el claustro. La de menor tamaño se remata por una espadaña y aloja en su interior una escalera de albañilería que lleva al piso superior donde se encuentra el museo de pintura al que ya hemos hecho referencia.

Al otro lado del claustro una puerta nos conduce a un vestíbulo que se corresponde con la planta baja de la caja de la escalera principal. Desde este vestíbulo podemos acceder al Aula Magna del colegio (en ocasiones usada como Oratorio) y a un pequeño patio interior descubierto que recibe el nombre de patio romano. Es obra realizada entre 1586 y 1589 y sirve a su vez de distribuidor a diversas estancias del colegio (cocina, dependencias de la sacristía, refectorio, habitaciones privadas de san Juan de Ribera etc.). En una de ellas podemos ver un pozo de piedra. En el patio interior podemos encontrar un panel cerámico fechado en 1796 y realizado por la Real Fábrica de Valencia y dedicado al Santísimo Sacramento del Altar (La Sagrada Eucaristía adorada por los ángeles). Este patio de servicio fue construido entre 1586 y 1589 y en él podemos encontrar una de las columnas adquiridas en 1596 por el Patriarca para el claustro y que no se llegó a colocar. Se corona por la cruz patriarcal en hierro. También las piezas de la fuente renacentista que ocupó el claustro hasta 1896 en que fue colocada en su lugar la escultura sedente de san Juan de Ribera realizada por Mariano Benlliure.

En este vestíbulo además podemos encontrar la escultura romana (siglo V a. C.) conocida como la Palletera, en realidad un togado romano y de la que ya hemos hecho referencia y junto a ella una pila lavamanos de mármol, realizada hacia 1604 por Guillén del Rey.

Desde este vestíbulo arranca la singular y excepcional escalera de vueltas de tres tramos realizada en sillería, y convertida en otra muestra más, del espléndido renacimiento que tuvo lugar en Valencia. Realizada en piedra por excelentes profesionales de la cantería, podemos encontrar su inspiración en la escalera del Palacio d'en Bou, modelo que más tarde se desarrollaría en San Miguel de los Reyes. En el último tramo de la escalera, sobre el dintel de la puerta de la Biblioteca, hay una figura de Hércules cubierto con la cabeza de un león y de origen romano. Se cierra la escalera por una bóveda cuadrangular.

Esta escalera fue comenzada en 1599 por el xetabense Francisco Figueroa. En 1602 se prolongó la escalera en una altura más por la mano de Joan Baixet, Bartolomé Abril y Joan Maria Quetze, este último natural de Milán. Los adornos de bolas de las barandas de la escalera son obra de Guillén del Rey realizadas en 1604.

La escalera conduce al claustro superior, al Archivo de Protocolos y a la Biblioteca del Patriarca san Juan de Ribera que se encuentra en el segundo piso. Sobre la puerta que sale al claustro superior podemos ver otra imagen romana, probablemente del dios Baco.

Al archivo de protocolos se accede desde uno de los ángulos (sur-este) que forman el claustro superior. Se trata de una gran estancia de forma rectangular y en la cual se guardan cerca de 38.000 escrituras notariales que abarcan desde la fundación del colegio en el siglo XVI hasta mediados del siglo XIX. Los documentos encuadernados por fechas y años se encuentran archivados en estanterías de madera.

La biblioteca situada encima del refectorio, se terminó en 1615, es una habitación rectangular, y alberga la gran biblioteca propiedad del Patriarca san Juan de Ribera. Al fondo de la estancia en un nicho de la pared, podemos ver un sencillo altar, en cuya parte superior y en dorado podemos ver en un panel los símbolos del colegio y del Patriarca. Realizado en yeso se decora con dos columnas corintias.

El despacho colegial situado junto al Archivo de Protocolos se compone de dos habitaciones, una que cumple funciones de recibidor y otra de despacho propiamente dicho. Se decora con muebles de la época del Patriarca, y las paredes se adornan con grandes tapices y cuadros de diversa temática. El techo de la sala se decora por una gran pintura al fresco con símbolos del colegio, diversas alegorías, y un retrato de san Juan de Ribera.

Refectorio Situado en uno de los extremos del colegio, es de planta rectangular y tiene acceso tanto desde el patio interior como por el vestíbulo donde se ubica la escalera principal. En este vestíbulo podemos encontrar la pila lavamanos que antecede a la sala.

En el testero de la sala encontramos un fresco realizado por Bartolomé de Matarana en 1599 con la Última Cena. Destaca el hecho, que los apóstoles están sentados en reclinatorios a la típica usanza romana. En la mesa podemos ver el cordero pascual y el Cáliz de la Santa Cena.

La sala muy modificada en la actualidad y sin uso concreto, puede ser usada como sala para exposiciones temporales. Destaca el zócalo de azulejos que se levanta hasta un metro del suelo y que es tónica general en prácticamente todas las habitaciones del colegio.

Capilla del Monumento No conviene olvidar por último, una estancia rectangular a la que se accede por el segundo vestíbulo, y que es la conocida como Capilla del Monumento, dedicada principalmente a los actos de la Semana Santa y por colocar en ella el Monumento del Jueves Santo de donde toma su nombre. También es conocida como Capilla de la Purísima, ya que es su imagen la que preside esta capilla. Obra atribuida a Gregorio Fernández, realizada en madera policromada en 1640 y que fue donada al colegio por la sobrina de san Juan de Ribera, doña María Enríquez de Ribera. Las dos pinturas que adornan el retablo son la Oración en el huerto y la Flagelación de Cristo, obras anónimas de autor italiano. En el banco encontramos la imagen de Cristo yacente, obra de 1608 de Gaspar Giner y que procesiona en la Semana Santa.

Su bóveda se decora con pinturas al fresco salidas de la mano del valenciano Tomás Hernández (discípulo de Matarana) en 1606. Se cubre con bóveda de cañón rebajada y dispone de pequeños lunetos. Es una estancia bastante mal iluminada en cuanto a luz procedente del exterior. Los frescos del techo se encuentran en bastante mal estado de conservación y representan diversas escenas: El sacrificio de Isaac, la serpiente de bronce en el desierto y Jonás devuelto a tierra por una ballena, además de figuras alegóricas que representan la muerte, la salvación y la resurrección. Los frescos del presbiterio representan a ángeles portando elementos de la Pasión (la esponja, los clavos, la escalera etc.). Los muros laterales de la capilla se decora con un alto zócalo de azulejos.

En sus muros laterales podemos encontrar cuatro tapices flamencos de Tournai-Bélgica de hacia 1500-1530. Estos tapices forman parte de una serie de seis tapices que recibió el arzobispo Ribera por herencia de su padre. Agrupados en tres series: la primera de ellas recibe el nombre de Moralidades (alegorías morales) y está formada por tres tapices "La Gracia", "La ira y la pereza" y un tercero denominado "La gula y la lujuria" que no está expuesto en la Capilla. Otra serie la forma la denominada Parábola de la Viña y lo forman dos tapices "La llamada de los operarios" y "El pago del denario", la tercera serie está formada por un solo tapiz y es el segundo que no se encuentra expuesto en la capilla y recibe por nombre "Escenas de la vida de Salomón". Los tapices se atribuyen al taller flamenco de Pieter Van Aelst y fueron restaurados por la Real Fábrica de Tapices en 2016.

Museo del Patriarca (Pinacoteca). Creado en 1959 con los fondos pictóricos acumulados por el colegio a lo largo de los años, se encuentra instalado en parte de lo que fueron las antiguas habitaciones de los colegiales. Las obras de acondicionamiento fueron realizadas por el arquitecto Carlos Soria. fotos del museo

La artística decoración del edificio; los claustros dormidos en su magnificencia; la música sacra, la biblioteca que ofrendan en silencio valiosos incunables; las bellezas artísticas que decoran los diversos aposentos con valiosos objetos del culto y ornamentos, cuadros, esculturas, tapices ... Y el bello museo, donde se ha reunido una valiosa colección de obras de geniales artistas - Juan de Juanes, Francisco Ribalta, el Greco, Mabusse, Van der Weyden, Caravaggio, Pablo de San Leocadio, Luis de Morales, Sebastián del Pombo, Alberto Durero, Vicente López, Juan Sareynena, Pedro Orrente, Jerónimo Espinosa, Salvador Maella, José Vergara, José Estruch, Isidoro Garnelo, Ignacio Pinazo, Mariano Benlliure ... - recuerdo y homenaje al gran enamorado y protector de las bellas artes que realizó la obra magnifica y esplendida, que pone de manifiesto la grandeza de espíritu del santo varón don Juan de Ribera, fundador del Real colegio de Corpus Christi, el más destacado monumento de arte y devoción de Valencia.

En definitiva el colegio, rompe con la arquitectura tradicional en Valencia, si bien no tiene continuidad ya que, responde al refinado gusto del patriarca Ribera, que inmerso en el ambiente contrarreformista supo desarrollar la función de gran mecenas artístico. Es uno de los grandes y más importantes monumentos de que dispone la ciudad. Sin duda hay que visitarlo y como postre enfrente podemos visitar el edificio de la Universidad.

Aunque el grueso de las piezas expuestas en el Museo son obras pictóricas, no conviene olvidar otros muchos bienes muebles que forman parte del culto o forman parte del mobiliario colegial y que de normal no se exponen ni forman parte del museo. Así podemos citar el gran altar de plata con la exposición del Santísimo que normalmente sólo se usa en la festividad del Corpus.

El altar de plata es obra del siglo XIX; en su centro se encuentra la Custodia de las conocidas como de asiento, esta se encuentra en el interior del manifestador eucarístico. A ambos lados dos ángeles turiferarios (portadores de incienso) realizados en el siglo XVIII. El conjunto descansa en un altar con frontal de plata. Diversos candeleros, candelabros y vasos votivos completan el conjunto, que se cierra por la parte superior por un dosel realizado en el siglo XX.

Aun queda por ver un elemento un tanto extraño en la vía pública, ya que a espaldas del colegio quedó un espacio propiedad del mismo sin utilidad alguna, por lo que en 1914 el arquitecto José Manuel Cortina levantó una artística verja de piedra y metal para delimitar la propiedad del mismo, abriendo una especie de patio exterior. Algunas de las puntas de la verja adoptan forma de dragón muy propio del quehacer arquitectónico de Cortina.

El Colegio del Corpus Christi en el recuerdo